Pinola jugará en River y estalló otra vez la guerra con los dirigentes de Central
El defensor y su familia fueron amenazados y debieron irse de Rosario. Ejecutarán la cláusula de rescisión.
Hasta el jueves a la noche, Javier Pinola gozaba de la idolatría de media ciudad de Rosario. En menos de 12 horas, el ídolo se transformó en el peor
de los villanos. Su decisión de irse a River transformó a la ciudad en un
polvorín y reavivó la tensa y vieja disputa que mantienen los dirigentes de los clubes de Núñez y de Arroyito. El día de furia tuvo pintadas amenazantes en la fachada del colegio donde asisten los hijos del defensor, el exabrupto con olor a bravuconada del presidente Raúl Broglia pidiendo “quemar en una plaza pública” a su par de River, Rodolfo D’Onofrio, y el retiro de una gigantografia con el rostro de Pinola del estadio de Central.
En la medianoche del jueves, Marcelo Carracedo, representante del futbolista, le comunicó a los dirigentes de Central que iban a ejecutar la cláusula de rescisión -1,5 millones de dólares- para que Pinola pueda continuar su carrera en River. La llamada telefónica sorprendió a los directivos rosarinos, quienes día atrás le habían acercado al zaguero un borrador con las mejoras económicas ofrecidas para firmar un nuevo contrato por tres años.
Lo que la C.D. de Central no sabía es que otra conversación telefónica, ocurrida en la tarde del jueves, cam
bió la historia. Fue la que realizó Marcelo Gallardo comunicándose con el propio Pinola en su desesperación por reforzar la defensa del equipo que participa en la Copa Libertadores. La
intromisión de River “por la espalda” -según la calificaron- enfureció a los
dirigentes de Central, quienes ya habían recibido sondeos de Racing y de Boca, negociaciones que no prosperaron ante la aclaración de que no tenían ninguna intención de desprenderse del jugador.
“Nos sorprende porque hace 48 horas llamó Boca, hace cinco días llamó Racing y las conversaciones duraron un minuto. La respuesta en ambos casos fue que Central no negociaba a Pinola. Lo de River es de mal gusto”, se quejó -muy caliente- el vicepresidente primero Luciano Cefaratti.
No es la primera vez que River y Central tienen problemas de este estilo. Ocurrió algo similar con la salida de Marcelo Larrondo --donde también se ejecutó la cláusula de rescisión-- y en la frustrada transferencia de Víctor Salazar, cuando River intentó llevárselo con el mismo modus ope
randi. El marcador lateral se arrepintió luego de viajar a Buenos Aires y
en Núñez desistieron de seguir adelante con la operación.
La noticia del alejamiento de Pinola calentó las redes sociales durante toda la jornada de ayer. Las amenazas virtuales desencadenaron en un ataque al colegio Alemán, donde asisten los hijos del zaguero. La fachada del edificio amaneció con las leyendas “Pinola traidor” y “ojo x ojo”, y con la puerta principal quemada producto de dos cubiertas incendiadas.
A la tarde, el presidente Raúl Broglia, increíblemente, echó más leña al fuego. “D’Onofrio dijo que hay que ponerle una bomba a la AFA; por qué no lo queman a él en una plaza pública. Habla de honestidad y esos
son los peores deshonestos”, disparó. Luego, se disculpó: “Me equivoqué profundamente. Estoy muy arrepentido y no tendría que haber dicho eso.
Se me salió la cadena. Lo llamé y fue muy duro conmigo. Soy un hombre viejo y me tengo que frenar”.
En el medio, los directivos decidieron que Pinola no juegue hoy en San
Juan y ordenaron retirar la gigantografía (un enorme cartel con su rostro) que estaba colocada en uno de los ingresos al estadio. Asustada, la mujer del defensor escribió un mensaje de WhatsApp a sus vecinos a modo de despedida. “Las amenazas a mis hijos nos obligan a tener que irnos por un par de días. Perdón por no poder despedirnos de ustedes como corresponde”, se lamentó.