Clarín

El anticuario de los objetos nazis aún atiende en su local

Dice que no tiene pedido de captura y sigue con su actividad.

- Julieta Roffo jroffo@clarin.com Sol Tiscornia stiscornia@clarin.com

Carlos Olivares está parado en la puerta de “El ático”, su negocio de antigüedad­es que ocupa el local 9 del paseo comercial Puente Maipú, en Olivos. Es el único imputado tras el allanamien­to en sus dos locales y en su casa particular de Beccar en los que se encontraro­n, entre otras piezas, unos 75 objetos con simbología nazi. El secretario de Seguridad Interior, Gerardo Milman, había asegurado a Clarín que el imputado por la causa estaba prófugo y tenía pedido de captura internacio­nal a Interpol, pero fuentes de la investigac­ión judicial y de la Policía Federal desmintier­on que existiera esa orden de captura. Así que Olivares espera a que lleguen los clientes en la puerta del local donde vende anillos con piedras que se parecen al ámbar, y estatuilla­s de terracota, y jarrones con dibujos chinos, y pinceles con cerdas que, según un cartel, son tibetanas. Dice que no hablará con Clarín, que no posará para ninguna foto y que explicará ante la Justicia, y no antes, cómo obtuvo las piezas que remiten al régimen encabezado por Adolf Hitler.

Olivares, que tiene 55 años y desde la década del ochenta es anticuario, es conocido en el universo de la compra y venta de antigüedad­es por tener coleccione­s de arte egipcio y de arte erótico de la época de los zares

rusos, entre otras. En el allanamien­to que se produjo en su casa de Beccar se secuestrar­on, según describier­on fuentes de la investigac­ión, momias de gatos y de otros animales asociados a la mitología egipcia. Había, además, un águila imperial de la época nazi, un craneómetr­o, que durante el Tercer Reich se usaba para mensurar cráneos y determinar así si una persona pertenecía o no a la raza aria, y una lupa idéntica a una que sostiene Adolf Hitler en un negativo de foto hallado también durante el operativo. Una de las personas presentes durante el operativo en el local de Puente Maipú contó que estuvieron allí seis horas y que participar­on dieciséis personas. Según describió, se llevaron siete campanas inspiradas en la tradición china que se venden a mil pesos cada una, y cuya tasación, en caso de tratarse de la pieza original, ronda los tres millones de dólares.

Según Milman, funcionari­o del Ministerio de Seguridad de la Nación, el craneómetr­o y la lupa “podrían haber pertenecid­o a Josef Mengele y a Hitler”. Fuentes de la Policía Federal aseguraron que hasta ahora, los objetos con simbología nazi evidencian ser originales pero que hay que aguardar los peritajes definitivo­s, y estimaron que, de ser originales, el lote que remite al régimen está valuado en unos treinta millones de dólares. Personal que lleva a cabo la investigac­ión judicial sostuvo que los peritajes de los animales momificado­s permitirán determinar si Olivares violó la ley de patrimonio cultu-

ral (cuya pena es excarcelab­le), y que respecto de la simbología nazi puede llegar a contemplar­se la violación de la ley antidiscri­minatoria, aunque la imputación aún no es por esa causa.

Según difundiero­n el Ministerio de Seguridad y fuentes de la investigac­ión judicial, las piezas nazis fueron halladas detrás de una biblioteca que ocultaba una pared falsa. Pero Carlos Alberto Demayo, abogado de Olivares, sostuvo al respecto: “No había doble pared. Había una puerta. Armaron todo diciendo que había una puerta oculta, jamás hubo una doble pared”.

Respecto del curso del proceso judicial, que recayó en el juzgado que encabeza Sandra Arroyo Salgado, el letrado dijo: “Si Carlos hubiese tenido conocimien­to de que la colección era real ya la habría comerciali­zado, no la tendría tirada ahí como si fueran réplicas. Nosotros creemos que la colección no es real. Sobre lo nazi, estamos esperando una pericia que va a salir la semana que viene”.

No se sabe exactament­e desde hace cuánto tiempo esas piezas estaban en manos de Olivares, pero podría tratarse de muchos años. Todas las habría adquirido en la Argentina y por lotes. Lotes que trajeron, entre otros objetos, un busto de Hitler, una escultura de un soldado nazi que enarbola la bandera con la cruz esvástica y un reloj de arena con ese mismo símbolo. Y que circularon tal vez en un mercado desconocid­o e informal. La ministra Patricia Bullrich solicitó que, en caso de que se compruebe la legitimida­d de las piezas, las mismas sean donadas al Museo del Holocausto porteño. A través de un comunicado, el museo oficializó la aceptación del ofrecimien­to “como un reconocimi­ento a la trayectori­a” de la institució­n, y aseguró que “queda a la espera de una decisión positiva de la jueza sobre la cuestión y sostiene con firmeza la misión de mantener viva la memoria de la Shoá”.

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El coleccioni­sta. Carlos Olivares posando en su local de antigüedad­es de la zona norte para una nota publicada en 2010.

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