“Voy y vengo del off, pero nunca me fui de allí”
Director, autor y guionista de TV, dice que la tele y la calle Corrientes sólo dan más visibilidad.
Pertenece a ese grupo de directores que logró armar un puente entre el teatro comercial y el off. Javier Daulte es uno de los nombres que más suenan cuando los productores buscan quien dirija un nuevo proyecto. Pero además, Daulte tiene un pie en la televisión donde sus historias como guionista van en horario central. Este año el dramaturgo también sumó una faceta literaria con la publicación de su primera novela El circuito escalera.
Todo eso no lo distrae de su principal fuente creativa: el teatro. Es ahí donde Daulte es como pez en el agua: escribiendo, dirigiendo, dando clases. Y a ese origen volvió con Clarivi-
dentes, su nueva obra que se presenta en el Espacio Callejón, su sala de Almagro. “Yo voy y vengo del off, pero nunca me fui de allí”, aclara. “La televisión o la calle Corrientes sólo te dan más visibilidad”.
La idea de Clarividentes ya estaba rondando su cabeza cuando decidió armar su propio espacio. “El lugar te da la posibilidad de probar con más libertad ciertas inquietudes temáticas y dramatúrgicas”.
En la obra, con un elenco seleccionado de sus clases donde no hay caras conocidas pero sí buenos actores, lo que sucede es bastante surrealista. Los personajes conviven con un enorme cubo de cristal (que sólo está en la imaginación, pero que funciona como si existiera realmente). Quienes entran en él, de pronto, ven cómo salen a la luz sus deseos más profundos y ocultos. El efecto, para el espectador, es contundente y lúdico, a la vez.
“Me interesa crear sugestión y magia y a la vez, meterme en zonas más filosóficas. Encontré este grupo de actores con tantas ganas que es como trabajar en estado de gracia”. En la pie- za, la verdad emocional más realista se mezcla con algunos elementos fantásticos.
Hay algo futurista, en la puesta, incluso apocalíptico, que se va defor- mando a medida que avanza la trama hasta volverse casi medieval, con el hambre y la desesperación como eje. “No intenté hablar de la realidad. Terminé de escribir la obra y justo ganó Donald Trump. En Clarividentes hay algo en los personajes de querer salvarse como sea. Vivimos en una época en la que todos nos estamos queriendo salvar y cuando eso sucede, aparecen los grandes payasos. En un momento todos se reían de Hitler y no vieron lo que se venía con él”.
Más allá de lo filosófico, hay un par de rasgos humorísticos en la obra que termina de completarse con la lectura que hace cada espectador.
“Los seres humanos necesitamos relatos, siempre, porque es lo que nos ordena. Los buscamos en las películas, en las novelas, en las obras de teatro. Es un mecanismo muy infantil. Y el relato que creemos, en general, no suele ser el más verosímil sino que el que más acierta con tu inconciente”.
En la búsqueda constante, Daulte asegura no hacer nada “de taquito”. “En la tele, el ejercicio es como el del folletín; la novela te permite resortes más acordes con lo extenso. Y el teatro es donde se puede indagar el pensamiento un poco más allá del mero entretenimiento”.