Clarín

Sobrevivir entre ruinas y cadáveres: el calvario de las mujeres de Mosul

Tras la victoria del ejército sobre los yihadistas del ISIS, esposas, madres o hermanas de civiles muertos cuentan el horror. Los chicos, los más castigados.

- MOSUL. AFP Y CLARIN

En el crepúsculo de la batalla de Mosul, los más frágiles pagan el precio más alto para sobrevivir. Como los cientos de mujeres y niños, liberados del yugo del grupo yihadista ISIS, que surgen como fantasmas de entre las ruinas.

Al límite del casco antiguo, donde siguen retumbando los disparos ais- lados de morteros y armas automática­s, unas 15 mujeres y 50 chicos esperan sentados en una calle, a la sombra para protegerse del sol sofocante. El ejército acaba de traerlos de Maidan, el último barrio donde los yihadistas resistiero­n hasta el final a las fuerzas iraquíes, que anunciaron el lunes su victoria tras ocho meses de combates.

Fátima, de unos 50 años, no puede dejar de llorar cuando describe los cuatro meses que pasó con su familia, sin “casi comida ni agua” en un sótano, vigilada por el ISIS, rezando para que no los alcanzaran los bombardeos. Por la mañana, cuando su calle parecía haber sido controlada por el ejército, salieron a la luz y caminaron hacia la libertad. En ese mismo momento, Ahmad, el hermano de Fátima, fue alcanzado por un disparo de un francotira­dor. Una ambulancia se lo llevó y no tuvo más noticias de él.

Otra mujer, postrada en el suelo, mira al cielo entre lágrimas. Al abandonar la Ciudad vieja de Mosul, Liaqaa dejó los restos de su hermano Ibrahim, también fallecido por una bala de un francotira­dor yihadista.

Algunas de estas mujeres esperan ansiosas que sus maridos vuelvan, otras pasan controles de los milita- res, que temen que se infiltren yihadistas entre los civiles. Otras, viudas, ya no esperan a nadie.

Compasivos, los soldados y los equipos de rescate distribuye­n pasteles, agua, jugo de naranja y frutas para los chicos, muchos de los cuales llegan deshidrata­dos.

“Hoy llegaron 250 desplazado­s”, explica sin dar su nombre un empleado de una ONG local, que les ofrece comida. Según él, “un cuarto de ellos están heridos, la mayoría por tiros de mortero o de francotira­dores yihadistas que disparaban contra civiles que huían”.

Los desplazado­s que no tengan familiares en los alrededore­s serán trasladado­s a campamento­s en el exterior de la ciudad. Según la ONU, unos 915.000 habitantes huyeron de la ciudad desde el inicio de la batalla de Mosul en octubre, entre los cuales 700.000 siguen fuera de sus casas.

En una de las calles, una niña de unos tres años deambula, perdida. Despeinada, con una túnica turquesa y un vendaje blanco en el cuello, aprieta contra ella con todas sus fuerzas una pequeña botella de agua, medio vacía.

“¿De quién es esta niña?”, grita un soldado. Alrededor, las mujeres lloran tan desconsola­damente que no pueden contestar.

Un poco más lejos, una joven madre, veinteañer­a, con una túnica negra y velo azul claro, está arrodillad­a contra una pared. Su cuerpo se retuerce de dolor mientras suplica a un soldado que la escuche. Una hora antes, esta mujer perdió a su hijo de siete años en un bombardeo, de no sabe qué bando, en el momento en que la familia estaba huyendo. “¡No pude hacer nada!”, gritaba, con el rostro desfigurad­o por el llanto. Junto a ella, su hija de 10 años le seca las lágrimas. “No llores, mamá”, le dice. Su túnica, con pequeños bordados, está manchada con la sangre de su hermano.

Al otro lado de la calle, Samira, de unos 20 años, abraza fuerte a sus dos hijas mientras intenta juguetear con su bebé, de pocas semanas, que no se mueve y tiene la tez grisácea.

“El ISIS nos pegaba cada vez que intentábam­os salir. Y fuera, estaban los bombardeos. Era horrible”, recuerda, todavía con voz temblorosa. Al final, el bebé empieza a llorar, como si volviera a la vida, bajo la mirada de los socorrista­s. El recién nacido tendrá al menos la suerte de no acordarse de la terrible batalla de Mosul.

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AFP Destrucció­n. Vista general de la ciudad de Mosul, luego del anuncio de la victoria del ejército iraquí sobre el ISIS, el lunes, tras duros combates.

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