En la despedida de Ortigoza, San Lorenzo frenó a Banfield
El equipo de Falcioni necesitaba ganar para evitar la consagración de Boca, pero estuvo lejos de lograrlo.
Fue un guión que pudo haberlo escrito Viggo Mortensen, el Cuervo más famoso de Hollywood. Sabiendo que podía ser la última función del héroe frente a su gente, en el principio de la película hubo lágrimas de agradecimiento de parte de los hinchas. En el medio, aplausos, ovaciones y elogios hacia ese Gordo de la camiseta 20 que tiraba chiches en el medio. Y, en el cierre, un desenlace digno de “Sexto Sentido”: él, el Dios de los penales, esta vez se mostró humano. Es que no todas las historias de amor tienen finales felices. San Lorenzo le gana a Banfield, le cede el título a Boca, mantiene vivo su sueño de clasificarse a la Copa Libertadores 2018 pero, al mismo tiempo, despide a Néstor
Ortigoza, que juega su último partido en un Nuevo Gasómetro que ya lo extraña, y mucho.
Los dos tenían la misma obligación de ganar. San Lorenzo, por volver a ser copero en 2018. Y Banfield, por seguirle el pulso a Boca hasta la última fecha. Sin embargo, en este duelo de necesidades, a los de Boedo le alcanzaron algunas pinceladas de su fútbol para superar a su rival. Es que los dirigidos por Julio César Falcioni nunca estuvieron a la altura del desafío en la tarde del Bajo Flores: no atacaron ni tampoco lastimaron de contraataque. Se quedó a mitad de camino el Taladro, lo que de todas mane-
ras no mancha la brillante campaña
que realizó a lo largo del torneo. Pero ayer, cuando más debía ir en búsqueda de un gol, Banfield ni siquiera lo complicó a Nicolás Navarro, que sólo pasó sobresaltos en un par de salidas apresuradas para cortar centros.
Del otro lado, San Lorenzo estuvo lejos de acorralar a su rival, como si asumir el protagonismo también le
costara. Eso sí, a diferencia de los de enfrente, las individualidades azulgranas pesaron más. Al temple de Ortigoza se sumó el talento de Belluschi (entre los dos se encontraron para marcar un verdadero golazo, con
un pase de lujo de Jony incluído) y algunos arranques de Merlini. Aunque el mejor de todos fue uno de la
vieja guardia: Mercier. Su virtud no fue la de correr desesperadamente. Todo lo contrario. Pichi, con el ma
nual del cinco, siempre estuvo bien parado y le hizo todos los relevos a sus compañeros. A través de ese orden que Mercier le brindó a San Lorenzo, los de Boedo desactivaron cualquier intento de reacción de Banfield, que en el final hasta pareció re
signarse y cuidar sus piezas pensando en lo que viene (Falcioni reemplazó a Cvitanich y Sarmiento, dos de las figuras del equipo, que tenían cuatro amarillas y en caso de recibir una más se perderían el desenlace del torneo ante Racing).
Sobre el final, la ventaja pudo ser mayor. Como si fuera un guiño del destino, Espinoza sancionó penal para San Lorenzo, a pesar de que no hubo falta sobre Blandi. Sin embargo, Ortigoza, en su despedida, falló. “Estaba nervioso en el penal, pero por suerte me pude despedir de la gente acá en la cancha, como quería. No hay chances para que me quede. Ya está, tomé la determinación de irme. No fue económico. No voy a jugar con la gente. Dejé todo, disfruté y tomé la decisión. Pasé siete años maravillosos que nunca voy a olvidar”, comentó Jony, a modo de despedida. La película, al cabo, tendrá ante Talleres, en Córdoba, su final. Los hinchas, claro, no quieren que termine.