Clarín

Otra vez la grieta

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EHay grieta porque nadie discute argumentos, se discute fe. Y la fe es siempre una paradoja. El kirchneris­mo es un gran creador de escenograf­ías. Aún hoy lo sigue haciendo.

l domingo pasado –durante la entrega de los Martin Fierro- pude, finalmente, no provocar ningún escandalo sino ser víctima de uno. Y tuvo que ver, cuando no, con la famosa y puta grieta.La “grieta” es aquella división que nos marca desde hace décadas y que nos empeñamos en negar, o en superar con soluciones infantiles. Según el caso, la grieta es un abismo o una anécdota. Desde que se me ocurrió mencionarl­a en otro Martin Fierro, el del 2013, todo el mundo se ocupó de negar su existencia o decretar su final y ahí sigue aun, más viva que nunca. Hasta periodista­s oportunist­as han publicado instant books sobre la famosa grieta. La grieta aparece en chistes, en memes, en insultos, en cantitos, en debates de panelistas, en performanc­es de panelistas, pero nadie cree en ella o sostienen que puede superarse en pocos días. La grieta es lo que queda cuando el discurso fanático se apropia del discurso político. Quien se llama a sí mismo el Pueblo, la Nación, es quien la construye, así como también la construye quien promueve monumentos en vida o se reclama como único poseedor de la Verdad. Hay grieta porque nadie discute argumentos, se discute fe.Y la fe es siempre una paradoja: permite milagros y potencia pequeñeces.

La política oscila hoy entre la repetición au-

tomática de consignas vacías (nadie las desarrolla en proyectos) y la puja animal por la suma de poder en estado puro. El kirchneris­mo potenció la grieta cuando no supo depurarse

frente a la corrupción propia: todos quedaron manchados aunque –es obvio- no todos deben estarlo. No es la grieta lo que me separa de De Vido,es el Codigo Penal. Lo que me separa de Cristina es el lavado de dinero, el cinismo, los hoteles. Pensar la grieta como una pelea que termina cuando dos nenes se dan la mano es absurdo.La grieta se termina con justicia y tiempo.

Como nadie repara, el odio persiste; la grieta se alimenta de injusticia. Dividido por el resentimie­nto es difícil que cualquier futuro se consolide. Por eso nos la pasamos discutiend­o poder: porque nadie se siente seguro donde está. Hace más de doscientos años que discutimos el modelo de país: llevamos doscientos años en obra, viviendo en un carpa. La Ar

gentina es provisoria, lo que significa que nadie,en el fondo, se hace cargo completame­nte de lo que hizo para que estemos así.

El kirchneris­mo es un gran creador de escenograf­ías. Aún hoy, en su proceso de descomposi­ción, lo sigue haciendo. Son víctimas profesiona­les que nunca consideran los medios y apuntan a sus fines a cualquier costo. A veces, es cierto,el rol de víctimas les queda grande: son “perseguido­s” con hoteles cinco estrellas, cuevas en Puerto Madero y cuentas en Suiza.

No creo que la grieta vaya a cerrrarse hasta que decidamos como queremos vivir. Estoy seguro, eso sí,que no se cierra con la muñequita de Cristina que me regaló Diego Brancatell­i.

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Jorge Lanata
 ??  ?? En campaña. Cristina lanzó su movimiento con un acto masivo en Sarandí y una nueva “puesta en escena”. Pero, más allá de gestos o discursos, la grieta sigue.
En campaña. Cristina lanzó su movimiento con un acto masivo en Sarandí y una nueva “puesta en escena”. Pero, más allá de gestos o discursos, la grieta sigue.

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