Clarín

El Senado brasileño aprobó una polémica reforma laboral

- SAN PABLO. CORRESPONS­AL

El Senado brasileño aprobó anoche, por abrumadora mayoría, el texto principal de la reforma laboral. Fue por 50 votos a favor y 26 en contra, sobre un total de 81 parlamenta­rios de ese cuerpo legislativ­o.

Para llevar adelante la iniciativa, antes tuvieron que denegar las propuestas de cambio presentada­s por las fuerzas de la oposición. Quedan, sin embargo, pendientes de votar modificaci­ones que fueron presentada­s por los diferentes bloques par- tidarios. Si alguna de ellas fuera aprobada, eso significar­ía que todo el proyecto de ley deberá retornar a la Cámara de Diputados.

Las deliberaci­ones de ayer fueron muy complicada­s. Un grupo de senadoras de la oposición tomó la mesa directiva del plenario a lo largo de 6 horas. Como no las pudieron desplazar, les apagaron la luz y el aire acondicion­ado creyendo que ellas abandonarí­an el puesto. La “ocupación” de la mesa directiva ocurrió por cuenta de la “insensibil­idad” del oficialism­o de permitir la discusión de los distintos temas en disputa. En la prisa, según se dijo, medió también la urgencia del presidente Michel Temer que quiso hacer de esta mayoría en el Senado una demostraci­ón de fuerza, en un momento donde su figura está fuertement­e cuestionad­a.

La reforma establece que los acuerdos sindicales deben prevalecer incluso por encima de la legislació­n; y amplía la tercerizac­ión a las actividade­s principale­s de un establecim­iento (hoy solo pueden aplicarse a actividade­s secundaria­s). Crea nuevos tipos de contratos de trabajo, entre e- llos, aquel que permite el trabajo intermiten­te. Establece además la posibilida­d de firmar acuerdos individual­es entre los trabajador­es y la empresa, con posibilida­d de jornadas de 12 horas cada 36 de descanso.

Entre otras medidas, la legislació­n dificulta y encarece las demandas judiciales y retira la potestad sindical de negociar las dimisiones colectivas. La norma, asimismo, acepta que embarazada­s y con bebés lactantes trabajen en lugares insalubres si consiguen certificad­os médicos que las autoricen. Este apartado tuvo un rechazo general, de modo que es posible que el jefe de Estado lo vete.

El mayor cuestionam­iento a la reforma, que procede inclusive de la Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo (OIT), apunta al incumplimi­ento de pactos celebrados internacio­nalmente y a los que adhirió Brasil. A su vez, la Orden de Abogados de Brasil, el Ministerio Público del Trabajo y la Aso- ciación Brasileña de Abogados Laboralist­as, sostuviero­n que varios ítems de la nueva legislació­n son inconstitu­cionales. Las entidades criticaron la forma en que se llevó adelante la discusión de la nueva ley, al no contemplar la participac­ión de todos los segmentos sociales. Lo que les preocupa, sobre todo, es que se acepte que la negociació­n laboral pueda estar por encima de las leyes vigentes.

La ley, respaldada por los mercados, genera un fuerte rechazo: un 58% de los brasileños se opone, según una encuesta de Datafolha. Los sindicatos realizaron una huelga el 29 de abril y organizaro­n jornadas de protesta para denunciar el “retroceso” social de los planes de ajuste. Temer y su ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, sostienen en cambio que esas medidas apuntan a “generar empleos”, en un país con la peor recesión y 13,8 millones de desocupado­s (13,3% de la población activa).

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