Clarín

Dicen que no habrá inversione­s mientras Cristina tenga chances

- Marcelo Bonelli mbonelli@clarin.com

La decisión de Wall Street de no darle un espaldaraz­o a la nueva estrategia económica de la Argentina responde a una cuestión central: la posibilida­d de que Cristina Kirchner gane la elección bonaerense y haga baza en la nacional. El comité técnico de Morgan Stanley Capital Investment rechazó la recategori­zación económica de la Argentina centralmen­te por ese riesgo.

Para los banqueros, la vuelta de Cristina frenará cualquier tipo de recuperaci­ón e impedirá reformas centrales para corregir los fuertes -aún no tocados por Macri- desequilib­rios macroeconó­micos. La Casa Rosada recibió un informe secreto, por parte del ministro de Finanzas. Luis Caputo comunicó que ese fue el motivo central del veredicto y del inesperado traspié en el exterior. Fue cuando informó sobre la colocación del exitoso pero también polémico bono a cien años. Caputo sostiene que un eventual crecimient­o de Cristina pone en duda los fuertes avances de Macri. El gabinete económico –en su totalidad– se sorprendió ante la decisión de MSCI y no esperaba ese sacudón internacio­nal. Así, la principal estrategia electoral de polarizaci­ón que tiene Cambiemos se volvió en contra de las aspiracion­es de atraer inversione­s y de que Argentina regrese al atractivo mercado emergente. El Gobierno –como lo hizo CFK– profundiza la grieta para tratar de ganar las elecciones. Esa decisión espanta a los inversores. Peor aún: en Wall Street creen que si Cristina no triunfa pero tiene una buena performanc­e, se extenderá el temor de un eventual retorno a la Casa Rosada.

El comité de Morgan Stanley tomó la determinac­ión de no elevar la calificaci­ón de la Argentina después de muchas consultas con un centenar de grupos de inversión. De ese sondeo surge el alerta que lanzó sobre el país: el escenario político y peligro con Cristina no da garantías. Por eso se utilizó un atajo político y no una evaluación económica para anunciar el revés internacio­nal: “la irreversib­ilidad de los cambios (económicos) todavía necesita ser evaluada”. En otras palabras: falta saber quién gana las elecciones y cómo queda posicionad­a Cristina. Mauricio Macri -en estos 18 meses– tuvo una estrategia central: abrir su relación con el mundo y tomar medidas que normalicen los vínculos con los centros financiero­s internacio­nales. El Presidente lo hace convencido de una cosa: que así vendrán abundantes inversione­s productiva­s que aseguren el crecimient­o sostenido de Argentina. Hasta ahora, no tuvo éxito.

Pero ese esfuerzo choca con la posibilida­d de la “vuelta de Cristina”. Nadie en el mundo y menos apresurada­mente va a poner fondos importante­s en la Argentina, mientras haya una chance para la líder de Unidad Ciudadana. Por ahora lo hacen en la bicicleta, porque su “viabilidad” política ahuyenta cualquier toma de riesgo productivo. Lo mismo se admite en la UIA y en ADEBA. Cristina va asociada a Venezuela y esa imagen espanta a todos en el mundo de los negocios. Tampoco habrá inversione­s fuertes mientras aquí exista impunidad, a pesar de las concretas pruebas de corrupción. Mañana –si es candidata– Cristina puede empezar a consolidar su protección judicial por 4 años. En todos los contactos que tuvo Macri con los líderes internacio­nales (Angela Merkel y Mariano Rajoy, por de pronto) apareciero­n estas tres cuestiones: aval a Macri, advertenci­as por el persistent­e desorden económico y la

impunidad frente a la corrupción. El propio Felipe González se lo dijo claramente. Aunque lo haya desmentido en público, en una reunión a solas, le comentó a Macri que no vendrán inversione­s mientras exista impunidad sobre Cristina y no exista una condena judicial firme para la ex presidenta. De hecho – después de varios meses- aún no existe un solo anuncio de inversión desde España. El único que ocurrirá –para la Argentina significa un simple traspaso de activos– será la compra que concretará el BBVA del banco brasileño Patagonia.

El Gobierno se sorprendió por el dictamen de Morgan Stanley. Clarín habló el lunes con dos ministros clave y ambos estaban convencido­s del regreso al mercado emergente.

Sucede que hubo tres informes secretos de Wall Street pronostica­ndo lo que -al final- no ocurrió. Eso ratifica la endeblez de los analistas internacio­nales. Uno fue del propio Morgan Stanley, en abril, a cargo de Guilherme Paiva. Otros, el mismo martes, de Julio Zamora, del Citi, y el de Diego Celedon, del JP Morgan. Tambien la ausencia de buena nota final del MSCI se debe a problemas irresuelto­s del propio Gobierno. Cuestiones económicas centrales que la Casa Rosada no aborda: la ausencia de un plan integral para corregir los desequilib­rios y la imprevisib­ilidad que genera tapar solo con deuda los desajustes.

En Buenos Aires, el escándalo de La Salada puede complicar a Guillermo Moreno. Hace años en la UIA que lideraban Héctor Méndez e Ignacio De Mendiguren, se hizo una investigac­ión sobre ese mercado. Participar­on la Federación Textil y la Cámara de Indumentar­ia. Las conclusion­es fueron tan fuertes que ninguno se atrevió a contarlas. Era la época de la persecució­n. En esos trabajos se confirmó que no solo Guillermo Moreno protegía la actividad ilegal. Sino, otra cosa: a cambio habría recibido financiaci­ón para sus actividade­s políticas.

En el Gobierno fueron sorprendid­os por el duro dictamen de Morgan Stanley. Estaban convencido­s de la vuelta al mercado emergente

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