Sumando problemas
El plan que presentó en Bruselas Theresa May no deja en claro qué pasará con los europeos que viven en el reino.
Con la seguidilla de ataques terroristas en su país y jaqueada políticamente después de las últimas elecciones, May afronta también una complicada salida de la Unión Europea (Brexit). El plan que presentó dejó muchas dudas, sobre todo porque no aclara el futuro de 3,2 millones de extranjeros que viven en el Reino Unido.
La salida británica de la Unión Europea decidida en referéndum hace un año y que será efectiva previsiblemente a finales de marzo de 2019, deja a casi 4,5 millones de personas en
un limbo jurídico y a los dirigentes europeos cada día más cansados de lidiar con Londres.
Unos 3,2 millones de europeos residentes en el Reino Unido y 1,2 millones de británicos que viven en los
otros 27 países del bloque ven peligrar sus planes de vida, sus empleos, sus viviendas, los colegios a los que
acuden sus hijos, sus derechos a la salud pública o las pensiones.
La primera prioridad negociadora de Bruselas es arreglar la situación de esas personas, por lo que exige desde hace meses al gobierno británico que asegure que los europeos residentes en el Reino Unido podrán seguir viviendo como hasta ahora. De hacerlo, los europeos tomarán una medida recíproca para beneficiar a los británicos que viven en el continente.
La primera ministra británica Theresa May presentó la noche del jueves en una cumbre en Bruselas una oferta “justa y generosa” para solucionar el desaguisado. May promete que no deportará a nadie, que quien lleve cinco años en el Reino Unido recibirá residencia permanente y conservará sus derechos actuales.
May dijo ayer que quería tranquilizar a los europeos que viven en el Reino Unido: “Han construido sus vidas y hogares en Reino Unido y no tendrán que irse, no queremos ver fa- milias divididas”. Pero su propuesta, poco clara y por debajo de las expectativas de Bruselas, parece tener poco recorrido.
El gobierno británico dará más detalles de su plan la próxima semana, pero ahora el adelanto presentado en Bruselas es vago y olvida citar asuntos clave como la reunificación familiar. Además, rechaza que los derechos de los europeos en el Reino Unido sean supervisados por el Tribunal de Justicia de la UE como pretenden los negociadores europeos. El presidente de la Comisión Europea, JeanClaude Juncker, dijo ayer que no podía “imaginar un escenario en el que se excluya al Tribunal” europeo.
La oferta de May no garantiza que los europeos que llevan menos de cinco años en el Reino Unido conserven todos sus derechos. Hay dudas por ejemplo sobre quienes hayan pasado algún período en el desempleo durante esos cinco años que se exigen para recibir la residencia permanente, también sobre los universitarios que intenten buscar empleo en el Reino Unido tras estudiar en el país o si por ejemplo salir del Reino Unido en algún momento anula esos cinco años continuos de residencia.
La propuesta de May fue acogida con dudas y reticencias. Angela Merkel dijo que era “un buen comienzo pero quedan muchas preguntas”, mientras desdeñó a May al decir que “el futuro de los 27 es la prioridad y no el Brexit”. Para los primeros ministros de Bélgica (Charles Michel) y de Holanda (Mark Rutte), es “particularmente ambigua” y “vaga”.
Polonia, el país con más ciudadanos en el Reino Unido (más de 700.000), asegura que el plan no cumple los requisitos mínimos pedidos por los europeos. El presidente del Consejo Europeo Donald Tusk fue más duro: “Está por debajo de las expectativas y amenaza con empeorar la situación de los ciudadanos”.
Los europeos siguen manteniendo su unidad frente a Londres y conminaron al gobierno británico a negociar con Michel Barnier, el ex comisario europeo y ex canciller francés elegido para dirigir las conversaciones entre Londres y Bruselas.
Varias organizaciones de residentes europeos en el Reino Unido, que se han ido organizando desde que hace un año los británicos votaron a favor de sacar a su país de la Unión Europea, dijeron ayer que la oferta de May es “patética”.