Clarín

El “entretenim­iento” que se ganó un lugar en el menú

Más restaurant­es incorporar­on el amusebouch­e, una cortesía que es la carta de presentaci­ón del chef.

- Adriana Santagati asantagati@clarin.com

Es un pequeño y delicado bocado, que llega a la mesa antes de comen- zar el menú, antes incluso de que el comensal decida qué va a comer. Una sorpresa mínima, un regalo del chef, pero también una especie de carta de presentaci­ón. El amuse-bouche no es un appeti

zer, aunque puede parecerlo. Su traducción es “entretenim­iento de la boca”, y consta por lo general de uno o dos bocados. Lo popularizó la nouvel

le cuisine, el movimiento que nació en Francia en la década del 60 proponiend­o platos más ligeros y sutiles, con una cuidada presentaci­ón. Tra- dición entonces en la cocina francesa, en los restaurant­es de inspiració­n gala más emblemátic­os es un clásico, pero cada vez más otros restaurant­es de un cierto nivel lo están adoptando como parte de su propuesta e incluso una conocida marca de champagne acaba de lanzar un programa para impulsarlo.

“El amuse-bouche es importante no sólo en la tradición francesa, sino mundial”, empieza analizando esta tendencia Jean Paul Bondoux, uno de los grandes referentes de la coci- na francesa en Argentina y chef de La Bourgogne, restaurant­e del Alvear Palace Hotel. “Creo que la amuse-bou

che es la identidad del chef, al chef le gusta lucirse un poco con ella. Se trata de preparar al cliente a lo que es la comida del restaurant. De mostrar su estilo de comida”, afirma. Y si se trata de mostrar su estilo, el

amuse será diferente en el restaurant­e que se frecuente. En La Bourgogne, por ejemplo, es su típico oeuf co

que (huevo hervido) que se sirve con caviar o salmón. Pero en Puratierra,

especializ­ado en cocina autóctona, es una croqueta de yacaré. En Oviedo, de cocina española, pueden ofrecer una brusqueta con jamón serrano o langostino al ajillo. O en Crizia son sus famosas ostras (el mismo hit que llevaron a la feria Masticar) con vinagre de echalote o manteca de trufa. Estos tres últimos son parte de la lista de 16 restaurant­es de Capital y del interior del país que hasta fin de año participan de la segunda edición del programa Amuse- Bou

che de Baron B, que busca difundir esta propuesta gastronómi­ca, acompañada por una copa de espumante.

Según Gabriel Oggero, el chef de Crizia, el espumante “es el maridaje ideal” para un amuse-bouche, pero también puede serlo “un cóctel o un aperitivo para empezar a pensar en la cena y si querés seguir con un espumante o un vino”. Oggero va variando la propuesta según la estación, al igual que su colega Matías Kyriazis, de Paraje Arévalo. “Siempre lo tuvimos en la carta, lo tomamos como el comienzo y lo llamamos picoteo. Tratamos de usar preparacio­nes neutras, que sean aptas para vegetarian­os. Buscamos lograr productos con texturas y sabores”, explica Kyriazis sobre cómo se arma un

amuse-bouche. Ahora, está sirviendo un crocante de maíz con galleta de piso y manteca de roquefort.

Federico Fialayre, responsabl­e de Tomo I, cuenta que en el restaurant­e tienen una especie de “master plan” que sirven en el 80% de los casos: algo líquido y una fritura (en estos días, shot frío de remolacha con hojas de mandioca frita). “Es algo que elige el chef, una cortesía que ofrecés para

tus comensales y, por ende, tenés la

libertad de elegirla a tu antojo. Siempre lo tuvimos, pero con el tiempo fueron cobrando más interés”, describe Fialayre sobre el amuse-bouche en el restaurant­e, un “templo” de la gastronomí­a de Buenos Aires desde que lo comandaban las hermanas Ada y Ebe Cóncaro.

Pero el amuse incluso se está metiendo en las cocinas que no lo ofrecían, como BASA. “Empezamos el año pasado con el programa de Baron B y nos fue muy bien. La propuesta la tenemos desde este mes y son tres bocados: tequeño con salsa de palta, langostino apanado y tapa de molleja. La idea es que los comas con una copa de espumante en la barra o en los livings, que el amousebouc­he sea una experienci­a que te llene desde lo reconforta­nte”, describe Romina Cambiasso, manager del restó donde cocina Pablo Campoy. ¿Qué tiene que tener el amusebouch­e perfecto? “Presentaci­ón, sabor y creativida­d”, enumera Jean Paul. Y apunta que para otro tipo de restaurant­e, un queso batido o una manteca saborizada también pueden serlo. “Ya el pan es un poco amouse

bouche y también representa a la casa”, cierra el cocinero.

El estilo del amusebouch­e depende del tipo de cocina de cada restaurant­e.

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FOTOS: LUCIA MERLE Y SILVANA BOEMO Detalles. Jean Paul Bondoux termina un amuse-bouche en la cocina de La Bourgogne, el emblemátic­o restaurant­e francés de Recoleta.
 ??  ?? Tomo I. Sopa de remolacha y mandioca frita.
Tomo I. Sopa de remolacha y mandioca frita.
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La Bourgogne. Ouef Coque con salmón.
 ??  ?? Crizia. Ostras con echalottes o trufas.
Crizia. Ostras con echalottes o trufas.

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