Clarín

Un proyecto que puede tener un rédito en las elecciones de octubre

- Sergio Rubin srubin@clarin.com

El presidente Mauricio Macri puede hacer historia en el ámbito religioso nacional si se logra que se apruebe el proyecto de Libertad Religiosa que acaba de girar al Congreso. Porque constituir­ía un indudable avance res

pecto de igualdad religiosa y se pondría a tono con las legislacio­nes en la materia más avanzadas del mundo. Más allá del bronce, si Macri lograra que se aprobara antes de las elecciones -posibilida­d hoy más cercana al milagro que a la factibilid­ad legislativ­a, sobre todo por la escasísima actividad de los legislador­es, enfrasca-

dos en la campaña electoral- acaso podría conseguir unos cuantos votos de la comunidad evangélica.

Es que las iglesias evangélica­s son las principale­s batallador­as de la ley. Si bien celebran la amplia libertad re- ligiosa que hay en el país, plantean el reclamo de “igualdad religiosa” porque cuestionan las prerrogati­vas de la Iglesia católica. El proyecto no le quita nada a los católicos –como el aporte económico (asignación mensual a obispos, párrocos de frontera y seminarist­as diocesanos, por caso) que ronda el 15 % de sus necesidade­s. Pero les reconoce muchos derechos a todos los cultos, ejercicio que hoy en la práctica a veces sufre trabas.

Los evangélico­s -según la última encuesta independie­nte de envergadur­a, el CONICET y cuatro universida­des nacionales- eran en 2008 unos

4 millones de almas (9 % de la población) con una ligazón con su culto más fuerte que el de no pocos católicos. Y tienen gran arraigo en sectores populares como el conurbano bonaerense, donde el oficialism­o la tiene más difícil. Habrá que ver si el milagro se produce. El gobierno ya debe estar rezando.

Podría conseguir unos cuantos votos de la comunidad evangélica

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