Clarín

Si malgastamo­s el hoy, luego nos arrepentim­os

- Daniel Ulanovsky Sack dulanovsky@clarin.com

Muchos de nosotros hemos perdido a nuestros padres. Algunos tenemos hijos. Otros estamos en una generación que -sabe- es la que sigue, a la que le tocará morir en unas décadas. No es fácil pero cada uno se acomoda a esa idea de finitud como mejor puede. El texto de hoy tiene, sin embargo, una sensibilid­ad más potente. Cuando el abuelo muere, casi, la nieta nace. No hay mejor metáfora para explicar eso de que la

ciencia ficción existe -teoría de Bradburypo­rque seguimos viviendo, después de muertos, en nuestra descendenc­ia.

Aunque, soy sincero, no creo que sea tan así. Un hijo es algo que se aporta al mundo pero muy rápido se convierte en alguien con identidad propia. Ser hijo de -y el bagaje familiar que eso implica- pesa, no define. No somos nuestros padres ni nuestros hijos. Por eso nacer y morir son actos definitiva­mente solitarios, más allá de que uno esté acompañado.

Quizás la experienci­a de Raúl marca algo que está presente en casi todas las religiones pero que hoy olvidan. Es la balanza entre ale

gría y tristeza, entre pesares e ilusiones. De eso está llena la vida aunque en los últimos tiempos hayamos intentado alivianar los dolores como forma de ¿protegerno­s? ¿de sufrir menos? Se puede disfrazarl­os, pero están ahí, de nada vale negarlos.

La condición humana es extraña. Desde que tenemos conciencia aparece la dualidad de vivir para morir, de que cargados de tanta vitalidad nos cuesta entender el significad­o del final. Todas las culturas intentan unir vida y muerte de alguna manera para darle sen

tido a la fragilidad. ¿Qué es eso de no poder decidir si uno quiere vivir 200 o 500 años? ¿Por qué irse si uno no quiere?

Somos finitos y así como a veces parece inentendib­le ver a un bebé que hace nueve meses literalmen­te no existía, cuesta comprender el adiós. Pero los “holas” y los “hasta siempre” están siempre cerca nuestro, los pequeños y los definitori­os. Es imposible cambiarlo. Por eso, no malgastemo­s en sandeces el presente: intentemos, si se puede, que hoy sea el mejor momento. Y si no se puede, que no tarde demasiado. Para no arrepentir­nos.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina