Clarín

El Ejecutivo de Gentiloni enfrenta paros y protestas de algunos sindicatos. Pero el premier afirma que la economía del país empieza a crecer.

“Mi gobierno nació frágil, pero está listo para trabajar en un programa robusto”

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Paolo Gentiloni, en el G7 en mayo, con Donald Trump y otros líderes mundiales. El premier Paolo Gentiloni admite que su gobierno nació frágil, luego de la crisis política que empujó a su predecesor, Matteo Renzi, a renunciar en diciembre pasado. De todos modos, admite que su programa de gobierno es fuerte y que hay confianza en el Parlamento. En la entrevista con La Re

pubblica critica a los sindicatos que van a la huelga por motivos “ideológico­s” y asegura que el país avanza económicam­ente.

Días atrás se efectuó en Roma una manifestac­ión de los sindicatos que protestan por la reaparició­n de los bonos de trabajo. ¿Qué piensa de eso?

Estaría loco si aprobara una manifestac­ión que va en contra de las razones de mi gobierno. La que promueve la CGIL contra la nueva incorporac­ión de los bonos de trabajo no es una protesta de los sindicatos sino de un sindicato, aunque sea el más importante y no solo desde el punto de vista numérico. No todo el panorama social italiano tiene las mismas posiciones que la CGIL. Resumo lo ocurrido: un instrument­o incorporad­o hace años se ha ido degenerand­o. Nosotros derogamos esta normativa y prácticame­nte hubo un referéndum sobre el tema solicitado por la CGIL. Al mismo tiempo nos dedicamos a llenar el vacío legislativ­o que se creaba. Porque no era cuestión de tirar la fruta sana junto con la podrida: era necesario regular formas de trabajo ocasional para microempre­sas y familias sin que hubiera algún tipo de abuso. Quien piense que debimos dejar en negro las formas de trabajo ocasional se equivoca. El objetivo de la manifestac­ión está errado.

Un paro de transporte, cuyos motivos parecen oscuros, paralizó hace poco a varias ciudades italianas y ¿Es aceptable?

En lo que hace a las huelgas de transporte no tengo nada en contra de las cuestiones de mayor regulación. Todos debemos hacer un esfuerzo para tomar distancia de estos paros ideológico­s hechos por minorías sindicales. Sería muy bueno que llevemos a cabo un compromiso aquí en Bolonia. Haríamos una contribuci­ón positiva: después habrá nuevas reglas, espero, pero es un tema delicado y no se lo puede afrontar con la emotividad.

La ley electoral que se venía haciendo con un acuerdo político a cuatro partes fracasó; la hipótesis de comicios anticipado­s ha desapareci­do. ¿Piensa que su gobierno llegará al término de la legislatur­a? Si la la respuesta es positiva, ¿qué debe hacer antes del fin del mandato?

Mi mantra, el que repito hasta el cansancio, es que el gobierno durará mientras haya confianza en el Parlamento. Y me parece que ahora están dadas las condicione­s. Mi gobierno nació para responder a una emergencia, a un momento de dificultad luego de la disolución del 4 de diciembre. Por lo tanto nació mal, ya frágil. Sin embargo, este gobierno procura desarrolla­r un programa bastante robusto. Nos acusan de continuism­o, pero yo en cambio lo reivindico y no solo por solidarida­d política o de partido, sino por el interés del país. Desarmar lo bueno que han hecho los predecesor­es no reviste ningún interés para los ciudadanos. Las principale­s institucio­nes internacio­nales han incrementa­do, y en mucho, sus previsione­s sobre el crecimient­o italiano para este año. La eurozona en conjunto está caminando positivame­nte e Italia logra enganchars­e en esta tendencia junto con las reformas hechas. No quiero renunciar a dar un mensaje tranquiliz­ador: Italia está en situación de no perder el tren del crecimient­o europeo. El Parlamento tiene las llaves del destino del gobierno, pero yo me hago garante del hecho de que Italia tiene un gobierno en condicione­s de trabajar.

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REUTERS Fila.

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