Desplazan al embajador en Asunción
Eduardo Zuaín deberá volver a Buenos Aires en los próximos días. Fue vicecanciller de Timerman.
nas duras palabras de Elisa Carrió funcionaron para como una suerte de sentencia contra el embajador de la Argentina en Paraguay, Eduardo Zuaín, vicecanciller de Héctor Timerman. En los últimos días corrió la versión de que la líder de la Coalición Cívica y actual candidata a renovar su banca de diputada por Cambiemos
había pedido la “cabeza” de Zuaín en Asunción. Tras la consulta de Clarín las autoridades en el Palacio San Martín confirmaron que “habrá recambio” en la embajada en Paraguay.
De esta manera la suerte está echada para Zuaín. Diplomático de carrera, volverá al país en unos dos meses sin destino fijo al menos hasta este viernes. Volverá a Buenos Aires por pedido del nuevo canciller Jorge Faurie.
El final casi anunciado de Zuaín, vicecanciller bajo la gestión de Cristina Kirchner entre 2011 y diciembre de 2015, comenzó a barajarse tras las denuncias de Carrió de fines de mayo con un viaje que hizo a Asunción a buscar información sobre narcotráfico en la Hidrovía Paraná Paraguay y tras lo cual Clarín publicó una foto que mostraba que la seguían. Días después, cuando quiso dejar fuera de sus denuncias al títular de la AFI, Gustavo Arribas, la diputada volvió a quejarse de la número dos de la agencia de espías, Silvia Majdalani, y apuntó también contra el embajador de Macri en Paraguay. “Lo que pasa es que allá no puedo avisar a la embajada argentina (se refería a su viaje y a sus investigaciones) porque la
maneja Eduardo Zuaín, el vicecanciller de Héctor Timerman. Eso es un escándalo”, dijo.
A su vez, cuando se le preguntaba por qué apuntaba contra Zuaín, Carrió también ponía de manifiesto su disgusto con que le hubieran dado un destino de embajador habiendo sido el vice del ministro (Timerman) y la presidenta (Cristina Kirchner), que firmaron el memorandum de entendimiento con Irán para dar una vuel- ta de página al conflicto con Teherán por la acusación contra ciudadanos de ese país acusados de ser autores intelectuales del atentado a la AMIA. Zuaín, que hizo varios viajes a encontrarse con autoridades del país persa cuando se estaba negociando este acuerdo, no se encuentra afectado por las acusaciones que sí pesan contra Kirchner y Timerman, entre ellas la denuncia del supuesto encubri- miento por parte de la ex presidente y su canciller que efectuó el ex fiscal Alberto Nisman, muerto en dudosas circunstancias cuatro días después de haber hecho aquella denuncia.
La situación de Zuaín, según informaron fuentes del Gobierno a este diario, no es precisamente mala. Cuando llegó a Asunción tuvo problemas con el canciller paraguayo, Eladio Loizaga, quien resistía que un funcionario de tan alto rango bajo la gestión de Kirchner estuviera en su país. Ocurre que los paraguayos nunca le perdonaron ni a Cristina ni a Dilma Rousseff que suspendieran temporariamente a Paraguay del Mercosur por la destitución en el Congreso de Fernando Lugo. Zuaín era entonces vicecanciller.
Después, el diplomático tuvo problemas porque fue la cara visible del enojo argentino contra un convenio paraguayo estadounidense para que ingenieros militares de EE.UU. formaran parte de unas obras de desarrollo en parte de la Hidrovía sin consentimiento argentino.
Cuando todo eso pasó, y Zuaín ya había encaminado sus vínculos con el gobierno de Horacio Cartes, apareció el "huracán" Carrió. Lo curioso es que, cuando "Lilita" anduvo por Paraguay, el embajador ni siquiera estaba en la sede diplomática ya que cumplía una licencia por asuntos familiares.
Sobre la jefatura de la embajada en Paraguay hubo muchos rumores. Uno de ellos, pero sin confirmar, es que Faurie pensó el titular de Cascos Blancos, Alejandro Daneri, para ese lugar.