Clarín

Qué pasó. El misterio rodea lo ocurrido con el joven estudiante norteameri­cano recienteme­nte fallecido. Estuvo 17 meses recluido en una prisión de Pyongyang.

“El peor error de mi vida”: el triste viaje de Otto Warmbier a Norcorea

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En las imágenes provistas por la agencia estatal norcoreana de noticias KCNA el 1° de marzo de 2016 se ve a Otto Warmbier haciendo una declaració­n en medio de lágrimas. Frente a un panel de funcionari­os judiciales que lo miraban impasibles, el joven de 22 años pide perdón e implora que lo dejen volver con su familia en Estados Unidos. “Cometí el peor error de mi vida”, afirma respecto a su decisión de llevarse un cartel de propaganda del hotel donde estaba alojado, lo cual llevó a que lo detuvieran justo cuando estaba por partir del país.

Sus pedidos no lograron conmover a sus captores, y fue sentenciad­o a 15 años de prisión y trabajos forzados. No se volvió a saber nada de él hasta hace una semana, cuando fue liberado por el régimen de Kim Jong-un en estado de coma y sin ninguna pista acerca de qué le había pasado. Luego de una semana internado en un hospital en Cincinatti, falleció a causa del “severo trauma neurológic­o” que sufrió durante los cerca de 17 meses que pasó en prisión en Pyongyang.

Los detalles conocidos de la triste saga de Otto Warmbier y su excursión a Corea del Norte se terminan acá. Nadie sabe qué ocurrió durante el tiempo que permaneció detenido ni cómo fue que terminó en estado de coma. De acuerdo a la versión ofrecida por Corea del Norte, Warmbier contrajo botulismo y, luego de tomar una pastilla de dormir, cayó en coma. Pero la autopsia desmiente que el joven haya contraído botulismo, y tampoco hay rastros de golpes o traumas que hubiesen podido causarle el severo estado en el que estaba cuando llegó a EE.UU., el pasado 13 de junio.

Warmbier llegó a Corea del Norte en diciembre de 2015 a través de la agencia de viajes Young Pioneer

Tours (Tours para jóvenes pioneros), que se especializ­a en gestionar viajes a algunos de los sitios más peligrosos del planeta. Autodescri­ptos como una empresa que “organiza excursione­s económicas a lugares a los que tu madre preferiría que no fueras”, tam- bién llevan contingent­es a Irán, Irak y algunos ex países soviéticos. Debido a que Warmbier tenía interés en estudiar en China, se enteró de que existían empresas como Young Pioneer Tours y decidió visitar Pyongyang como una aventura juvenil. Se embarcó con un grupo con el que pasó cinco días en Corea del Norte, entre el 29 de diciembre de 2015 y el 2 de enero de 2016. Si bien los padres del joven aprobaron el viaje, el gobierno de Estados Unidos advierte a todos sus ciudadanos sobre el peligro de viajar al país asiático, y les aconseja no hacerlo. La gran mayoría de estadounid­enses que viajaron al país han salido sin problemas, pero el peligro yace en que ciertas cuestiones que pueden parecer infraccion­es menores en su país de origen, en la tierra de Kim Jong-un los enfrentan a la posibilida­d de recibir graves sanciones.

Se especula que Warmbier quiso robarse el elemento propagandí­stico, el acto por el cual fue condenado, para tratar de ingresar a una suerte de sociedad secreta en la universida­d a la que asistía, pero el hecho fue interpreta­do (o tergiversa­do, dependiend­o de la fuente a la que se recurra) como un acto de espionaje orquestado por el gobierno de EE.UU.

Hasta ahora no se habían registrado declaracio­nes del entorno de Warmbier, segurament­e una estrategia implementa­da adrede para no complicar los esfuerzos diplomátic­os por tratar de recuperar al joven con vida. A la luz del desenlace de la tragedia, sus familiares y amigos han salido a contar detalles de la vida del joven, inclusive cómo fue el momento en que fue detenido.

El británico Danny Gratton, quien compartió la habitación con el joven durante el tiempo que estuvieron en Corea del Norte, lo describió como un hombre “maduro y muy educado”. En una nota con The Washington Post, confirmó que él estaba junto a Warmbier en la cola en el aeropuerto cuando un grupo de oficiales lo apresó y se lo llevó. “No ofreció resistenci­a; en su rostro no vi ninguna señal de miedo y solo esbozó media sonrisa a medida que lo alejaban”, relató.

Fred y Cindy Warmbier, los padres, se mantuviero­n a la par del joven a lo largo de la última semana de su vida en el University Cinicinatt­i Medical Center. Su estado fue descrito como una suerte de “insomnio inconscien­te”: cada tanto abría los ojos y miraba a su alrededor, pero no entendía ni respondía a instruccio­nes verbales. Además de pérdida de tejido encefálico, había perdido tonicidad en sus músculos de brazos y piernas.

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AP En el juicio. Otto Warmbier es llevado ante la Corte Suprema en Pyongyang el 16 de marzo pasado.
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