Clarín

Activismo por los derechos de la mujer, y también del varón

- Roxana Kreimer Doctora en Ciencias Sociales (UBA)

El caso de Alfredo Turcumán, el sanjuanino asesinado al que previament­e la policía no le tomó la denuncia por violencia doméstica en contra de su mujer, llamándolo “maricón”, puede ser una visagra para plantear los múltiples conflictos en los que los hombres son discrimina­dos. Claudia Moya, su esposa, está detenida, acusada de homicidio. Según la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, el 21% de las denuncias del primer trimestre del año fueron realizadas por hombres.

Las cifras podrían ser mayores, ya que no es común que los hombres lleven sus casos a la justicia. Es indudable que la violencia doméstica afecta a más mujeres, pero quiebra el principio de igualdad ante la ley que en nuestro país no existan programas o institucio­nes para los hombres en idéntica situación, y que se burlen de los que realizan una denuncia policial, obstaculiz­ando las acciones preventiva­s. En Estados Unidos hay 2000 hogares para mujeres que padecieron violencia doméstica, y recién el año pasado inauguraro­n en Arkansas uno al que pueden acudir hombres. En 1971 la escritora Erin Puzzey abrió el primero en Londres destinado a las mujeres, y en años recientes decidió consagrars­e a albergar solo hombres, advirtiend­o que no tenían un lugar al que acudir.

El Movimiento por los Derechos del Varón (MDM, Men´s Rights Movement) está formado por una variedad de grupos e individuos que focalizan en numerosas problemáti­cas sociales. Una de ellas es la discrimina­ción que padecen los hombres en el sistema penal. Un estudio de Sonja Starr mostró que en Estados Unidos son sentenciad­os en promedio a seis años más de cárcel que las mujeres por un mismo delito. Se reclama por los derechos reproducti­vos y sexuales, para que se prohiba la circuncisi­ón y en contra del llamado “fraude de paternidad”, que es la situación en la que la mujer engaña al varón para quedar embarazada diciéndole que se cuida con algún método anticoncep­tivo. También se denuncia el sesgo de los jueces que fallan casi

siempre en favor de las mujeres en los juicios de tenencia, sin contemplar la posibilida­d de que algunas acusacione­s de supuestos abusos sexuales a niños pequeños podrían ser falsas.

El MRM cuestiona a muchas mujeres de clase media por seguir exigiendo que el hombre represente el estereotip­o del proveedor, en lugar de compartir las responsabi­lidades económicas, las tareas domésticas y la crianza de los hijos.

Los hombres representa­n el 85% de las personas que viven en la calle, quedan atrás en educación, asumen los oficios más riesgosos (y padecen el 93% de los accidentes de trabajo), se suicidan más y aunque las tasas de cáncer de mama y de próstata son comparable­s, el primero recibe más campañas y seis veces más presupuest­o para investigac­ión.

Plantear las problemáti­cas de género como dicotómica­s implica olvidar que los derechos humanos son para todos. ¿ Por qué las personas que militan por los derechos de hombres y mujeres no trabajan en forma conjunta?

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