“Los pesqueros son una trampa, están emparchados y parecen submarinos”
Los dicen los familiares de las víctimas de El Repunte, el buque que se hundió hace tres semanas en el Sur.
La hermana del capitán del Repunte, Gabriela, lo reitera: “El barco no se hundió por una tormenta: tenía un parche en la proa”. Su hermano, Gustavo Sánchez, es uno de los siete hombres desaparecidos tras el hundimiento del pesquero, a 80 kilómetros de la costa de Rawson. Un grupo de marineros corrobora su denuncia con un ejemplo que está a la vista: señala un barco amarrado en una dársena, el “San Antonino” (de Ostramar, la misma propietaria que el Repunte), que muestra una solución endeble para un problema que los años y la corrosión causan en estos viejos barcos: tiene un chapón oxidado soldado en la cubierta. “Esto no es un barco, es un submarino”, dice uno de los marineros.
Hay una larga saga de siniestros que terminaron en tragedias de altamar. Antes del Repunte, fueron los pesqueros San Jorge, en 2015, y San Antonino, en septiembre del año pasado. Pero nunca antes familiares y trabajadores navales se habían expresado como ahora tras un naufragio: esta vez denuncian que los controles de seguridad son laxos, que hay barcos que ya no pueden navegar y que la corrupción los empuja al mar.
El casco del Repunte fue localizado hace unos días por Prefectura. Pero debido a las malas condiciones del mar los buzos no pudieron bajar. “El barco estuvo tres años parado, en ese tiempo el dueño lo movió cada seis meses para no perder el permiso de pesca. Lo saca unas horas, dice que se rompió, regresa a puerto y así sigue”, dice Silvia, esposa del marinero Claudio Islas, desaparecido en el mar. Mario Ciasca, maquinista, que el día del hundimiento navegaba en la misma zona de pesca, pone en duda los controles sobre los buques. “Este tenía todas las habilitaciones, pero está en el fondo del mar...”, dice.
El Repunte no se hundió por la tormenta, fue por la corrupción” Gabriela Sánchez Hermana del capitán del barco, que está desaparecido
Los familiares y los trabajadores del puerto hicieron varias marchas, la última ayer; las primeras fueron para que no cesara la búsqueda de los desaparecidos, ahora las hacen para que no haya “ni un hundimiento más”, nombre que además le dieron a una página en Facebook donde reciben respaldos y más denuncias.
El prefecto mayor Gustavo Campanini, jefe en Mar del Plata, explicó que todos los barcos tienen inspecciones ordinarias, como una VTV. “Efectivamente -contó-, Repunte estuvo parado un tiempo por problemas comerciales y empezó a navegar en enero de este año: hizo 7 mareas en Mar del Plata y salió de acá el 2 de junio con destino a Madryn. Allá fue reinspeccionado de manera extraordinaria, donde se verifica en general al buque, y salió a navegar. Decir que el barco no estaba en condiciones después de haber navegado seis meses me parece muy aventurado”.
Sus argumentos no conforman a los familiares, que insisten en que se revea las formas de control. “No puede ser que Prefectura sea la que habilita a salir (inspecciona, controla y da la certificación de navegabilidad) y luego sea la que investiga las causas de un naufragio”, dice Romina Sánchez. Ella y tantos más reclaman por una red de contención; cuenta que los funcionarios no entienden lo que atraviesan y ríe con la anécdota de la funcionaria municipal que en estos días de campaña les dijo que iba enviarles una caja de alimentos. “No vamos a parar porque se trata de que no vuelva a ocurrir. Lo del Repunte no fue un accidente”, concluye.