“La Generación Dorada se merece todo lo que le pasó”
El Mundial Sub 22 que se disputó en Australia en 1997 tuvo entre los participantes a una Argentina que, vista a la distancia, resulta un Dream Team. El plantel dirigido por Julio Lamas incluyó en Melbourne a nombres como Lucas Victoriano, Juan Ignacio Sánchez, Leandro Palladino, Emanuel Ginóbili, Fabricio Oberto, Gabriel Fernández, Leonardo Gutiérrez y Luis Scola. Ni más ni menos que el núcleo que originó la futura Generación Do
rada, coronada en Atenas 2004 tras el subcampeonato mundial en Indianápolis 2002. Entre ellos, había también un base cordobés llamado Bruno Lábaque.
¿Era posible vislumbrar por entonces la semilla que se estaba plantando? ¿Qué tanto de lo que fueron algunos años más tarde se palpaba en esos años de juventud, en un torneo en el que Argentina finalizó en el cuarto puesto, luego de muchas lágrimas tras perder 71-68 la semifinal con Australia?
El ídolo de Atenas viaja con su mente al pasado y recuerda las señales que esos pibes enviaban hacia el futuro: “Sorprendía en el día a día cómo trabajaban, la conducta que tenían, cómo se entrenaban. Se levantaban antes de hora para tomar suplementos e ir al gimnasio. Se queda- ban entrenando después de que los mataran por dos o tres horas”. -O sea que no terminó siendo sorpresa el rendimiento que tendrían... - Al vivirlo desde adentro y ver cómo se comportaron, no terminó resultando sorpresivo el después. Son monstruos como jugadores, pero son mucho más grandes como personas. Merecen todo lo que les pasó.
En algún punto, más temprano que tarde, sin embargo, los caminos se bifurcaron. Bruno tomó una curva en su carrera y la Generación Dorada tomó la contraria. Pero no hay atisbos de arrepentimiento ni de lamentos de parte de Lábaque.
Y el reconocimiento del cordobés llega con altura: “En mi puesto había jugadores mucho mejores que yo y entonces no tengo nada para recriminarme. Soy un afortunado por haber tenido los compañeros que tuve, a
quienes traté de aprovechar. Más vale que me hubiese encantado estar en lo que vino después, pero si no se dio es porque ellos eran mejores que yo y lo acepté”. Así de clarito...