Investigan si el cuerpo hallado en Chascomús es de un sindicalista
Walter Leguizamón fue secretario general de la UOCRA de Lomas de Zamora. Está prófugo por un homicidio.
A cuatro días del hallazgo de un cadáver atado de pies y manos en la laguna de Chascomús, el caso que conmocionó a la ciudad bonaerense tuvo un giro inesperado: investigan si el cuerpo pertenece al sindicalista Walter Leguizamón, un ex secretario general de la UOCRA de la seccional Lomas de Zamora que está prófugo desde 2015 por el crimen de un obrero de la construcción.
En los primeros días de julio, descubrieron que Leguizamón estaba trabajando en blanco en una cons
tructora de Chascomús. Sabían que en breve viajaría a Buenos Aires por un problema familiar y esperaban la orden judicial para capturarlo. Pero le perdieron el rastro y la aparición de un cadáver en la laguna de la ciudad puso a todos en alerta.
Ahora, la Justicia investiga si el cuerpo, atado con alambres, brutalmente golpeado y con un escopetazo en el pecho que un vecino encontró flotando en la laguna el sábado a la mañana, pertenece al ex gremialista del que insisten en despegarse en la UOCRA: “A los ocho días que Leguizamón tiroteó al grupo de Avalos fue expulsado del gremio y su seccional intervenida”.
Contexto: en 2014, un grupo de trabajadores pedía la reincorporación de obreros despedidos de la empresa ESUCO cuando fue atacado por una banda que los emboscó a las 4 de la madrugada en la entrada a la fábrica. Según los investigadores, el grupo era liderado por Leguizamón, que en ese momento manejaba la delegación de Lomas de Zamora, díscola a la conducción de Gerardo Martínez.
Desde la UOCRA consideran también que Leguizamón utilizaba las oficinas del gremio para realizar actividades ilícitas, como podrían ser piratería del asfalto y narcotráfico: con la mano de obra que dependía de él, al ser secretario general, habría tenido una vasta de red de distribución.
Por el caso Ávalos hubo dos juicios: el primero condenó a cinco personas, con dos sentencias a cadena perpetua. El mes pasado culminó el segundo juicio que determinó la condena de Héctor Cabrera (secretario adjunto de la UOCRA Lomas de Zamora), como autor intelectual del crimen; y Jonathan Vega (hermanastro de Leguizamón) y Sergio Fernández, como actores materiales del asesinato. Aún resta el tercer juicio contra Leguizamón.
Desde el SITRAIC, el sindicato de izquierda opositor a la UOCRA, tienen otra mirada. Armaron una Comisión de Defensa por Darío Ávalos a pedido de la familia del obrero: ven “suciedad en la que se mezcla todo: poder, dinero y narcotráfico”. Dicen que le venían avisando a la Policía del paradero de Leguizamón que rotaba entre Villa Gesell y Chascomús porque allí tenía propiedades, pero que nada hacían porque “gozaba de protección”. No quieren señalar con el dedo a nadie pero pone un manto de duda: no creen que “la UOCRA fuera tan ajena a Leguizamón como quieren hacerlo parecer”. Aseguran que “cuando ocurrió lo de Ávalos, el sindicato lo trasladó a Tucumán, pero no lo desafectó”.
Leguizamón había ganado la seccional de Lomas de Zamora en el año 2008, luego de pelearse con quien fuera su compañero en la delegación de Florencio Varela, Juan “Lagarto” Olmedo. Esas diferencias terminaron de explotar en 2012 cuando se tirotearon ambas facciones y Leguizamón
quedó preso. A tal punto llegan las aristas de todo esto que una de las versiones por las que se habría generado esa contienda fue porque ambos eran pastores evangélicos y la pelea habría sido por la caja que se reunía por “los diezmos” en las iglesias.
Por el estado de descomposición en el que apareció el cuerpo recién hoy le harán la autopsia y ahí verán si pueden cotejar las huellas dactilares con el sistema de identificación automática de huellas dactilares. También cotejarán los tatuajes que tenía el cadáver.