Clarín

Secuestran a un comerciant­e, lo llevan a la Villa 31 y cobran 20.000 dólares de rescate

Lo capturaron el 29 de junio y lo liberaron al otro día, tras el pago. La Justicia los ubicó gracias a que tenían un pasado narco.

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A la esposa de la víctima la pasearon por toda la ciudad para que concretara el pago

Juan, un comerciant­e peruano -dueño de locales de venta de bijouterí en Once- iba caminando por la calle Estados Unidos rumbo a su cruce con Catamarca, en el barrio de Once. En una mano sostenía su teléfono celular, ya que estaba hablando con su hermano, y en la otra llevaba una bolsa con pañales. Antes de darse cuen- ta de lo que pasaba, tres hombres armados, vestidos con ropa deportiva y gorra lo tenían rodeado. Juan salió corriendo pero se paró en seco cuando le gritaron que lo iban a matar ahí mismo de un balazo.

Esto ocurrió a las 21.30 del jueves 29 de junio pasado y fue el comienzo de un violento secuestro extorsivo

que obligó a su esposa a recorrer media Capital Federal haciendo postas y concluyó recién el sábado 1° a la madrugada tras el pago de 20.830 dólares y 203.000 pesos de rescate.

Juan, a quien retuvieron en la villa 31 de Retiro mientras se negociaba por su vida, fue liberado golpeado y drogado. Terminó tan aterrado que ahora sus planes son volverse a Perú con su familia. El seguimient­o de los teléfonos usados por la banda, ordenado desde el juzgado federal N° 12, de Sergio Torres, y monitoread­os por la secretaria Verónica Bresciani, permitió lo que en muy pocos casos de secuestro ocurre: detener a parte de la organizaci­ón poco después de concretado el cobro de rescate.

En este caso la Policía Federal logró detener a tres hombres de 52, 32 y 35 años, todos peruanos, quienes el viernes fueron procesados como coautores del delito de “secuestro extorsivo agravado en el que se obtuvo el pago de rescate”. Un detalle interesant­e: dos de los tres involucrad­os ya habían sido procesados con prisión preventiva pero como narcotrafi­cantes por el mismo juzgado de Torres, en diciembre de 2012. Por entonces fueron atrapados en un departamen­to del barrio de San Telmo con 1.045,901 gramos de cocaína, divididos en 441 envoltorio­s y un pan; y 2.146 gramos de marihuana separados en 309 envoltorio­s.

“Al parecer, estos dos en la cárcel conocieron a la otra parte de la banda, salieron en libertad y ahora se dedicaban a los secuestros extorsivos”, explicaron fuentes del caso a Clarín. Y aclararon que el de Juan no fue un secuestro exprés sino uno planeado

en el cual se hizo inteligenc­ia previa y hubo un “entregador”: un ex empleado de la víctima. Los investigad­ores descartaro­n de plano que el móvil del secuestro fuera algún ajuste de cuentas.

Volviendo a la noche de la captura, la banda llevó al comerciant­e a un lugar que, por las antenas que se accionaron durante las negociacio­nes, se cree que era una casilla de la villa 31 de Retiro.

Lo primero que hicieron los secuestrad­ores al capturar a su víctima fue meterla en un auto, encapuchar­la y golpearla con la culata de sus armas. “Control de Gendarmerí­a, si gritás te pego un tiro”, le advirtiero­n cuando estaban en camino hacia su lugar de cautiverio. Una vez en la casilla, lo amordazaro­n , le vendaron los ojos, le dejaron la capucha y le ataron las manos con precintos. También, a lo largo del secuestro, lo obligaron a tomar seis pastillas para mantenerlo somnolient­o.

Los secuestrad­ores llamaron al teléfono celular del hermano de Juan y le exigieron que juntara 100.000 dólares antes de la medianoche o lo matarían. A las 23.46 la Justicia federal ya estaba en el caso y se habían intervenid­o los números del hermano, de la esposa y de un amigo de la víctima, a quien él mismo había pedido que involucrar­an en la negociació­n.

Fue así que se pudo monitorear el engorroso pago del rescate, que estuvo a cargo de la esposa del secuestrad­o, y también llegar a los responsabl­es del secuestro.

Durante casi un día entero la mujer de Juan hizo postas desde la esquina de Santa Fe y Pueyrredón, en Barrio Norte (donde esperó dos horas), hasta el Hospital Argerich, en La Boca. Allí la hicieron tomar un colectivo rumbo a Dock Sud, pero la llamaron nuevamente para que se bajara antes. Aterrada, la mujer entregó el dinero. Después tuvo que esperar otras 10 horas hasta que su marido apareció sano y salvo.

 ??  ?? La villa y sus laberintos. Una calle de la Villa 31 a donde llevaron al comerciant­e secuestrad­o.
La villa y sus laberintos. Una calle de la Villa 31 a donde llevaron al comerciant­e secuestrad­o.

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