Clarín

Mañana, París será una fiesta

- Carola Sainz csainz@clarin.com

El desfile de alta costura de Karl Lagerfeld para Chanel es uno de los más esperados de la semana de la moda.

No sabemos con qué nos van a sorprender mañana. Vienen de inaugurar, el 21 de junio, la exhibición Made

moiselle Privé en el D Museum de Seúl, con un espectacul­ar recorrido por los orígenes de las creaciones de

Chanel, sus diseños más emblemátic­os, la alta costura reinventad­a por Karl Lagerfeld, la icónica fragancia

N°5 y la reedición de la única colección de alta joyería Bijoux de Dia

mants, diseñada en 1932 por Gabrielle Chanel, fundadora de este imperio en 1910, en París.

Mañana, en el Grand Palais, como de costumbre, Lagerfeld volverá a presentar la nueva colección de haute couture y de alta joyería, llamada

Flying Cloud, durante la semana de la moda francesa. Después de haberlo espejado por completo para el desfile de alta costura de la temporada verano 2017 y de convertirl­o en un

Centro de lanzamient­o N°5 para su colección otoño-invierno ready to

wear 2017/2018 -con un cohete inmenso de 37 metros de altura y 90 modelos, algunas con máscaras galácticas y todas con botas brillantes como constelaci­ones- es un misterio cómo el genio de Karl ambientará ahora ese espacio, en el corazón del Grand Palais.

Lo único seguro es que mañana a la noche es la presentaci­ón mundial de la nueva fragancia Gabrielle, quince años después del lanzamient­o del último perfume de la firma, Chance. A la fiesta en el Palais de Tokyo, sobre el Sena, asistirán la embajadora del perfume Kristen Stewart y está prevista la presencia de dos argentinas, las actrices e influencer­s Calu Rivero y Belén Chavanne, quien ya fue vestida by Chanel a la presentaci­ón de El ciudadano ilustre en el Festival de Cannes.

La fragancia Gabrielle es un floral abstracto con notas de nardo y jazmín. “Imaginada para una mujer que rompe barreras. Una nueva mujer”, explica Leandro Damario, maquillado­r oficial de la marca para Argentina. “Cada colección, es una mujer para la firma. Cuando uno habla de Co

co Mademoisel­le, piensa en una mujer sensual, misteriosa. Cuando hablamos del N°5 pensamos en una figura clásica, con una feminidad atemporal. Y cuando hablamos de

Chance, imaginamos un universo más joven. Ahora abrimos una nueva personalid­ad de la mano de nuestra creadora que es Gabrielle. Llamar a una fragancia con su nombre, para nosotros, es muy importante”.

No es para menos. En 1921, Chanel abrió un nuevo camino aromático con el extracto del N°5 que usaba (desnuda) Marilyn Monroe. “Antes del N°5, las mujeres olían monofloral­es. A agua de jazmín, violeta, rosa o lavanda. Con N°5, la diseñadora buscó una composició­n abstracta, con más de 80 ingredient­es: iris, ámbar, absoluto de jazmín, lireo, ylang- ylang”, describe. Para 1923 ya había creado 14 firmas aromáticas, la colección Les Exclusifs. A ellos le siguieron, entre otros, N° 5

L´Eau (más fresco, menos atalcado), Coco Noir (oriental) y Allure. “No hay traducción para esa palabra -explica Damario-. Es lo que hace a una persona única, lo que la distingue. Chanel decía: Para ser irremplaza­ble, hay que ser diferente”.

Lagerfeld sigue ese patrón. Además de diseñar para Fendi desde 1965, mantener su etiqueta Karl Lagerfeld desde 1974, ganar millones con su gata Choupette y haber realizado coleccione­s cápsula para Vilebrequi­n (firma francesa de trajes de baño), la ilustrador­a Tiffany Cooper (ropa y accesorios de prêt à porter), Italia Independen­t (anteojos), el artista e ilustrador Steven Wilson (básicos muy coloridos) y ahora Swarosvski (joyas), el diseñador no para de reinventar­se.

El modo en que recree y rediseñe -una vez más- la chaqueta de

Chanel en los próximos desfiles, por ejemplo, es un desafío al que nos tiene acostumbra­dos. Esta prenda, ideada en 1953, ocupa un lugar único en el mundo de la moda. Desde 1983 -año en que se incorporó a la firma como director creativo- Lagerfeld la reinterpre­ta en cada colección. La combinó con una falda a juego, contrastad­a con jeans y minis bordadas, en colores pastel, con brillos o en blanco y negro. La jacket se presta a todas las metamorfos­is, pero no pierde su esencia: de inspiració­n masculina, recta y con ribete a tono o contratono, sin entretela, con cuatro bolsillos, los botones símbolo de la casa Chanel, la cadena como terminació­n para garantizar una caída perfecta y siempre de tweed en telar hecho a mano, su materia prima.

“En la moda hay cosas que nunca pasan de moda: el jean, la camisa blanca y la chaqueta Chanel”, dice Karl. Hay que ver cómo se supera a sí mismo y la reinventa esta temporada.

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