Por el escándalo de los abusos, quieren transformar el Próvolo en un museo del horror
Lo propuso el jefe de los fiscales de Mendoza. La vicegobernadora pide el retiro de la congregación religiosa del predio, que permanece cerrado. Ayer declaró otra víctima de abuso sexual y ya son 25 los denunciantes. Por el caso hay 6 detenidos.
Por orden judicial, el predio del Instituto católico Antonio Próvolo de Mendoza permanece cerrado con custodia policial. La causa judicial cumplió seis meses. El 28 de noviembre pasado, estalló la catarata de denuncias de abusos sexuales a menores sordos y la declaración de víctimas continúa hasta ahora. Las autoridades del Próvolo en Italia reclaman que el edificio les sea devuelto. Desde la Procuración en Mendoza quieren transformarlo en una espe
cie de Auschwitz, un emblema del horror. Y la Defensoría de las Personas con Discapacidad y la vicegoberandora, piden el retiro de la congre- gación religiosa y la entrega del predio de seis hectáreas con sus tres edificios, ubicado en calle Boedo de Luján de Cuyo.
El jefe de los fiscales, Alejandro Gullé, quien entendió que los chicos ahí alojados “fueron entregados al lobo”, en referencia a los curas abusadores, pidió que el predio sea refaccionado y funcione como museo del horror, “una especie de Auschwitz”. También la vicegobernador Laura Montero (UCR) habló de una posible expropiación. “Sería bueno poner una escuela modelo de inclusión. Es un mensaje alentador: donde estuvo el horror crear una escuela inclusiva”, dijo. Y Carlos Lombardi, de la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclesiástico de Argentina, opinó: “Si habilitaran al Próvolo sería como volver a la Esma”.
Los 117 alumnos, de 4 a 17 años, que concurrieron hasta diciembre del año pasado, fueron reubicados en otras escuelas por orden del gobierno de Alfredo Cornejo (Cambiemos). Y el colegio fue cerrado. El titular de la Defensoría, Juan Carlos González, dijo que se solicitó “de manera clara y contundente” que la Compañía de María (como se llama la orden con sede nacional en La Plata) se retire del predio, al considerar que los miembros de esa congregación “no pueden seguir a cargo de la educación ni del cuidado de niños”.
Gullé admite, sin embargo, que desde la Justicia, “tendremos que devolver el edificio a la Orden religiosa una vez terminadas las actuaciones legales”. El fiscal de la causa, Gustavo Stroppiana, le dijo a Clarín que este plazo podría cumplirse en pocas semanas: “Ya hemos realizado los allanamientos y hasta filmado y revisado cada espacio interior y exterior”. La última palabra será del Gobierno de Mendoza, que por ahora se mantiene en silencio. “Es una decisión política qué hacer con el Próvolo”, subraya el procurador Gullé.
Los casos investigados involucran a niños y adolescentes internados desde 2005 a 2016 en el colegio mendocino. Las sedes centrales del Próvolo funcionan en La Plata y en Verona (Italia), donde también hay denuncias contra los curas.
El fiscal Stroppiana está convencido de haber aportado pruebas sustanciales que permitirán que el caso llegue a juicio oral, posiblemente en un año. Hay más de 25 víctimas men-
cionadas en la causa y 18 de ellas ya han declarado. Tenían entre 4 y 17 años cuando ocurrieron los abusos que denuncian. Algunos de ellos lograron rehacer sus vidas. Otros atraviesan crisis emocionales y hasta intentos de suicidio. Todos son discapacitados, por eso declararon a través de la Cámara Gesell. Asistidos por sicólogos y en presencia de un traductor oficial del lenguaje de señas, pudieron relatar el horror.
Ayer declaró la víctima número 18: un joven de 21 años que dijo haber sufrido abusos mientras estuvo en el Próvolo, entre 2005 y 2007. “Dijo que lo violaban, lo golpean, se desmayaba y cuando se despertaba, seguían
violándolo”, contó el abogado Sergio Salinas. Por este caso, hay 6 detenidos: los curas Nicola Corradi (83), Horacio Corbacho (56) y la monja Kumiko Kosaka (45). Y tres administrativos.
El cura Corradi arrastra denuncias de pedofilia desde hace 50 años en Italia. Fue denunciado por la red de víctimas de Verona y trasladado a la Argentina para acallar las denuncias. Las víctimas que han declarado tienen ahora entre 10 y 28 años. Algunos retomaron sus estudios, otros han formado pareja y hasta han tenido hijos. “No quiero que otro chico tenga que pasar de nuevo por algo así”, argumentó uno de los denunciantes, que es papá de dos pequeños.
El espanto permanece en la vida de varios de estos jóvenes que han atravesado crisis emocionales. “Un adolescente tuvo un intento de suicidio. Otra chica, de 17 años, en la audiencia con la monja acusada de ser cómplice de las violaciones, dijo que `iba a matarse si la religiosa era liberada`”, relataron los investigadores judiciales.