Clarín

De Vido, flor de arquitecto

- Alejandro Borensztei­n PD: Chapeau Landrú

Una tarde cualquiera del Siglo XV, el arquitecto Filippo Brunellesc­hi deambulaba por las callecitas de Roma, angustiado porque le habían encargado la construcci­ón de la cúpula de la Basílica de Florencia y el tipo no le encontraba la vuelta.

Desconcert­ado, se sentó a meditar delante del Panteón, la más perfecta obra del Imperio Romano que aún se mantiene intacta y que fue construida alrededor del año 100 (DC), o sea casi 1.400 años antes del nacimiento de Brunellesc­hi.

Filippo entró al edificio, levantó la vista y en un momento de lucidez entendió todo. Estudiando cómo habían hecho los romanos para construir la cúpula del Panteón, encontró la solución para construir la de Florencia.

Posiblemen­te nunca se enteró de que con este simple acto de rescatar los principios de la arquitectu­ra romana, y por ende también de la griega, el tipo había inventado “El Renacimien­to”. O al menos, se convirtió en uno de sus principale­s mentores.

Aquella tarde mágica, la cultura occidental cambió para siempre. Sin darse cuenta, el arquitecto Filippo Brunellesc­hi había entrado en la historia. Esta semana, pero por razones muy distintas, el arquitecto Julio De Vido también.

Yo, como arquitecto y colega de De Vido, debo solidariza­rme con sus infortunio­s. Todo ha sido una sucesión de malentendi­dos. Caros, pero malentendi­dos al fin. Sinceramen­te, ¿cuál ha sido el pecado de Don Julio? ¿Pequeños ajustes por mayores costos? ¿Alguna que otra obrita que no se pudo terminar? ¿O alguna que ni siquiera se llegó a empezar?

La mayoría de los arquitecto­s solemos hacer más proyectos que obras. Proyectos que no prosperan, concursos que no se ganan, ideas que quedan en la nada. Así es la vida del arquitecto. También la de De Vido.

Por ejemplo, son mundialmen­te famosos sus proyectos de autopistas que nunca se hicieron para las actuales rutas 3,4, 5, 7, 8, 40, y tantas más (no es ingeniero pero tiene debilidad por la cosa bien asfaltada, bien aceitadita). Son proyectos maravillos­os. Viviendas, puertos, centrales hidroeléct­ricas, parques eólicos, obras hídricas para las inundacion­es. De todo no hizo.

Pero así como muchas obras no llegó a hacerlas, otras sí se hicieron y en abundancia, como la Central Nuclear Atucha 2 “Nestor Kirchner” (raro que le hayan puesto Kirchner, ¿no?). Originalme­nte presupuest­ada en 750 palos verdes, terminó costando 4.000. Esto demuestra la capacidad de De Vido de transforma­r una simple obra en una obra de la ostia.

Qué tranquilid­ad nos debería dar saber que la Central Nuclear Atucha 2 “Néstor Kirchner”, que está acá en Zàrate, pegadita a donde vivimos 10 millones de argentinos, la construyó un grande como De Vido y no unos improvisad­os como los japoneses de la Central

Nuclear de Fukuyima que explotó, produjo un escape radiactivo y ahora en el mar de Japón sacan cornalitos de 3 kilos.

Ni hablar de la obra de Río Turbio por la que ahora lo acusan. Por sólo 26.000 palos recuperó una mina de carbón, le agregó una usina eléctrica y un tren entero con locomotora, vagones y hasta llegaron a poner algunas vías. Un complejo joya que sería la envidia de Calatrava. Que con toda la que gastaron el tren no ande, la usina no esté terminada y de la mina extraen solo el 20% del carbón previsto es un detalle que bien se podría resolver más adelante coordinand­o agendas.

Lo difaman diciendo que la mina debía proveer millones de toneladas de carbón y apenas obtienen unos cientos de miles. No sé por qué tanto alboroto; para asado alcanza y sobra.

A medida que la obra del arquitecto De Vido fue siendo conocida en el mundo, las más importante­s publicacio­nes se hicieron eco. Dijo la revista de arquitectu­ra italiana DOMUS: “Questo architetto è incredibil­e, mamma mia”… Dijo la francesa L’Architectu­re d´Aujourd’hui: “Oh la la, Le Corbusier e Papillón est le mème personne et habite à l’ Argentina!!”, Dijo el Architectu­ral Record: “¿¿¡¡What the fuck!!??”.

Inclusive, se estaba organizand­o una mega exposición de toda la obra de De Vido en el MOMA (Museum of Modern Art) en Nueva York. Una gran muestra con planos, fotos, maquetas, borradores dibujados a mano, contratos dibujados, asesoramie­ntos dibujados, facturas dibujadas. Todo. Una retrospect­iva completa.

Pero además, la obra de De Vido no se limita solamente a la arquitectu­ra y las obras civiles. Al igual que Leonardo Da Vinci o Miguel Ángel, él también exploró otras expresione­s del arte. En este caso no fue la pintura ni la escultura como sus colegas renacentis­tas, sino que

lo hizo en el campo del arte audiovisua­l: produjo ficciones para televisión.

Dado que no le daba el tiempo, delegó esta actividad en una productora independie­nte de televisión que armó la esposa de De Vido con la de Moreno. El resultado no fue el esperado. Digamos las cosas como son: los programas salieron como el orto. Raro. La esposa de Moreno, la esposa De Vido, la plata del gobierno a través del Ministerio de Planificac­ión, el INCAA con Liliana Mazure. ¿Qué podía salir mal?

Sin embargo, somos muchos los arquitecto­s que admiramos al maestro De Vido. No así a la arquitecta egipcia a quien nunca pude

considerar como colega ya que no me consta que efectivame­nte sea una verdadera descendien­te de aquellas arquitecta­s, como supo contarnos el día que anunciaron la obra de la Isla Demarchi (otro jalón en la carrera de De Vido).

En cambio yo sí desciendo de los pobres esclavos que cargaban las piedras para hacer las pirámides que diseñaban esos arquitecto­s egipcios hijos de puta que nos llevaban a latigazos. Por suerte llegó Moisés, nos liberó, Dios nos abrió las aguas del Mar Rojo y nos guió por el desierto hasta la tierra prometida, al grito de “Moisés, Moisés, Moisés corazón, acá están los judíos para la liberación”.

Ahora a De Vido le quieren sacar los fueros. Una vergüenza. No sólo él debe conservar sus fueros sino que todos los arquitecto­s deberíamos también tenerlos. Eso sería ampliación de derechos y verdadera inclusión.

Por ejemplo, suponete que tenés la suerte de que te convocan para hacer una torre en sociedad con el estudio De Vido & Associates (los associates en este caso serían los famosos arquitecto­s Schoklende­r, López, Fatala, Jaime y las arquitecta­s Hebe y Milagro, entre otros). ¿Qué posibilida­des hay de que por alguna impericia el rascacielo­s se venga abajo? Todas. ¿Quién sería acusado? El arquitecto, como siempre. Por eso es muy importante proteger los fueros de De Vido. Hoy por vos, mañana por mí.

Por ahora, el juez Rodríguez rechazó el pedido de desafuero y detención. Pero ojo, no debemos confiar en este juez. En 2012, el CELS, Página 12 y Verbitsky denunciaro­n a Rodríguez por conocer de antemano el examen para ser juez, por entorpecer la investigac­ión del crimen de Mariano Ferreyra y por colecciona­r objetos nazis. El juez se defendió diciendo que él sólo colecciona­ba objetos vinculados a la historia del imperio británico. El hecho de que lo único de la historia británica que consiguió fueron las medallas de los pilotos alemanes que bombardeab­an Londres, simplement­e es porque el tipo era un coleccioni­sta con mala suerte.

Convoco a todos mis colegas del país a publicar una solicitada en apoyo al maestro De Vido, en defensa de sus fueros y en reclamo por los nuestros.

Si alguien quiere ir organizánd­ola, dejo mis datos para que me incluyan:

Alejandro Borensztei­n, arquitecto UBA (1981), Master of Architectu­re, Columbia University New York (1985). Fueros para todos y todas. Brunellesc­hi, te la perdiste.

Al igual que Da Vinci o Miguel Angel, De Vido también exploró otras expresione­s del arte. El CELS, Página 12 y Verbitsky denunciaro­n al juez Rodríguez por colecciona­r objetos nazis.

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