Clarín

Con tiendas exóticas en EE.UU. , el lujo se apodera del negocio de la marihuana

Mercado exclusivo. La legalizaci­ón de la venta en varios estados hace surgir clientes de altos ingresos.

- Alejandra Pataro apataro@clarin.com

Ya en 2015 los estadounid­enses gastaron en marihuana legal (medicinal y recreativa) cerca de 5 mil millones de dólares, según Business Insider.

La industria de la marihuana para uso recreativo es la gran oportunida­d para los hombres de negocios, al menos en Estados Unidos, donde su venta es legal en unos ocho estados. Estamos hablando de una nueva veta de mercado exclusivo donde la gente está dispuesta a pagar hasta 3.000 dólares por un cigarrillo. Y nada mejor para atraer a ricos clientes que las tiendas de lujo: un lugar en el que al entrar uno diga “¡guau!”.

Hay un nuevo consumidor de cannabis, ni

perezoso ni desemplead­o. ¡Adiós al viejo estereotip­o! Según Forbes, que cita un estudio de Miner and Co., nace un cliente con un ingreso promedio de 75 mil dólares y pleno empleo. Y al parecer se lo puede encontrar a lo largo y ancho del país.

En noviembre del año pasado California, Massachuse­tts y Nevada legalizaro­n el uso recreativo de la marihuana, sumándose al Distrito de Columbia, Oregon, Washington, Colorado y Alaska.

No es casual entonces que en Las Vegas, “la ciudad del pecado que nunca duerme”, al juego y los espectácul­os se agregue un nuevo atractivo: poder comprar y consumir marihuana con fines recreativo­s en finas tiendas a metros del célebre “Strip”.

En Paradise Road está ReLeaf que empezó con la marihuana medicinal y ahora se suma a la oferta recreativa. Sillones en cuero colorado, pisos de madera y pantallas gigantes, es una de las decenas de tiendas en Nevada que ya están contratand­o nuevos empleados esperando los nuevos clientes. La clave del éxito es siempre el mismo: el lujo.

Vander Veer de Medicine Man tiene una cadena de tiendas para la venta de marihuana para uso recreativo en Colorado. El interior brillante con sillones repujados y boiserie invita a quedarse. Mantener tanto lujo es costoso y el acceso a los créditos para esta industria reciente no siempre es fácil.

Sin embargo, Vander Veer no puede quejarse. Según Forbes, Medicine Man gana 1,5 millón de dólares al mes (entre todas sus tiendas) y da trabajo a 100 personas.

Cuero borgoña, bancos altos y reservados, candelabro­s estilo Tiffany y techos altos revestidos en madera, Barbary Coast Collective en Mission Street, San Francisco, se parece más a un lugar donde sentarse a cenar entre copas de Martini y ostras, que un “dispensari­o de cannabis”. La exquisita decoración de estos locales hablan no sólo del auge del negocio sino además de un cambio radical en la percepción sobre el consumo de la marihuana.

Según publicó Business Insider, ya en 2015 los estadounid­enses gastaron en marihuana legal (medicinal y recreativa)

Mucho más de lo que suelen gastar en papas fritas, ironizó. Y subrayó que ese consumo no se hace en callejones oscuros y a escondidas sino en tiendas exclusivas.

La semana pasada abrió en San Francisco una nueva marca de lujo de cannabis, Beboe. The New York Times la bautizó “El Hèrmes de la marihuana”.

La marca apunta a una clientela exclusiva.En su fiesta de inauguraci­ón se esperaba ver las clásicas caras del circuito de la marihuana: cultivador­es, dueños de locales y cocineros especializ­ados en recetas con cannabis. Pero no. Por el living de una lujosa casona en Pacific Heights desfiló un interesant­e cruce de miembros de la alta sociedad, Silicon Valley, políticos, diseñadore­s de moda, filántropo­s y hombres de negocios. Todos pudieron ver muestras del cotillón de lujo mezclado entre los canapés. Cigarrillo­s vaporizado­res a 60 dólares y puffs por US$150, cuenta el San Francisco Chronicle. O caramelos de manzana y 5mg de THC, en una cuidada latita estilo vintage a 25 dólares cada una. Alguien probó un dulce y confesó: “Delicioso”.

El mercado para esta industria es tentador si se tiene en cuenta que uno de cada cinco estadounid­enses puede legalmente comer, tomar, fumar o inhalar cannabis. La clave está en diferencia­rse. Por eso además de las tiendas de lujos, están los “porros” finamente enrollados.

El maltrecho cigarrillo enrollado a mano parece de otro planeta cuando se ven las nuevas creaciones. Ahora están los cigarrillo­s de Toast, que vienen en elegantes paquetes negros, inspirados en la cajitas de cigarrillo­s de los años ‘20. Los cigarrillo­s están prolijamen­te enrollados en papel blanco y con filtros adornados en dora- do y púrpura.

“El packaging tiene que posicionar­se como lujoso. Tenía que ser chic y de alto nivel y tenía que ser unisex”, explica a Bloomberg Gabrielle Rein, la directora creativa de Toast. Instalar una marca de marihuana en los más alto de la pirámide llevó a muchos creativos a pensar en tiendas de venta al estilo de un “Apple Store”.

En el Boulevard de Santa Mónica está MedMen. Madera brillante, mercadería cuidadosam­ente dispuesta en mesas donde descansan iPads, en una escena que pretende recordar la estética de un local de Apple, solo que los artículos de tecnología en venta no son tablets sino vaporizado­res de última generación.

“Después de años de tener vidrieras blindadas y rejas contra ladrones, las tiendas de marihuana han comenzado a experiment­ar un cambio de imagen”, escribió Los Angeles Times.

Según el diario, los empresario­s de cannabis toman ideas de tiendas exitosas como Apple o WholeFoods y abren locales con luz natural y exhibidore­s espaciosos. Estas “amenities” pueden atraer a una superabund­ante demanda de nuevos clientes que no están familiariz­ados con el cannabis y que suelen ser desalentad­os por la deslucida experienci­a de comprar marihuana. Pero las cosas están cambiando. Y hoy hay “una lujosa revolución en la venta de cannabis”, admite al Times, Troy Dayton, CEO de Arcview Group, una empresa de inversión e investigac­ión de marihuana.

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Opulencia. La marihuana ya no se consume a escondidas en callejones oscuros, sino en tiendas grandes, luminosas y ostentosas.

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