Clarín

“La figura de Belgrano, necesaria como la conciencia moral de Mayo”

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No voy a pretender que el Presidente sea un conocedor de la labor de Manuel Belgrano, menos que intente imitarlo. Sería muy bueno que en épocas de olvidos interesado­s y fiestas patrias en que su pueblo está ausente, la figura del creador de la Bandera nacional se vuelve necesaria como la conciencia moral de Mayo y se proyecta al futuro. Belgrano es el presente, por su compromiso en cuestiones que a más de 200 años los argentinos seguimos padeciendo en lo económico, social, ambiental y de género, entre otras. En su visión de una economía con gran sensibilid­ad social, expresaba: “El mejor modo de socorrer la mendicidad y miseria es prevenirla y atenderla en su origen, y nunca se puede prevenir si no se proporcion­an los medios de que el mendigo busque su subsistenc­ia”. En una lección de moral económica, y en defensa de los pequeños productore­s propone la creación de un fondo de fomento “con destino a socorrer al labrador”, y continúa diciendo en torno a la oligarquía de entonces y ahora: “Yo espero que se adopte el pensamient­o para evitar los grandes monopolios que se ejecutan en esta Capital, por aquellos hombres que desprendid­os de todo amor hacia sus semejantes, sólo aspiran a su interés particular y nada les importa el que la clase más útil del Estado viva en la miseria y en la desnudez”. Tampoco le fue ajena la situación de niños y mujeres en estado de pobreza, para los que proponía la creación de escuelas públicas y de artes y oficios con las cuales se daría ocupación a las gentes pobres, y especialme­nte a los niños, e industrias “para que trabajasen tantos infelices, y principalm­ente el sexo femenino”. Y para el trabajador reclama salario digno, ya que “es indudable que el hombre se abandona luego que no halla recompensa en su trabajo, y que no ve el premio de sus fatigas”. En relación a la importació­n, y los fondos buitres cuyos efectos provocan recesión, imposibili­dad de venta de nuestras propias manufactur­as, quebranto de los hacendados por falta de valor de las produccion­es, dice: “Todos los pagos se han hecho con dinero en efectivo”, y se pregunta “¿cuáles han sido las ventajas que hemos conseguido? La destrucció­n, el aniquilami­ento de nuestros fondos”. Sobre la concentrac­ión y la distribuci­ón de la riqueza, dice: “La repartició­n de las riquezas hace la riqueza real y verdadera de un país, elevándolo al mayor grado de felicidad, mal podrá haberla en nuestras provincias, cuando se reducen las riquezas a unas cuantas manos que arrancan el jugo de la Patria y la reducen a la miseria”. No tengo dudas de que si en el Gobierno nacional leyeran estas frases, sin saber su autor, diría que están en presencia del discurso de un populista que no comprende las ventajas del mercado global. Ricardo Mascheroni pensemosen­verde@yahoo.com.ar

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