Clarín

Cómo proteger a un juez que libera a violadores L

- Rolando Barbano rbarbano@clarin.com

o que le pasó a Micaela García no puede pasar nunca más, decían. Su caso tiene que marcar un antes y un después, indicaban. Ni una Micaela más, se comprometí­an ante la gente. “Por vos juramos vencer”, adherían al lema de sus amigas y su familia en su despedida. Hacían fila para criticar al juez que liberó anticipada­mente a Sebastián Wagner, el violador que luego secuestró, abusó y mató a Micaela. Se empujaban unos a otros para ser los primeros en presentar pedidos de juicio

político en su contra. El bloque de senadores de Cambiemos incluso presentó en la Cámara Alta un proyecto de declaració­n en el que expresaba su “enérgico repudio a la decisión tomada por el juez Carlos Alfredo Rossi por la cual se le otorgó el beneficio de la libertad condiciona­l al condenado Sebastián José Luis Wagner por delitos contra la integridad sexual, pese a los informes negativos de los equipos técnicos interdisci­plinarios”.

Ocho pedidos de destitució­n se presentaro­n en la Legislatur­a entrerrian­a. El del senador por el departamen­to de Gualeguayc­hú, Nicolás Mattiauda, fue el primero y enseguida adhirió todo su bloque, el de Cambiemos. Lo siguieron los diputados massistas Alejandro Bahler y Mariela Tassistro, del bloque Frente Renovador-Unión Popular, a quienes se sumó el radical Ricardo Troncoso. Luego hubo uno de la organizaci­ón civil Red de Alerta y otro de la Asociación de Defensores del Pueblo de la República Argentina (ADPRA); uno del senador provincial Aldo Ballestena (Frente para la Victoria, FpV); otro del bloque

completo de diputados del FpV –acompañado por el intendente de Gualeguay, Federico Bogdan, y por 200 firmas–; uno de la Asamblea Participat­iva de Mujeres; otro del senador nacional por Entre Ríos Alfredo de Angeli (Cambiemos); y uno anunciado por su colega Juan Manuel Abal Medina (PJ).

“Los pedidos de juicio político (contra Rossi) ya se han formulado en jurisdicci­ón de la provincia de Entre Ríos, porque es un juez local”, señaló el ministro de Justicia de la Nación, Germán Garavano, hace más de dos meses, el 9 de abril, cuando lo consultaro­n por este caso. “Esperemos que avancen con celeridad”.

El gobernador entrerrian­o, Gustavo Bordet, se sumó a la polémica: “Espero que la Justicia pueda llevar adelante las transforma­ciones necesarias para que esto no vuelva a ocurrir”. “A este tipo de jueces no los podemos tener”, indicó el mismísimo presidente de la Nación, Mauricio Macri. Sin embargo, a Carlos Rossi lo seguimos te

niendo. A dos meses y medio del crimen de Micaela, el juicio político en su contra no tie

ne siquiera jurado. El hombre que posibilitó el crimen de Micaela al poner en la calle a su asesino cuando todos le decían que no lo hiciera, lejos de haber perdido su puesto, sigue siendo juez de Ejecución de Gualeguayc­hú.

Todos los días firma nuevos fallos. Y nadie hace nada por cambiar esta situación. Sólo hay relato y torpeza. Rossi lleva 17 años en el cargo. El 1° de julio de 2016 le dio la libertad condiciona­l a Sebastián Wagner, condenado a nueve años de cárcel por la violación de dos estudiante­s. Le permitió acceder al beneficio once meses antes

de lo que le correspond­ía porque había cumplido con un “estímulo educativo” -terminar la primaria en prisión-, le redujo tres años el

tiempo de encierro y lo mandó a vivir a Gualeguay. No le importó que tres informes le indicaran que no lo hiciera.

Exactos nueve meses más tarde, el sábado 1° de abril de este año, Micaela García (21) desapareci­ó cuando salía de un boliche de Gualeguay. Horas más tarde, Wagner huyó de la

ciudad. Lo encontraro­n el viernes siguiente en la localidad bonaerense de Moreno y con

fesó haber violado y matado a la estudiante. Hasta señaló el lugar donde estaba el cadáver.

Desde aquel día, Rossi carga con una muerte sobre sus espaldas. Las críticas cayeron de inmediato sobre él, quien se apuró en pedir una licencia de 20 días por estrés. Entre tanto, se fueron presentand­o los pedidos para destituirl­o por mal desempeño de sus funciones.

El juez al que señalaba toda la Argentina contrató a dos abogados y presentó una serie

de escritos para rechazar los pedidos de desti

tución. “Debemos señalar que se me endilga el haber otorgado la libertad condiciona­l al interno condenado Sebastián José Luis Wagner, basándose las denuncias en que éste habría cometido el femicidio de Micaela García”, destacó

allí, usando un insólito potencial. “Lo cierto es que dicha persona, si bien está imputada por el mencionado femicidio, aún pesa sobre él la presunción de inocencia que ampara a todo ciudadano acusado de haber cometido un delito hasta tanto recaiga sentencia firme que demuestre su culpabilid­ad”, lo defendió para defenderse. “Esta sola circunstan­cia basta, entiendo, para que se provoque el rechazo de las denuncias que pretenden mi enjuiciami­ento”. Como no confiaba mucho en estos argumentos, su paso siguiente fue recusar a cinco integrante­s del tribunal que debe hacerle el juicio político. Luego, a quienes los reempla-

zaron. Y nadie se lo impidió. Así ganó tiempo para que su licencia se venciera y la gente se olvidara de todo, mientras él volvía sigilosame­nte a su despacho.

El jurado de enjuiciami­ento se integró inicialmen­te con el diputado Diego Lara (con su colega Rosario Romero como suplente), el senador Ángel Giano (con Roque Ferrari de eventual reemplazo), los vocales del Superior Tribunal de Justicia (Suprema Corte de Entre Ríos) Bernardo Salduna, Daniel Carubia y Emilio Castrillón, y los dos representa­ntes del Colegio de Abogados, Jorge Campos y Roberto Beherán.

Los elegidos sólo se reunieron dos veces antes de que Rossi objetara la imparciali­dad de cinco de ellos: Lara, Romero, Giano, Ferrari y Castrillón. Entonces se abrieron dos posibilida­des para responder a su planteo: que quienes no habían sido recusados resolviera­n si sus colegas debían o no ser apartados; o reemplazar a los cinco cuestionad­os y que los nuevos integrante­s votaran a favor o en contra de las recusacion­es de sus antecesore­s.

cedimiento. Insólitame­nte,El más el largojury eligióy engorroso.el segundo pro

cincoEl argumento integrante­s de del Rossi jury parafue que recusarya habíana los opinado públicamen­te sobre su caso o incluso habían adherido a alguna denuncia en su contra, algo que complicó principalm­ente al bloque completo de senadores de Cambiemos -todos firmaron el “repudio” y el pedido de juicio político, sin evaluar que podía llegarles a

tocar llevarlo adelante- y, por igual motivo, a la totalidad del bloque de diputados del FpV.

El mes pasado, el Superior Tribunal de Justicia designó a la jueza Susana Medina de Rizzo como reemplazan­te del recusado Castrillón. El Senado eligió a Lucas Larrarte (en reemplazo de Giano) y a Daniel Olano (por Roque Ferrari), mientras que Diputados optó por Daniel Koch (en lugar de Diego Lara) y por Esteban Vitor (por Rosario Romero). Los cinco juraron el 18 de mayo como nuevos integrante­s del jurado.

Pero claro, antes de que pudieran reunirse, Rossi volvió a recusar: el 30 de mayo objetó a los diputados Koch y Vitor.

La Cámara baja tenía que buscar a dos reemplazan­tes para ellos, pero aún no lo hizo. El 31 de mayo, desde el Superior Tribunal de Justicia le enviaron un oficio “solicitand­o la designació­n de nuevos representa­ntes (titular y suplente)”. Como no obtuvo respuesta, reiteró el pedido el 9 de junio, hace una semana. Tampoco pasó nada. El Superior Tribunal difundió entonces un comunicado: “El Honorable Jurado de Enjuiciami­ento de la Provincia de Entre Ríos informó que aún no ha comenzado a tratar las denuncias formuladas contra el Juez de Ejecución de Penas de Gualeguayc­hú Dr. Carlos Rossi, debido a que aún no ha sido debidament­e integrado para tratar las recusacion­es contra algunos de sus integrante­s, planteadas por el magistrado denunciado. En este momento, el Honorable Jurado se encuentra a la espera de la designació­n de dos representa­ntes de la Cámara de Diputados”. Ante la consulta de Clarín, anoche distintos voceros aseguraron que Diputados convocó a una sesión especial para el lunes, donde supuestame­nte designarán a dos nuevos representa­ntes para el jury. Eso, claro, si encuentran a alguno que resista las objeciones.

Aún cuando esto ocurra, el trámite será largo. En cuanto se designe a los nuevos integrante­s, habrá que esperar a que juren. Luego deberá ser notificado Rossi, quien podrá

plantear más recusacion­es. Superado ese paso, el jury tendrá que poner fecha para reunirse, discutir todas las recusacion­es previas y sortear el orden en el que cada integrante emitirá su voto sobre esas impugnacio­nes. Si alguna es rechazada, el antiguo miembro deberá volver al tribunal y tendrá que salir quien lo reemplazó, hasta llegar a una conformaci­ón definitiva.

La etapa siguiente será que cada integrante del jury lea las denuncias que hay contra Rossi, algo que -según confirmó Clarín con algunos miembros- aún no hicieron. Luego tendrán 60 días hábiles -unos tres meses- para votar si aceptan o desestiman los cargos contra el juez. Si los aceptan, el plazo que tienen para realizar el proceso y llegar a un veredicto es de seis meses más.

Es decir, que hay chances de que Rossi llegue al año que viene siendo juez. De que siga fallando y fallando hasta que los políticos se pongan a trabajar. De que haya más Micaelas.

Proteger a Rossi es lo único que hasta ahora el poder político hizo con eficiencia: desde su regreso al juzgado, el magistrado cuenta con custodia policial permanente.

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Tranquilo. Carlos Rossi, juez de Ejecución de Gualeguayc­hú, sigue firme en su puesto.
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