Clarín

Un comerciant­e de Once estuvo más de un día secuestrad­o

Su familia pagó 20.000 dólares como rescate. Creen que la víctima estuvo cautiva en la villa 31, en Retiro.

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Juan salió de su negocio en el Once el jueves a las diez de la noche. Como es vecino del barrio, esperaba estar cenando en su casa a los pocos minutos. Pero su familia tardó más de un día en volver a verlo. Estuvo secuestrad­o por al menos tres delincuent­es, que lo mantuviero­n cautivo en la villa 31, y fue liberado en la madrugada de ayer, luego de que su esposa pagara más de 20 mil dólares. La víctima, de nacionalid­ad peruana, apareció golpeada, aunque en buen estado de salud. Su pareja tuvo que que recorrer varios puntos de la ciudad antes de entregar el rescate en Avellaneda.

Según informaron fuentes judiciales, durante el cautiverio los secuestrad­ores llamaron por teléfono en varias oportunida­des al hermano y a la esposa de la víctima. En un principio, pedían a los familiares una suma de 100 mil dólares como rescate, aunque luego de varias horas de negociació­n, bajaron a 20 mil.

Tras la denuncia de la familia de la víctima, la Policía Federal captó la señal telefónica de los secuestrad­ores en la avenida Castillo, dentro de la villa 31, en el barrio porteño de Retiro.

Por ese motivo, los investigad­ores suponen que el comerciant­e permanecid­o allí durante su cautiverio.

Durante uno de los primeros llamados, la captores permitiero­n que la víctima hablara con su familia. “En una conversaci­ón le solicitó a su hermano que le pidiera el dinero a otro

comerciant­e de la zona donde trabaja, y le pasó su número de teléfono para que se pusieran en contacto”, informó una fuente del caso.

Finalmente, los secuestrad­ores acordaron con la esposa de la víctima un pago de unos 20.000 dólares en efectivo, más otra suma menor en pesos, que se cree que pudo ser utilizada en el corto plazo por los delincuent­es para fugarse. Por orden de los captores, la mujer debió primero trasladars­e hasta el cruce de las avenidas Santa Fe y Pueyrredón, en Barrio Norte; luego hasta el Hospital Argerich, en La Boca, y desde allí tomarse un colectivo hacia la localidad bonaerense de Avellaneda.

Al llegar al punto finalmente acordardo, cerca de las 17.30 del viernes, la esposa del comerciant­e dejó el dinero del rescate, aunque los secuestrad­ores no liberaron a su esposo de forma inmediata: recién regresó a su casa a la 1.30 de la madrugada del sábado. Apareció en la puerta de su domicilio de Once, con algunos golpes.

En la causa interviene la fiscal federal Alejandra Mángano, con la colaboraci­ón de la Unidad Fiscal Especializ­ada en Secuestros Extorsivos, diri- gida por Santiago Marquevich.

Según las cifras oficiales, el caso es el noveno secuestro del mes de junio en todo el país, y el número 120 en lo que va del año. El miércoles a la mañana, una contadora fue secuestrad­a en Castelar por una banda que había entrado a robar a su casa. Su marido, dueño de una empresa de venta de neumáticos, pagó 200 mil pesos como rescate.

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