El Rey de La Salada, a los tiros en su mansión de Luján
A Jorge Castillo lo detuvieron acusado de liderar una banda dedicada a extorsionar a puesteros. Creen que recaudaba unos $ 6 millones diarios. Y lo investigan por lavado de dinero.
La Justicia acusa a Jorge Castillo de liderar una organización que extorsiona a los puesteros. Y de manejar un sistema de matones que torturaba a mujeres. La Bonaerense fue a buscarlo y él baleó a un policía. Hubo tensión en la feria.
“Un Estado paralelo”, fue la forma en que los investigadores calificaron a lo que ocurría alrededor de La Salada, la feria ilegal más grande de La
tinoamérica. Servicios de seguridad truchos que torturaban a mujeres, insólitos cargos por “limpieza”, extorsiones disfrazadas en “bonos contribución”, un sistema de castigos tan ilegales como medievales, explota- ción de “trapitos” y el armado de verdaderos grupos de choque son algunos de los elementos usados para el “autogobierno” de estas 30 hectáreas de mercado informal. Entre la noche del martes y la madrugada de ayer, después de 55 allanamientos, detu
vieron a 21 personas acusadas de integrar una asociación ilícita y tres bandas que regentean unos 7 mil puestos ilegales montados en la calle. Entre ellos está “El Rey de La Salada”, Jorge Castillo, señalado como el “jefe u organizador”, quien se resis
tió a tiros en su mansión de Luján. Además, cayeron tres policías: uno de la Federal y dos de la Bonaerense.
Los operativos generaron anoche una fuerte tensión en la feria, entre policías y puesteros. Para colmo, los problemas seguían: la Justicia Federal de Lomas de Zamora apuró anoche allanamientos en las oficinas de Castillo por lavado de dinero. “El Rey de la Salada” estaba en su mansión cuando entró el Grupo de
Apoyo Departamental (GAD). Quiso evitar la detención con una escopeta e hirió a un policía, después de tirarle de frente. Ahora no sólo deberá enfrentar los cargos de “asociación ilícita” y “extorsión, amenazas y privación ilegal de la libertad”, sino también de “homicidio en grado de tentativa agravado por la condición de policía de la víctima”. El agente herido, Carlos Javier Gómez, está fuera de peligro, pero tuvo que ser operado en un ojo.
Castillo dormía con Natalia Paola Luengo, su pareja, cuando llegaron a detenerlo. Intentaron derribar la puerta blindada que los protege en la planta alta de la mansión y, según contó la mujer, pensaron que se trataba de un robo. “Jorge dijo ‘córranse porque disparo’ y lo hizo (tiró) por la mirilla. Fue como para hacer ruido, no es que se defendió a los tiros de la detención porque siempre estuvo a derecho”, relató Luengo en la radio “AM1300-La Salada” -perteneciente a su marido- después de decir que “todo lo que tiene, lo hizo trabajando y ganado con honra”.
A pesar de la afirmación de su mujer, a Castillo lo señalan como el principal organizador de la asociación ilícita que regentea la feria. Empezó vendiendo zapatos en el Mercado Central, anda por Ingeniero Budge en una Hummer y hace 18 años maneja La Salada. Es socio accionista de al menos 14 empresas, entre ellas una financiera. Desfiló por canales de televisión mostrando facturas e impuestos para “probar” la legalidad de la feria y usarla como modelo de negocios. Quiso llevarla a Miami y contó con protección política, policial y judicial para lograr su fortuna.
La mansión en la que lo detuvieron tiene pileta, cancha de tenis y una fuente en la rotonda de acceso. Es la más espectacular del “El Argentino Farm Club”, en Open Door, Luján. La construcción tiene dos plantas y la de arriba, donde duermen él, su pareja y sus hijos, está protegida por
una puerta blindada. Lo escoltan, casi todo el tiempo, patovicas armados.
En la investigación, realizada por un equipo a cargo del fiscal Sebastián Scalera e iniciada en 2015, se le adjudica a Castillo el manejo de un negocio ilegal que facturaría 6 millones de pesos por día de feria (martes, jueves y domingo) por “alquileres”, “seguridad” y “limpieza”.
Las bandas implicadas en la asociación ilícita serían tres y están acusadas de alquilar los puestos ilegales que se montan por afuera del complejo de La Salada -los predios Punta Mogote, Urkupiña y Ocean, que hasta tienen escalera mecánica- , sobre el camino de la Ribera. Son unos 7 mil, según cálculos extraoficiales.
La banda liderada por Castillo además manejaría la recaudación de los estacionamientos, otra unidad de negocios millonaria en la zona.
Su sobrino, Adrián, estaría al frente de otro grupo. Se hace llamar “El 1” y estaría enfrentado a Jorge. Lo detuvieron ayer junto a su padre, Hugo; a su madre, Gladys Arrieta; y a su hermano, Leandro.
La otra banda desbaratada está liderada por Leonardo “Cuco” Gaitán y se habría iniciado bajo las órdenes de Castillo como fuerza de choque. Lue-
go se independizó, copó parte del negocio y les adjudican robos violen
tos a feriantes y compradores. En concepto de “seguridad” los puesteros pagan 50 pesos por día de feria. Les ofrecen, principalmente, “combatir” a las “mecheras” (ladronas que manotean mercadería) y a los arrebatadores con grupos parapoliciales. En un video difundido ayer se vio cómo atrapaban a las ladronas, las secuestraban, las obligaban a desnudarse y las azotaban con cintos. Después las humillaban haciéndolas caminar en ropa interior por el interior de los galpones, a la vista de todos. Esas filmaciones, que ellos mismos difundían, se incorporaron al expediente. Según los fiscales, así daban un mensaje: “Si quieren seguir robando, tienen que pagarnos”.
En conferencia de prensa junto al ministro de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo y la de Nación, Patricia Bullrich, el fiscal Scalera confirmó que hicieron 55 allanamientos y que hay tres policías detenidos.
Serían Orlando Fassone, segundo de la división Drogas Ilícitas de Lomas de Zamora; y otro de apellido Fernández, de la Bonaerense; y Pablo Sebastián Randone, que según Bullrich habría sido custodio de Sergio Berni. “Se encargaban desde el café hasta de reventar un auto”, informaron fuentes del caso.
Ayer, al cierre de esta edición, feriantes cortaban el Camino de la Ribera manifestándose en contra de los desalojos ordenados en las calles de Budge, donde compactaron y tiraron abajo algunos puestos.