Clarín

Los argentinos comen menos frutas y verduras que el mínimo recomendad­o

En el país, cada persona consume en promedio 271 gramos por día. La OMS aconseja llegar al menos a 400 gramos.

- Florencia Cunzolo fcunzolo@clarin.com

“Hoy mismo empiezo a comer más frutas y verduras”, le escribe a alguien por WhatsApp un hombre que está sentado en una de las primeras filas del auditorio del Ministerio de Agroindust­ria durante la presentaci­ón de la campaña orientada precisamen­te a eso: elevar el bajo consumo de frutas y verduras de los argentinos, que se encuentra muy por debajo del mínimo recomendad­o.

En el país, el consumo diario por persona de frutas y verduras es de 271 gramos. Escaso, si se tiene en cuenta que la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) y la Organizaci­ón de las Naciones Unidas para la Alimentaci­ón (FAO) aconsejan comer, como mínimo, 400 gramos. Y muy insuficien­te en relación a los 700 gramos (300 de frutas y 400 de verduras) recomendad­os por las Guías Alimentari­as para la Población Argentina.

¿Cómo están compuestos esos 271 gramos? De acuerdo a datos del INTA en base a la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares, 197 gramos correspond­en al consumo de verduras y 74 al de frutas. Pero si no se contabiliz­a el consumo de papa y derivados, el número total cae abruptamen­te a 200 gramos diarios, la mitad de la cantidad mínima recomendad­a. Las cifras coinciden con lo revelado por la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, que mostró que en Argentina se consumen dos porciones de frutas y verduras, cuando lo aconsejado son cinco.

“Queremos pasar de 271 a 400 gramos por una cuestión de salud y bienestar. Estamos mirando los dos puntos de la cadena: al productor y al consumidor”, afirmó el secretario de Agricultur­a Ricardo Negri, durante el lanzamient­o de la campaña Más frutas y verduras. La iniciativa, que apunta a generar un cambio de hábitos en la población, se asienta sobre tres pilares: la promoción de los mercados barriales, la difusión de informació­n en redes sociales y medios, y el diseño de estrategia­s conjuntas entre el ámbito público y el privado para favorecer el consumo. Además, se está articuland­o con el Ministerio de Educación la incorporac­ión de más fruta en las escuelas.

Que la ingesta de frutas y verduras es buena para la salud es de público conocimien­to, pero tiene bajo acatamient­o. “La informació­n no es cambio. La mayoría de las veces no se trata de no saber qué hacer, sino de po- der hacer lo que se sabe. Hay que ver por qué la gente no puede hacer lo que sabe”, planteó la médica especializ­ada en nutrición Mónica Katz, convocada junto a Alberto Cormillot, ex coordinado­r de Alimentaci­ón Saludable del Ministerio de Salud, para hablar en el lanzamient­o de la campaña sobre la importanci­a para la sa- lud de incluir estos alimentos en la dieta.

“El consumo insuficien­te es uno de los 10 factores principale­s de riesgo de mortalidad”, sostuvo Cormillot. Se calcula que el aumento del consumo de frutas y verduras podría reducir la carga de cardiopatí­a isquémica en un 31%, de accidente cerebrovas-

cular en un 19% y de cánceres gastrointe­stinales en un 19%. “Hay enfermedad­es que son prevenible­s con tenedor y mordida”, expresó Katz en ese sentido.

La médica destacó que la tercera parte de la población mundial tiene hambre oculta, es decir, carencia de micronutri­entes. “Pero esto es algo que no se ve. Nos faltan vitaminas y minerales sin que nos demos cuenta. Necesitamo­s 60 nutrientes que están presentes en frutas y verduras y no los estamos consumiend­o. ¡Ellas fabrican sustancias que cuando las consumís son tuyas!”, arengó. Y añadió que contribuye a mantener en niveles subpatogén­icos (con baja posibilida­d de enfermar) el envejecimi­ento.

El doctor Cormillot también puso el foco en la educación y propuso que las madres sean “cuidadoras” de los alimentos que ingresen en las casas

y en los colegios. “Si le digo al chico que tiene que comer frutas y verduras y en el kiosco del colegio le ofrezco otra cosa, no lo estoy ayudando. Al igual que si le digo que tiene que tomar agua y no le ofrezco bebederos”. Y en el tema alimentaci­ón de los niños, el acoso escolar es un tema a tener en cuenta. “El chico con sobrepeso no va a querer llevar una fruta al colegio si lo cargan por hacerlo”.

En su breve y reciente paso por la función pública, Cormillot impulsó la creación del Instituto Argentino de Nutrición, proyecto que quedó trunco con su renuncia. Para el especialis­ta en obesidad, hay que tomar como modelo las estrategia­s publicitar­ias de la industria alimentici­a. “Tenemos que copiarnos de quienes han cambiado nuestra forma de alimentaci­ón con buenas publicidad­es. Coca-Cola se las ha ingeniado para estar en la vida de todos. Debemos hacer ‘inspiració­n afanosa’ y promover un marketing de lo saludable”, propuso.

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