“Con El Repunte se hundió mucho más que un barco”

Me hablaron de la tormenta, me hablaron de las condiciones climáticas, miles de términos nuevos inundaron mis días, y a mí solo me duele el mar. Porque desde que recibí aquella noticia cada vez que escucho hablar de frío, nieve, lluvia, se me eriza la piel y se humedecen mis ojos, porque no puedo dejar de pen

sar que estás sintiendo frío. Me enoja, me lastima, me molesta, porque no tenía que ser así.

El 17 de junio, en pocos días se cumplirá un mes, se hundió el barco fresquero “El Repunte”. Para muchos de los que se enteraron, sólo se hundió un barco y muchísimos más ni siquiera conocieron la noticia, pero para doce familias y toda una comunidad portuaria se hundió mucho más que eso; se hundieron proyectos, promesas, esperanzas, se hundió la vida tal como la conocíamos hasta ese momento, porque salieron a trabajar y no volvieron.

Una cadena de fatalidades, una cadena de contratiempos, una cadena de versiones, una cadena de preguntas sin respuestas, una maldita y pesada cadena de cosas que conspiraron para que sucediera se llevó 10 pedazos de nosotros.

Y otra vez los argentinos nos tenemos que preguntar ¿ por qué comenzar a hacer las cosas bien cuando ya es tarde? ¿Por qué cuando esos padres, hijos, nietos, hermanos, parejas, amigos ya no van a volver?

El Repunte tardó en hundirse 30 minutos, pero nosotros nos hundimos como sociedad to- dos los días desde hace mucho tiempo. Nos hundimos cuando dejamos que otra vez sean las familias solas las que lleven adelante las luchas en búsqueda de justicia y también cuando naturalizamos las tragedias. Cuando sabemos que faltan controles, pero lo aceptamos; cuando no nos solidarizamos con el dolor del otro, cuando nuestros chicos mueren en recitales, en un boliche o en una ruta. Por momentos nos invaden la desesperación, la impotencia, la ira y la soledad. Porque sentimos que para nuestra sociedad los puertos están muy lejos. Los trabajadores portuarios no son hombres comunes y como ellos sus familias tampoco lo son, por eso no vamos a perder las fuerzas.

No bajaremos los brazos en hacernos escuchar porque tanto dolor no puede ser en vano, porque El Repun

te ya es un punto de quiebre. Porque nuestra lucha es por los nuestros y por los otros. Es para cuidar a los que

vienen. Porque nadie cuidó de los nuestros, hoy y hasta que todo cambie todos somos El Repunte.

Hoy me acordaba que cuando cumplí quince años me regalaste un bebote, era obvio que no estabas listo para verme crecer. Hoy soy yo la que no está lista, por eso no puedo hablar en pasado, no puedo despedirme, no puedo aceptarlo. Porque conservo esperanza, te seguiremos buscando, mientras tanto te encuentro en los ojos de mis hermanos. Definitivamente, “Flaco” querido, no tenía que ser así.

#Ningunhundimientomas #Repunte