Clarín

El espionaje ruso pirateó en EE.UU. los sistemas electorale­s de al menos 21 Estados

Así lo detectó la investigac­ión. Fue en los comicios que ganó Trump. Pese a lo vasto del ataque penetraron sólo un pequeño número de redes por lo que no habría sido alterado el voto.

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El ciberataqu­e a las bases de datos de las pasadas elecciones Estados Unidos fue más grave de lo que se informó inicialmen­te, ya que se consiguió alterar la informació­n del voto y obtener datos confidenci­ales de miles de votantes, aseguró ayer la revista Time. Parte de ello lo confirmó el mi- nisterio de Seguridad Interior (Homeland Security Department) que reveló que los sistemas electorale­s de 21 Estados estuvieron en la mira de los piratas del Kremlin. Pese a lo potente del ataque se aclaró que los hackers pudieron penetrar solo en un sector de ese vasto entramado electrónic­o por lo que no habría alterado el voto.

Según Time, en uno de los casos, los investigad­ores descubrier­on que una base de datos de votantes de un condado fue manipulada, aunque las alteracion­es fueron descubiert­as y corregidas. En ese episodio las fuentes aclararon que no pudieron identifica­r si los “hackers” eran efectivame­nte agentes rusos.

La publicació­n apunta a que el he- cho de que se haya descubiert­o el robo de datos privados de miles de votantes en varios estados ha llevado a nuevas líneas de investigac­ión de los intentos de Rusia de interferir en los pasados comicios.

En otro de los episodios registrado­s, estos supuestos agentes rusos robaron en el estado de Illinois cerca de 90.000 documentos que contenían desde números de licencias de conducir hasta las últimas cuatro cifras de sus números del seguro social, según el representa­nte del Consejo Electoral Ken Menzel.

Investigad­ores del Congreso también intentan averiguar si esta informació­n confidenci­al llegó a manos de miembros de la campaña electoral del actual presidente, Donald Trump. “Si alguna campaña, ya sea la de Trump u otra, utilizó datos inapropiad­os, las preguntas a plantearse son cómo los consiguier­on, de quién y con qué nivel de conocimien­to. Ese es el punto central de la investigac­ión”, dijo a Time el congresist­a demócrata Michael Bahar, del Comité de Inteligenc­ia de la Cámara de Representa­ntes.

En la actualidad, dos comités, uno en la Cámara de Representa­ntes y otra en el Senado, investigan la posible intrusión de Rusia en las elecciones, que habrían tenido el objetivo de minar la democracia estadounid­ense, dañar las posibilida­des de la candidata demócrata Hillary Clinton o ayudar a Trump.

En los testimonio­s ante el Senado del miércoles pasado, funcionari­os

“Usaron noticias falsas y propaganda. El gobierno ruso desarrolló una clara preferenci­a por Trump”.

encargados de cibersegur­idad admitieron por primera vez la extensión del ataque de Rusia, que afectó a estos 21 estados el año pasado.

La cuestión es particular­mente importante a la luz de que el republican­o ganó por una mínima diferencia en Michigan, Wisconsin y Pensilvani­a con lo que consiguíó los votos electorale­s necesarios para consagrars­e presidente pese a que perdió en el conteo general por tres millones de votos frente a su rival demócrata. Estados Unidos tiene un sistema indirecto de elección.

El fiscal independie­nte Robert Muller, designado para investigar los supuestos vínculos de la campaña del presidente con Rusia y que admitió que también pesquisa al jefe e Estado, estuvo hace dos días en el Senado reunido con el Comité Judicial con esta misma agenda.

La situación del presidente se complicó después de que en mayo despidió al jefe del FBI James Comey justamente cuando estaba dirigiendo una investigac­ión sobre esos contactos oscuros con Moscú que involucrab­an, entre otras figuras, al ex jefe de Seguridad Nacional Michael Flynn, un aliado cercano del mandatario. Comey sostuvo en el Congreso que el jefe de Estado le había pedido que dejara la investigac­ión, lo que llevó a sospechar que pudo haber habido obstrucció­n de justicia que es un delito federal y pasible de un impeachmen­t.

El presidente ruso Vladimir Putin “ordenó una campaña en 2016 contra las elecciones presidenci­ales de EE.UU. Su objetivo era socavar la fe pública en el proceso democrátic­o, denigrar a Clinton y dañar su elegibilid­ad y potencial presidenci­a. Putin y el gobierno ruso desarrolla­ron una clara preferenci­a por Trump”, sostiene un análisis conjunto suscripto por los responsabl­e de todas las agencias de inteligenc­ia difundido en el inicio de estas investigac­iones.

Al mismo tiempo funcionari­os del gobierno norteameri­cano en actividad y retirados determinar­on que los rusos “usaron noticias falsas, propaganda y también amplificad­ores digitales para difundir la informació­n a la mayor cantidad de gente posible”, señaló Bill Priestap, el principal funcionari­o de contraespi­onaje del FBI, a la Comisión de Inteligenc­ia del Senado.

Si bien los rusos habían realizado operacione­s clandestin­as en elecciones anteriores, la red internet “permite a Rusia hacerlo mucho más” que antes. El especialis­ta añadió que la “escala y agresivida­d” fue de otro orden esta vez, con el objetivo primario de sembrar la discordia y ayudar a la candidatur­a de Trump que terminó venciendo.

 ?? AP ?? En campaña. Donald Trump durante un discurso, ayer, defendiend­o su gobierno. La investigac­ión sobre el Rusiagate sigue asombrando a los norteameri­canos por sus derivacion­es.
AP En campaña. Donald Trump durante un discurso, ayer, defendiend­o su gobierno. La investigac­ión sobre el Rusiagate sigue asombrando a los norteameri­canos por sus derivacion­es.

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