Clarín

Mi sobrinita tiene un no sé qué

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Una niña prodigio, un tío que es su tutor, una abuela que quiere su tenencia: sin golpes bajos, un lindo drama. Esta película con Chris Evans se parece más a Capitán Fantástico, con Viggo Mortensen, que a Capitán Amé

rica, la saga que el carilindo y musculoso interpreta dese 2011. Es que Evans compone a Frank, el tutor de Mary, la hijita de su hermana fallecida, que es una niña superdotad­a. No sólo en su rapidez para resolver cálculos de matemática y álgebra, sino en naturalida­d, simpatía y en sentido común.

Mary está siguiendo los pasos de su madre. Y Frank cree que, a los 7 años, es mejor moldearla en sociabilid­ad, por lo que la anota en una escuela pública. Su inserción es, claro, bombástica, una maestra se interesa por Mary, pero -siempre hay un pero- la abuelita materna, que tiene un pasar mucho mejor que el de Frank, aparece de la nada y quiere que el don de su nieta sea promovido. Alimen- tado, no marginado.

A partir de allí, el director Marc Webb (el mismo de 500 días con ella, donde ponía humor y calidez a una historia de afecto y cariño, y las dos últimas de Spiderman), juega a la disputa de tenencia y plantea pregun- tas. Preguntas que no se ocupa en responder. Y lo bien que lo hace. En la crianza de un niño con las potenciali­dades que tiene Mary, ¿se debe favorecer, fortificar­las, o dejar que la criatura crezca como un chico co-

 ?? FOX ?? Dos a quererse. Chris Evans carga a McKenna Grace: emoción pura.
FOX Dos a quererse. Chris Evans carga a McKenna Grace: emoción pura.

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