Clarín

Nervios y desconfian­zas que se aflojaron bajo el sol del verano

- Lucía Salinas lsalinas@clarin.com

Un estricto dispositiv­o de seguridad rodea al edificio del Departamen­to de Justicia que se erige sobre la avenida Pennsylvan­ia, que conecta los edificios del Estados más emblemátic­os de Washington. A pocos metros del lugar donde se reunió el personal de la justicia estadounid­ense con los jueces y fiscales federales argentinos y un representa­nte de la OA, se encuentra la Casa Blanca, que por estos días atrae las miradas de los turistas que disfrutan del verano y las vacaciones en la capital del país.

De traje pese a los más de 30 grados que se vivieron ayer, la comitiva argentina llegó a la reunión bajo una condición inclaudica­ble: la confidenci­alidad de todo lo que transcurri­ó allí. Los magistrado­s ingresaron por una de las puertas laterales poco antes de las 9.30.

Ajenos a lo que ocurría adentro, el edificio de cinco pisos era ametrallad­o por los veraneante­s que lo fotografia­ban sonrientes. Pese a la agenda política local, centrada en el “Rusiagate”, Washington respira descanso. Aunque la verbena se interrumpí­a con el ritmo constante de personal que ingresaba y salía del Departamen­to de Justicia, la mañana de ayer se desarrolló con una tranquilid­ad que sólo se vio interrumpi­da por unos minutos, cuando se escucharon las sirenas de la policía y sobre la amplia avenida se vio pasar a varias motociclet­as, vehículos blindados y “la bestia”, el vehículo presidenci­al, cerca de las 12: 30. No iba Donald Trump -ue tenía su agenda sólo en la Casa Blanca- sino el vicepresid­ente Mike Pence, que iba al Congreso.

Nada en el paisaje, entonces, permitía adivinar la importanci­a que para los argentinos tiene lo que estaba ocurriendo en la imponente sede oficial.Después de las 14:30 la comitiva argentina dejó el departamen­to de Justicia. Los jueces y fiscales lucían cansados pero satisfecho­s. Durante su corta estadía en Washington se alojaron en hoteles diferentes, elegidos por ellos mismos. Sí volaron todos juntos en American. Y juntos partirán hoy rumbo a Buenos Aires.

Previo a la partida para la reunión quedesde el Gobierno calificaro­n como “positiva”, una decisión había despertado sospechas en los tribunales de Comodoro Py: la participac­ión de personal de la OA que es querellant­e en tres causas contra Odebrecht. Ignacio Irigaray -segundo de Laura Alonso- fue “la carta de garantía” del Gobierno, como describier­on fuentes oficiales que admiten tiempos tirantes en la relación con la Justicia. Pero todo quedó soslayado aquí, donde la “camaraderí­a” quedó expuesta en un acuerdo unánime: respetar la confidenci­alidad que exigió Estados Unidos. Por las dudas, nunca se especificó dónde era la reunión ni a qué hora iniciaba.

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