San Lorenzo regaló un tiempo y luego del gol no supo cambiar
Además, el equipo de Aguirre no exprimió su mejor momento y terminó con Barrios y Romagnoli en el banco.
Esta vez no hubo milagro. En Córdoba, San Lorenzo se acordó muy tarde de buscar el triunfo, desperdició la chance más importante de asegurarse un lugar en la Copa Libertadores 2018 y ahora deberá esperar para asegurar su lugar. Con el 1-1 ante Talleres, los azulgranas terminaron séptimos en el torneo, con un premio consuelo que supo a poco: el boleto a la Sudamericana 18.
Lo sabía San Lorenzo antes de entrar a la cancha: para clasificar a la Libertadores 2018 debía ganarle a Talleres. Sin embargo, esa necesidad de quedarse con los tres puntos quedó en un simple deseo para los azulgranas, que apenas patearon una vez al arco de Herrera en los primeros 45 minutos. La forma también evidenció el pobre rendimiento de los de Boedo: esa situación fue a través de un lejano disparo de Mercier, que sin opción de pase decidió probar suerte desde afuera del área. Apurado, incómodo e impreciso, San Lorenzo nunca pudo hacer pie en esa etapa inicial, que tuvo a Talleres como único dueño del partido.
Bajo la batuta de Guiñazú y Gil, el local se apoderó de la pelota y lastimó a su rival en cada avance, especialmente a espaldas de Zalazar. En el armado de la defensa azulgrana por parte de Aguirre la T encontró ventajas: con Caruzzo suspendido y Paulo Díaz en Rusia (está disputando la Copa Confederaciones con Chile), el uruguayo eligió a Zalazar como lateral derecho, cuando en realidad es central. Además, esa última línea azulgrana no le escapó a una realidad: a excepción de Angeleri, los otros integrantes (Zalazar, Senesi y Rojas) apenas tienen 20 años y un puñado de partidos en Primera. Para colmo, antes del entretiempo, el ex Estudiantes de La Plata debió ser reemplazado por lesión. Sin Coloccini en el ban- co de suplentes por una decisión del DT, el que entró fue otro pibe: Santiago López, de sólo 19 años (ayer hizo su debut en Primera). En este contexto, la T pudo marcar en dos oportunidades, pero en la primera Menéndez no llegó a empujar la pelota y luego su zurdazo fue desviado por Navarro.
Parecía mareado San Lorenzo, a borde del nocaut. Pero en el segundo tiempo cambió la cara, y finalmente se vio ese equipo sediento de clasificación. En sólo 120 segundos, Merlini, de cabeza, y Blandi, con un remate lejano, tuvieron su chance. Luego, el tiro libre de Belluschi encontró la mano de Herrera y, más tarde, el cabezazo de Blandi se topó con el palo. Era el mejor momento de los de Boedo. Pero la lógica casi nunca va de la mano con la pelota. En uno de los pocos ataques de Talleres en el segundo tiempo, Godoy -lateral derecho en los papeles- definió como nueve para el 10. La desesperación se adueñó de San Lorenzo. Aguirre movió el banco, pero sorprendentemente hizo ingresar a Botta y Avila (de flojo rendimiento cada vez que le tocó jugar) y dejó sentado al Perro Barrios, que cumplió las veces que ingresó, y a Romagnoli, el eterno ídolo con contrato recién firmado. Ortigoza, en su último partido, salió reemplazado. El penal de Blandi, al final, maquilló la chapa.
El festejo, que se inició en Córdoba, siguió en Racing y en Banfield. Ahora a San Lorenzo le quedan dos chances para estar en la Libertadores 18: ser campeón de la actual edición (enfrentará a Emelec en octavos) o alzar la Copa Argentina. ¿Habrá un nuevo milagro azulgrana?