“En el Hospital Gutiérrez hay sólo tres holters y una sala se cae a pedazos”
Nuestra nieta, Brisa, es paciente vitalicia del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, fue operada del corazón a los treinta días de vida y con sus 15 años sigue recibiendo los estrictos controles anuales. Nuestra familia no encuentra palabras que reflejen el agradecimiento que merecen los médicos y personal de la salud que la atienden desde entonces. Hoy acaba de sortear felizmente su visita anual y, por prevención, luego de la correspondiente ergometría, fue derivada a la Sala de Hipertensión e Inmunología, donde le fue colocado un holter a fin de controlar su presión arterial durante 24 horas.
Pero toda esta alegría y agradecimiento se ven empañados ante la comprobación del deplorable estado de dicha Sala, a la cual -como a otras- se le cae el techo a pedazos a causa de la abrumadora humedad motivada por la rotura de un antiguo tanque de agua, original del añoso edificio. Esta situación le fue advertida al administrador por los médicos y enfermeros que deben cumplir sus tareas en condiciones lamentables, pero parece que no hay presupuesto para su solución. También, causa pena comprobar que tan digna institución cuenta para la atención de cientos de niños con cardiopatías con sólo tres holters bastante machucados, razón por la cual deben proceder a dar turnos conforme la existencia del momento.
Brisa, a los pocos minutos, debió volver al hospital a causa de la desconexión del holter por su deteriorado estado; la doctora que la atendió debió hacer prodigios para reinstalarlo … y sabemos que a menudo los médicos aportan para reparación y reemplazo.
Cada holter ronda los $ 10.000, pero el Gobierno de la Ciudad está muy ocupado haciendo bicisendas y metrovías, y la salud de los niños es algo que no repercute en los medios ni en las encuestas electorales.