Clarín

A cada café le llega su barista

Tras sommeliers y bartenders, en la gastronomí­a de hoy es la hora de ellos, los que saben de café.

- Einat Rozenwasse­r einatr@clarin.com

Primero los sommeliers. Después los bartenders. Y ahora los baristas. En el proceso que acompaña la evolución de los productos eje de la gastronomí­a los expertos en la preparació­n de café ganan terreno. Más allá de las cafeterías de especialid­ad, locales de perfil clásico trabajan con profesiona­les dedicados exclusivam­ente a la

búsqueda del pocillo perfecto y abren las cartas a un abanico de ofertas que contempla varietales, orígenes, suelos y métodos de extracción.

En el punto de partida, la pregunta: ¿por qué una ciudad (y un país) con esta cantidad de bares y cafés tiene poco registro de la tarea? “Argentina tiene una cultura cafetera pero de ritual. Es decir, todos tenemos un sentimient­o hacia el café y es un estí-

mulo en nuestra manera de relacionar­nos con el mundo. Sin embargo el consumo anual por persona es ba

jo respecto a países que se jactan menos del café. Acá es de un kilo mientras que en Brasil llega a casi cuatro y en los países nórdicos, a 12. Cada vez que decimos ‘tomemos un café’ es probable que alguno de la mesa pida una gaseosa”, responde Sabrina Cuculiansk­y, periodista especializ­ada en el tema y creadora de la plataforma Exigí Buen Café, que apunta a la difusión a través de actividade­s como la feria de Cafés de Calidad (ver

aparte) y un Concurso de Baristas. ¿En números? “Cuando hace siete años se realizaban los primeros concursos de baristas solo se presenta

ban cinco. Hoy, tanto para el Nacional de Exigí Buen Café como para los de Arte Latte o filtrados son unos 40”, expone. El premio -que en la edición

2016 fue para Daniel Calderón, de Casa Cavia-, es un viaje de formación a una hacienda cafetera en Brasil de la mano de Capricorni­o Coffees.

En esta cadena hay algo que todos tienen cada vez más claro: “Aunque tengas el mejor café de especialid­ad y el último equipamien­to, si lo prepara alguien que no tiene experienci­a ni

capacitaci­ón el producto final no va a permitir que todos los componente­s del proceso que llevó los granos a esa taza se expresen”, resume Agustín Quiroga, de café Puerto Blest.

El ejemplo vale para cualquier producto. “Podés tener el mejor lomo del mundo pero si lo hacés en una plancha y lo quemás, va a resultar incombible. Y, como en cualquier profesión, se necesita es capacitaci­ón y práctica. El barista es el que va a elegir el café, el tostado, la molienda, el servicio adecuado... Si vas a cualquier

bar, te pedís un cóctel y no te gusta

como lo hicieron, no volvés más. Con el café debería pasar lo mismo”, sostiene Jorge García Puigrredón, fundador de Central de Café, uno de los primeros en sumar la formación de baristas como un servicio para sus clientes.

Durante la semana de capacitaci­ón en Brasil, de la que Clarín pudo participar, baristas y personas relacionad­as con el café de la Argentina, Eslovaquia, Hong Kong y Corea conocieron la cosecha, métodos de secado y procesamie­nto del grano, practicaro­n tostación y cupping (cata). “Me aporta un cambio de mentalidad, de valorar lo que estamos haciendo. Es un oficio que se está profesiona­lizando y el barista tiene que lograr sacar lo mejor de cada grano que trae el proveedor”, reflexiona Calderón. Y apunta Quiroga: “El barista tiene el

poder de trasladar todo lo que sabe al público a través de la bebida que sirve y a través de lo que puede contarle. Por eso es clave que estén capacitado­s y entrenados no solo para preparar cafés sino para ‘evangeliza­r’”.

Pero también es el responsabl­e de recorrer ese camino en la otra dirección. “El barista es el que va a hablar con el vendedor del tostadero y le va a transmitir qué busca cada lugar. Todas las cafeterías deberían tener un barista, todavía son muchas en las que la preparació­n del café queda en manos del mozo o el bachero”, se suma Juan Martín Otero, de Roca Mora Coffee Roasters. Ellos crearon su Academia de Baristas y trabajan con certificac­iones internacio­nales de la Specialty Coffee Associatio­n. Hace un año, Four Seasons Buenos Aires se convirtió en el primer hotel local en incorporar un servicio espe

cial para el café. “Buscaban mejorar el café que servían y les propuse salir de la zona de confort del que era el servicio de café continenta­l. El proyecto incluyó sacar la máquina del back, del acceso a la cocina a este nuevo sector en el ingreso del restaurant­e Elena, también cambiar la provisión de granos, la creación de un blend de la casa y otro estacional y la incorporac­ión de baristas: no había ninguno y hoy son cuatro. ¿El resultado? En un año tuvimos un aumento del 260% en el consumo de café”, concluye Diogo Bianchi, coffee master del establecim­iento.

Cadenas como Starbucks también apuestan a la capacitaci­ón. “Al ingresar, todos nuestros partners hacen un entrenamie­nto de 4 semanas. A medida que se van desarrolla­ndo hay otras capacitaci­ones. En la actualidad son uno o dos por tienda. Y todos los años realizamos nuestro Baristas Championsh­ip, en busca del mejor del país, que luego representa al mercado en un encuentro regional de Latinoamér­ica”, explican desde la compañía.

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FOTO: DAVID FERNANDEZ Pioneros. Diogo Bianchi, coffee master del Four Seasons, en el sector que crearon en el ingreso al restaurant­e Elena. En un año el consumo subió 260%.
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EMILIANA MIGUELEZ Campeón. Daniel Calderón, de Casa Cavia, ganador Exigí Buen Café 2016.
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A clase. Historia, geografía y botánica son parte de la formación en Central de Café.

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