La marcha del miércoles divide a las propias organizaciones sociales
El piquete del miércoles, que terminó en represión, generó rispideces entre las propias organizaciones sociales. Las agrupaciones mayoritarias aseguran que esa movida sólo benefició al Gobierno. El martes hubo una multitudina
ria marcha de las organizaciones so- ciales y agrupaciones de izquierda. Allí no hubo represión, sólo una recorrida por el centro, que generó caos vehicular, pero no reacciones policiales. El miércoles la situación fue violenta, explícita, transmitida en vivo por TV. ¿Cuál es la diferencia? La primera es el origen de quiénes organizaron las movilizaciones. La del martes estaba comandada por el Tridente, que reúne a la CCC, Barrios de Pie y CETP. El miércoles fueron La Cámpora, Tupac Amaru, Quebracho.
Los tres primeros recorren el “cami
no del medio”, no se alinean en la CETP Macri vs. Cristina. Barrios de Pie juega con el Frente Renovador (aunque en provincia no llegaron a cerrar acuerdo por las listas); CCC está con sectores de izquierda, más ligada a CTA de Víctor De Genaro, y la CETP apoya a Randazzo. En cambio los organizadores del miércoles son todos cercanos al kirchnerismo. La segunda diferencia está en los objetivos. El miércoles la protesta
frente a Desarrollo Social arrancó con un “Vamos a romper todo” y un recla
mo de más planes sociales. En cambio, la movilización del martes tuvo un objetivo de más largo plazo. Las organizaciones que marcharon ese día quieren un lugar institucional que supera los planes. A estos ya los tienen, pero quieren transformarse en los representantes formales de los desocupados, de los pobres. Por eso tienen un canal de diálogo abierto con la CGT, para tener un lugar en ese espacio en representación de los que no tienen trabajo. Y de aquellos que reciben subsidio del Estado. Pero además hay más de 400.000 personas que cobran planes Argentina Trabaja, Ellas Hace o el Salario Social. Y esos haberes están atados al salario mínimo. Por eso la marcha del martes era para reclamar una silla en la mesa donde se discute, precisamente, el salario mínimo. Sería, para ellos, un reconocimiento institucional importante. Les daría un lugar en la estructura que luego permitiría abrir la puerta a otros reclamos, como obra social, por ejemplo.
Esas dos diferencias marcan un abismo respecto a cómo se planta cada uno frente al Gobierno. Los del martes negocian fluidamente con Desarrollo Social. Los del miércoles buscaron provocar en ese mismo lugar: a ellos les sirve polarizar.
“Pero el que ganó fue el Gobierno, que logró mostrarse duro ante un electorado que pide esa dureza -dicen los sectores mayoritarios de los
piqueteros-. Y ante la opinión pública perdimos todos, porque para la gente es difícil distinguir una cosa de la otra”.