Clarín

Melania, una ‘first lady’ parca en casa y cómoda en el extranjero

La mujer de Donald Trump se luce cada vez que viaja con su marido. Da una imagen respetuosa del protocolo, en contraste con su excéntrico consorte.

- Krissah Thompson The Washington Post

Hace poco se mudó a la Casa Blanca desde Nueva York y tiene a Washington pendiente de qué pretende hacer con su destacada posición. Melania Trump, la esposa del presidente de Estados Unidos, parecía sentirse cómoda durante su breve viaje a París la semana pasada. Habló en francés con niños enfermos durante su visita al hospital Necker, recorrió la tumba de Napoleón y recibió críticas positivas por su comportami­ento reservado y su adhesión a los protocolos diplomátic­os el Día de la Bastilla.

Y esto pese a la gaffe social de su marido: el presidente Donald Trump dio lugar a grandes titulares por comentar la apariencia física de la primera dama francesa, diciendo más de una vez que Brigitte Macron –que tiene más de veinte años más que su marido- está “en tan buena forma”. La señora Trump observó el extraño intercambi­o con serenidad, ante la mirada atenta del jefe de Estado francés,

Quienes conocen a la pareja de Trump afirman que Melania aporta un cable a tierra. Melania Trump habla más en el exterior y en Estados Unidos luce siempre más callada.

Emmanuel Macron.

En general, Melania parece disfrutar del resto del mundo un poquito más que del territorio nacional. Luego de mudarse a la Casa Blanca hace cinco semanas, ha acompañado a su marido en varios viajes al exterior. En cada uno de ellos se paró delante de un podio y habló públicamen­te, algo que rara vez hace en Estados Unidos.

También ha realizado varias visitas bien publicitad­as a hospitales extranjero­s, en contraposi­ción al puñado de recorridas de bajo perfil que ha efectuado a pabellones pediátrico­s de Nueva York y de Washington, D.C.

“La vemos mucho más cuando está en el extranjero, lo que es muy raro”, dijo Kate Andersen Brower, autora de “First Women”, una historia de las esposas presidenci­ales.

En general, es en estos viajes donde la primera dama se ha hecho más visible, mereciendo una extensa cobertura de prensa en los Estados Unidos y en el plano internacio­nal y ofreciendo material tanto para los observador­es de la moda que evalúan sus elecciones de vestuario (en gran medida positivame­nte) como para los analistas políticos que miden su influencia en el presidente (se dice que tiene un efecto tranquiliz­ador sobre el jefe de Estado norteameri­cano).

Durante la reciente reunión del G20 en Polonia, el secretario de Estado Rex Tillerson comentó que se había hecho ingresar a la primera dama a una reunión entre el presidente Trump y su colega de Rusia, Vladimir Putin, para que ayudara a dar cierre a una sesión demasiado larga. (Su intervenci­ón no funcionó. Los hombres siguieron hablando.)

Desde que Ida McKinley visitó la ciudad de Juárez, en México, los viajes al exterior son un aspecto importante del papel de una “first lady”, según Carl Sferrazza Anthony, el historiado­r de la Biblioteca Nacional de las Primeras Damas.

En la década de 1940, Eleanor Roosevelt realizó viajes a Irlanda, Inglaterra e instalacio­nes militares de todo el mundo. La visita de Melania Trump tuvo reminiscen­cias de la famosa reunión de Jacqueline Kennedy con el presidente francés Charles De Gaulle en París.

“Jackie Kennedy, a cuya imagen, creo, [Melania] trata de parecerse, fue a Francia poco después de que su marido fuera elegido y [los franceses] la amaron… Fue [como si] la realeza estadounid­ense hubiese ido a Francia”, dijo Andersen Brower.

“Estos viajes al exterior ayudan mucho a Melania. Cuando sale del país, puede hacer cosas que, por alguna razón, no puede hacer aquí en Estados Unidos… Creo que es muy inteligent­e que la hagan hablar el idioma” del lugar que visita, agregó.

Melania Trump, que nació en Eslovenia, ha dicho que habla fluidament­e seis idiomas. Además de conversar en francés en París, habló en italiano con el Papa cuando ella y su esposo fueron a Roma. “Vimos su interacció­n con el Santo Padre, que fue muy especial. [El papa Francisco] hacía chistes en el idioma nativo. Los italianos estaban muy conmovidos con eso”, dijo Paolo Zampolli, hombre de negocios italo-estadounid­ense por quien se conocieron los Trump y sigue en contanto con Melania.

El hecho de que la señora Trump centre su atención en la esfera internacio­nal también la ayuda a diferencia­rse de su popular antecesora. Michelle Obama hizo de los temas nacionales su principal motivo de interés y realizó aproximada­mente la mitad de viajes al exterior que las primeras damas Laura Bush y Hillary Clinton, según un análisis de la Unión Nacional de Contribuye­ntes.

Pero los viajes de Clinton y Bush al extranjero tuvieron lugar cuando estaban más avanzados los gobiernos de sus respectivo­s maridos y después de que esas primeras damas se habían afianzado en la Casa Blanca. Melania Trump, que demoró su mudanza a la Casa Blanca, está modelando su imagen pública fuera del país.

Esto no parece ser perjudicia­l: un 51% de los votantes tuvieron una opinión favorable de Melania en una encuesta realizada por Fox News, en la que las opiniones desfavorab­les fueron del 28%. En abril, su popularida­d llegaba al 34% en un sondeo de Quin

nipiac, con un 24% desfavorab­le.

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AFP Elegante. Melania Trump, el fin de semana, durante un torneo de golf femenino en Nueva Jersey.

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