La matemática que explica los timbreos “emotivos”
En Cambiemos detectaron que deben mejorar el desempeño electoral en los barrios de clase baja.
La suerte electoral de un Presidente se define en 118 ciudades de la Argentina. Allí votan más de 25 millones de personas, un universo heterogéneo que cada agrupación política analiza con lupa hoy. El oficialismo, que ya dio varias muestras de la importancia que le asigna en su estrategia electoral a los instrumentos de medición de las ciencias sociales, tiene las mejores herramientas para escudriñar ese mundo: los datos oficiales.
Esos mismos datos muestran que los $1.246 que paga el Estado por cada AUH son vitales para las familias que los reciben pero no alcanzan para mover de manera perceptible el consumo, que marca signos de recuperación lentos. Una línea de crédito para ese sector social, que no tiene modo de cumplir los requisitos de los bancos y que queda así obligado a recurrir a préstamos más caros, podría generar frutos con velocidad.
A cuatro semanas de las elecciones primarias, Macri optó por apurar los créditos con un decreto. Acaso se vio impulsado por el éxito que consiguió María Eugenia Vidal con las rebajas para las compras en supermercados para clientes del Banco Provincia, una medida pensada para seducir a los sectores medios -con importante presencia de empleados públicosy a la vez ponerle nafta a cadenas comerciales que, desde hace meses, advierten que los changuitos salen flacos de las líneas de cajas.
En ese territorio votan más de 12 millones de personas y es donde Cambiemos se juega su partido más relevante. Allí, sobre todo en los municipios del sur y el oeste del Conurbano, es donde Cristina Kirchner acumuló el capital político que le queda. Si se lo considera en términos geográficos, es un territorio pequeño. Pe- ro lo que importa es que le alcanza a la ex presidenta para darle pelea centímetro a centímetro a los candidatos de Cambiemos, a pesar de que esa alianza gobierna la Nación, la Provincia y 69 de los 135 municipios bonaerenses.
Los analistas del oficialismo sostienen que, para conseguir 36 o 37 puntos (números que le permitirían ganar sin problemas) necesitan mejorar cerca de 16 puntos en la intención de voto en los municipios que perdieron en la elección de 2015. Hoy, admiten en la Gobernación, no cuentan con esa intención de voto. Los encargados de seguir las encuestas bonaerenses sostienen que en agosto la boleta encabezada por Esteban Bullrich podría llegar a 31 o 32 puntos.
Ayer, los candidatos bonaerenses del Gobierno se desplegaron por toda la provincia. Cada uno visitó el barrio en donde nació o la ciudad a la que lo unen lazos afectivos. Todos subieron videos “emotivos” a las redes sociales, como manda el manual de campaña. El Presidente se unió a último minuto a un paseo de Vidal por Haedo. No le avisó ni siquiera al intendente local, de su mismo partido. Otra regla del manual. En este caso, no escrita.