Tras la polémica por un suicidio, el paro en la ANSeS casi ni se sintió
El 72% de las sucursales atendió como todos los días. En Mar del Plata sólo cerró la sucursal de la tragedia.
Algunos a protestar, a decir su reclamo, y otros conmocionados por la noticia del hombre que se había quitado la vida allí mismo unas horas antes, de a poco, en la noche del jueves, fueron acercándose vecinos al local de la Anses de la avenida Independencia. Encendieron velas, alguien colgó un ramo de flores en la persiana y pegaron carteles manuscritos: “¡En mi país... qué tristeza!”; “Los abuelos no somos descartables”; “No matarás”, decían algunos mensajes, con evidente intención política. Pero ya en la mañana de ayer, aún con las persianas bajas, sólo quedaba el cartel que anunciaba el cierre por duelo.
Fue la única delegación de las cinco que tiene Anses en Mar del Plata que no abrió sus puertas, las demás atendieron al público normalmente pese a que el gremio que nuclea a los trabajadores previsionales había lanzado un paro general en todo el país. Donde la medida se sintió fuerte fue en el Gran Buenos Aires, en el resto del país el acatamiento fue dispar. Anses aseguró que la atención en el 72% de las delegaciones fue “habitual”.
“En realidad, los trabajadores estuvieron en estado de asamblea permanente, lo que hicimos fue convocar a una jornada de reflexión a raíz de lo que había ocurrido”, explicó a Clarín Darío Canseco, secretario de organización de APOPS (Asociación del Personal de los Organismos Previsionales), minimizando el resultado de la medida de fuerza que lanzaron tras el suicidio de Rodolfo Estivill.
El jubilado, de 91 años, eligió suicidarse en medio del salón del local de Anses, parado en el rellano de una escalera y a la vista de todos. Había pasado poco más de las 10 de la mañana. Tiró su bastón al suelo, lo que llamó la atención de quienes estaban más cerca, enseguida se apoyó un revolver a la cabeza y se disparó. “Estoy cansado”, se le oyó decir: “Este es mi destino”.
Hubo escenas de pánico, corridas y confusión. Y todo quedó filmado en un video que se viralizó. A los pocos minutos la noticia de la muerte de un jubilado en la Anses comenzó a replicarse en las redes sociales, y en estos días de campaña electoral muchos dirigentes del kirchnerismo la usaron políticamente para criticar al Gobierno.
En la puerta lo esperaban a Estivill sus dos sobrinas. Nora Leydet y Valeria Cabral habían llegado a Mar del Plata el martes, convocadas por su tío. Estivill estaba solo: su esposa falleció hace ocho años, y el último mes había perdido al último de sus amigos. Tenía problemas para movilizarse, y les pidió a sus sobrinas que lo vinieran a buscar para llevarlo con ellas a Buenos Aires. Habían ido a la Anses a consultar qué tramite debía hacer para que continuará seguir cobrando la jubilación en su nuevo domicilio, que iba a ser un geriátrico porteño.
Hacía cuatro décadas que Estivill se había radicado en Mar del Plata. Era médico, fue cirujano y durante algunos años trabajó para la Policía de Neuquén, por lo que la fiscal Andrea Gómez estimó que “tenía conocimiento en el manejo de armas”. Vivía solo en un chalé de la calle Quintana, en un barrio residencial, y percibía 27 mil pesos mensuales, 18 mil de su
jubilación y 9 mil de pensión.
“Estamos ante un caso típico de suicidio. Se trataron de investigar las causales en razón de desechar cualquier tipo de hipótesis criminosa, algún tipo de instigación. Y lo concreto es que se desecharon esas hipótesis con la declaración de sus familiares, de testigos y los propios dichos del señor antes de morir”, explicó la fiscal de la causa. Como formalidad, con los datos de la autopsia la causa será cerrada. Las sobrinas de Estivill resolvieron no velarlo, y cumplieron con darle sepultura junto a los restos de su esposa.