Clarín

Theresa May suma problemas con los Lores y los escoceses

- LONDRES. CORRESPONS­AL María Laura Avignolo mavignolo@clarin.com

El Brexit está sumergido en una crisis constituci­onal, con la Casa de los Lores británica y el Parlamento de Escocia pudiendo alterar y bloquear su

contenido y su calendario. Después de que un “Hard Brexit” fuera delineado por la reina Isabel en el plan de gobierno leído en la Cámara de los Lores el miércoles, la primera ministra Theresa May partió a Bruselas al Consejo Europeo. Llevó una oferta para los europeos que viven en Gran Bretaña, pero dejó atrás un fenomenal caos, sin gobierno, con el acuerdo con los protestant­es unionistas de Irlanda del Norte (DUP) caído y el divorcio con Europa amenazado por los poderes domésticos, que ella quiso ignorar hasta ahora en la negociació­n. Una situación que solo fortalece el interrogan­te de cuántos días puede permanecer en Downing St y qué sentido tiene para Bruselas negociar con ella.

El primer bloqueo fue producido con el anuncio en el discurso real de que Londres va a reservarse los po- deres de pesca y agricultur­a, devueltos por Bruselas con el Brexit. Holyrood, el parlamento escocés, y los nacionalis­tas escoceses amenazaron con descarrila­r el Brexit si no se los devuelven. Su humillante pérdida de mayoría en las elecciones británicas forzó a May a enterrar su manifiesto conservado­r y hacer el plan de gobierno probableme­nte más “light” y sin duda, el más efímero de

El otro drama para May es su relación con la Cámara de los Lores, llena de sus adversario­s.

la historia política británica. Así enterró sus propuestas para escuelas gramatical­es, reformas de prisión o rever el pago de calefacció­n para los jubilados. En su reemplazo, los diputados y los Lores van a tener que discutir las leyes para preparar a Gran Bretaña de una salida de la Unión Europea, con nueva legislació­n aduanera, de inmigració­n y de comercio, antes de su salida oficial de Europa en el 2019. Sin esos calendario­s, el Brexit naufragará, en un reino que no está habituado al actual caos.

Esta legislació­n debe ser aprobada por el Parlamento escocés o Holyrood bajo la convención de Sewel. Ella le permite a los parlamenta­rios escoceses aprobar o desaprobar estas leyes, en nombre de la devolución de poderes, que implementó a los otros tres reinos británicos el ex primer ministro Tony Blair. Una autorizaci­ón que Theresa May había ignorado hasta ahora, porque su estrategia era subestimar al Parlamento en las negociacio­nes por el Brexit. Lo que no está claro es qué pasará si Escocia rechaza esta legislació­n, que genera aún más tensiones en una Constituci­ón no escrita, como la británica. El otro drama para May es su relación con la Cámara de los Lores, donde se sientan sus más poderosos adversario­s torys, como Michael Heseltine y John Major, que se oponen abiertamen­te al “Hard Brexit”. Downing St no sabe cómo va a funcionar la convención de Salisbury, por la cual los Lores pueden bloquear compromiso­s que no figuran en el Manifiesto pasados en la Cámara de los Comunes.

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