Proteger lo más antiguo
Está a punto de ser patrimonio nacional un sitio que tiene pinturas de hasta 9.000 años atrás.
La declaratoria del Alero de Charcamata, a orillas del Río Pinturas en Santa Cruz, como patrimonio históri- co nacional, pasó a la firma del presidente Macri, luego de ser aprobada por la Comisión Nacional de Monumentos y el Ministerio de Cultura de la Nación. De este modo, aumentará la protección en la región del Río Pinturas –que alberga la Cueva de las Manos y otros 80 sitios arqueológicos aún sin declaratoria-, lo que impide entre otras cosas la adjudicación de terrenos para explotación minera.
Desde 1999, la Cueva de las Manos fue reconocida por Unesco como patrimonio mundial, por tratarse de “un
conjunto pictórico único en el mundo por su antigüedad”. La intención de la Comisión, que preside Teresa Anchorena, es ampliar esta condición a toda la región que bordea al río Pinturas, debido a su riqueza arqueológica y rupestre. Allí entra el Alero de Charcamata.
A diferencia de la Cueva de las Manos, el Alero tiene –además de pinturas de manos- dibujos de animales y
cazadores. El lugar era elegido por los tehuelches en invierno para protegerse del clima patagónico, caracte- rizado por fuertes vientos y siguiendo la llamada “ruta del guanaco”, de cuya carne vivían. En verano, migraban a la costa atlántica.
“La declaratoria asegura el lugar contra cualquier tipo de explotación”, dijo Teresa Anchorena a Clarín. Según contó la presidenta de la Comisión de Monumentos, “se ha formado un comité que está estudiando la posibilidad de presentar todo el territorio delimitado alrededor del río Pinturas para una candidatura a patrimonio mundial”. Las candidaturas exigen el cumplimiento de un proceso y voluntad política para llevarlo adelante.
La Cueva de las Manos, el Alero de Charcamata - un imponente abrigo rocoso de 70 metros de frente por 20 de profundidad- y los demás sitios arqueológicos, representan un patrimonio cultural extraordinario, de entre 8000 y 9000 años de antigüedad, si se considera que son vestigios de una cosmovisión extinguida.
Un dato no menor es el presupuesto con que la Comisión Nacional de Monumentos procura preservar y conservar el patrimonio, a la vez que restaura otros para ponerlos en valor: ocho millones de pesos. Un mon
to irrisorio para una labor gigantesca, dadas las condiciones en que se encuentran muchos de los edificios y sitios más representativos de la diversidad cultural de nuestro país.