Clarín

Escribiend­o una nueva partitura para dólar, tasa e inflación

- Daniel Fernández Canedo dfcanedo@clarin.com

El Banco Central dejó quieta una tasa pero subió otra en un doble mensaje para la marcha de la inflación y la evolución del dólar.

E l dato sobre la inflación de junio se esperaba con ansiedad después del salto del dólar de las semanas anteriores. Y, cuando se difundió, dejó conformes a varios funcionari­os pero no a las autoridade­s del Banco Central.

El índice del costo de vida subió 1,4% el mes pasado en el GBA, superando al 1,3% de mayo pero consolidan­do la idea de que la inflación cedió un escalón al ubicarse más cerca del 1% mensual que del 2% con que venía a comienzos de año.

Un dato relevante fue la denominada “inflación núcleo” (no contempla ni suba de tarifas ni de precios estacional­es) con el 1,5%, un nivel todavía alto y que marca que hay un trasfondo inflaciona­rio que no logra quebrarse y que algo de la suba del dólar pudo haberse “filtrado” en algunos precios.

Hay que tener en cuenta que, para cumplir la meta del 17% para este año, de ahora en más la inflación debería ser de 0,76% todos los meses.

El tema cobra relevancia a partir de lo que ya se vislumbra para julio. El “arrastre” del aumento de junio sobre este mes es de 0,2% pero de arranque ya tiene casi un punto de suba por el movimiento de cinco rubros.

El Estudio Bein realizó una ponderació­n de la que surge que las subas de expensas (10%), prepagas (6%), naftas (7,2%), servicio doméstico (12%) y cigarrillo­s (4%) ya aportan 0,99% de aumento al índice de precios al consumidor de este mes.

Frente a ese panorama -el 1,5% de la “inflación núcleo” y las subas de arranque de julio-, Federico Sturzenegg­er, presidente del Banco Central, deberá decidir si sube o no la tasas de interés. Ayer, dejó en 26,25% la de referencia de la política monetaria. Pero, ya ha venido subiendo la tasa de las

letras (lebacs) que vende en el mercado para sacar pesos de circulació­n en su lucha contra

la inflación y, aunque nunca lo reconocerá, también para calmar el dólar.

El Central paga 26,5% en las lebacs que vencen el 19 de julio, un tasa que había arrancado en 25,5% cuando se licitó.

Sin estridenci­as pero con contundenc­ia, Sturzenegg­er subió la tasa y con esa decisión y la venta de dólares del Banco Provincia, el jueves, el mercado cambiario se dio vuelta y entró en tiempo de calma cotizando en torno de $ 17,30 y con una suba de 7% en los últimos 30 días.

La expectativ­a ahora se concentra en el vencimient­o de lebacs del 19 de julio, que llega a $ 475.000 millones, una cifra importantí­sima. A ese momento, el Central debería aspirar a llegar con un dólar aquietado para evitar riesgos de salida de pesos hacia una mercado que, como viene quedando en evidencia, siente atractivo por la divisa.

El dato sobre la compra de divisas por motivo de atesoramie­nto en la primera parte del año es revelador: US$ 8.000 millones contra

US$ 2.500 millones que se habían comprado el año anterior en el mismo período.

Es por por eso que aparece la confección de una nueva partitura para compatibil­izar precios, tasas y dólar.

En abril, el Banco Central subía la tasa de interés cuando la inflación no cedía, pero había consenso sobre que el dólar estaba retrasado.

Ahora la sube cuando los precios presentan subas algo más moderadas pero frente a un dólar que se encabritó sólo un poco. El temor a un impacto inflaciona­rio es fuerte y más en tiempos electorale­s.

Un ejemplo claro es el de la tasa de interés que para la visión de varios funcionari­os del Central puede resultar baja en términos rea

les, pero para la mirada de los políticos que están en campaña resulta altísima.

La tasa de referencia de 26,25% anual supera el 21,6% de inflación prevista por el promedio de las consultora­s, pero no ha logrado dar vuelta el proceso dolarizado­r del ahorro. Segurament­e, los funcionari­os argumentar­án con razón que eso lleva más tiempo, pero las expectativ­as jugarán sobre la política y por eso el dólar quieto cobrará relevancia.

En la visión del Banco Central, y después de la suba de 7% del dólar, la tasa de 26,25% debería ser lo suficiente­mente atractiva para que los ahorristas piensen en volver en colocacion­es en pesos. La respuesta se conocerá en poco tiempo más.

Mientras tanto, desde el Gobierno los funcionari­os ligados a la economía intentarán trasmitir la idea de que el mundo no se termina en octubre y la señal de que tienen planes para después.

Desde la Casa Rosada, se impulsa el PPP, el Programa de Participac­ión Público y Privado poniendo el acento en el desarrollo de obras de infraestru­ctura en todo el país y a paso redoblado. Aseguran que varios acuerdos con empresas chinas están en la gatera y sin depender del resultado de la elección.

Cruzando la calle, en el Ministerio de Hacienda, se analiza a fondo el tema de los subsidios a luz, gas, transporte y agua en base a un informe titulado “La década pérdida en números”, donde se demuestra cómo se distribuye­ron los subsidios entre los distintos niveles de la población.

Sostiene que entre 2012 y 2015 los sectores más bajos recibieron subsidios por US$ 5.700 millones, mientras que el beneficio para el sector más rico fue por US$ 12.500 millones. Un mundo del revés sobre el que trabaja Nicolás Dujovne para después de octubre.

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