Clarín

Cosmética para ocultar contaminac­ión

Diplomátic­o. Presidente de la Academia Argentina de Ciencias del Ambiente

- Raúl A. Estrada Oyuela

El Juez Federal de Morón ha requerido a la Autoridad de la Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR) que antes del 21 de junio responda las objeciones formuladas por la Asociación de Vecinos la Boca (AVLB) y otras tres ONGs, contra las resolucion­es de ese organismo que autorizan la descarga de efluentes contaminad­os en el suelo y las aguas de la cuenca, y de esa forma mantienen su severísima contaminac­ión. El fallo histórico dictado por la Corte el 8 de julio de 2008 en la “causa Mendoza”, ordenó recomponer el Riachuelo y creó un cuerpo colegiado integrado por entidades de la so

ciedad civil para observar el cumplimien­to de la sentencia. La AVLB, la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) y la Asociación Ciudadana por los Derechos Humanos (ACDH), integran ese cuerpo y han venido reclamando contra el incumplimi­ento

del fallo tanto en lo que se refiere a la recomposic­ión del suelo, el aire y el agua, como al mejoramien­to de la calidad de vida y la adopción de medidas para la prevención de daños futuros.

El proceso en los tribunales desde su inicio en 2004, puede conocerse en el Portal Judicial, accesible por internet. La Corte Suprema estableció un sistema de publicidad que permite a las partes y al público conocer las actuacione­s de la propia Corte y de los Juzgados Federales en lo Criminal y Correccion­al Nº 2 de Morón y Nº 12 de la Capital Federal, que tienen a su cargo la ejecución de la sentencia. Las ONG que integran el cuerpo colegiado reiteradam­ente solicitaro­n a ACUMAR la reforma de la resolución 1/2007 que autoriza vertidos con coliformes fecales y otros conta- minantes como bario, boro, cadmio, cloro, mercurio, plaguicida­s, plomo, selenio, fenoles, varios de ellos considerad­os residuos peligrosos y severament­e regulados por la ley 24.051. También pidieron la reforma de la resolución 3/2009 que establece a largo plazo y

para todo el río, un uso inventado ad hoc, como la propia ACUMAR reconoció en el expediente judicial, y que consiste en contemplar el curso de agua a la distancia. Estos pedidos no fueron escuchados

El 24 de marzo pasado la nueva presidente de ACUMAR aprobó la resolución 46/2017, destinada a reemplazar las resolucion­es 1/2007 -que sigue vigente- y 3/2009 que se reemplaza. La nueva resolución mantiene la autorizaci­ón para descargar la misma colección de sustancias antes objetada, pero le agrega contaminan­tes orgánicos persistent­es como DDT, aldrín, clordano, dieldrín, en

dosulfán, heptacloro, lindano y paratión. Sobre llovido, mojado e inundado. Para este último grupo rige en el país y en el mundo una colección de normas que los prohiben o regulan muy estrictame­nte. Nadie autoriza a simplement­e descargarl­as al suelo o en cursos de agua. El 4 de abril último, ACUMAR comunicó su nueva resolución al Juzgado de Morón, y este le dio traslado al cuerpo colegiado. Las ONG presentaro­n sus objeciones a la presidente de ACUMAR el 25 de abril y las reiteraron en el Juzgado, que ahora le ha dado a la Autoridad de la Cuenca plazo hasta el 21 de junio para que las responda.

Desde su creación hace casi once años, ACUMAR ha cumplido una amplia serie de actividade­s cosméticas como retirar los cascos de navíos abandonado­s en las riberas, limpiar parte de las barrancas, retirar objetos sólidos del espejo de agua, recuperar algo del camino de sirga que establece el Código Civil y Comercial de la Nación, y reubicar a un porcentaje muy menor de los habitantes de los asentamien­tos contaminad­os. Pero casi nada ha hecho con respecto al problema central: la contaminac­ión del suelo, las aguas y el aire. Ni siquiera tiene informació­n confiable sobre la masa total de los

contaminan­tes que permanente­mente se descargan, ni cual es la carga total de ellos en las aguas del río, mucho menos sobre índices de toxicidad. Tampoco terminó el mapa de riesgo sanitario ordenado por la Corte. Los basurales a cielo abierto que levantó, en gran medida se han restableci­do a la vista de todos. Aunque tiene facultades para hacerlo, no adoptó ninguna norma que restrinja las emisiones de gases, químicos y partículas contaminan­tes. El monitoreo de gases y partículas que en algunas ocasiones hizo, fue inferior a las recomendac­iones de la Organizaci­ón Mundial de la Salud.

En los párrafos anteriores se señala como las normas sobre vertido de efluentes y uso del río, consolidan los niveles de contaminac­ión existentes. Las “reconversi­ones industrial­es” que se invocan como realizadas, resultan irrelevant­es porque los parámetros aplicados para las descargar eternizan la

contaminac­ión. El nivel de oxígeno disuelto en el agua, no permite procesos de depuración ni de vida aeróbica, y se siguen descargand­o efluentes con alta demanda de oxígeno. El origen de todo los problemas de la cuenca Matanza Riachuelo es su alta contaminac­ión, y mientras no se encare con seriedad su saneamient­o la situación se mantendrá a perpetuida­d, con daño para los sectores de menores recursos de la población que son los que habitan y trabajan en esas zonas.

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HORACIO CARDO

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