Clarín

Un decreto que refuerza la impunidad

- Laura Ginsberg y Pablo Gitter Agrupación por el Esclarecim­iento de la Masacre Impune de la AMIA (APEMIA)

El Gobierno quiere cerrar la “ventana de oportunida­d” que tuvo para modificar la política de impunidad y aportar al esclarecim­iento del atentado a la AMIA. Las decisiones que tomó son muy graves y expresan la continuida­d del esfuerzo de tantos gobiernos para preservar al Estado de su responsabi­lidad criminal en un acto de terrorismo de Estado en democracia.

Lo hace cuando está por terminar el segundo juicio oral AMIA pensado sólo para sancionar las irregulari­dades cometidas

durante la investigac­ión del atentado. En ese marco, no se pudo evitar que surgiera lo esencial: los jueces tendrán que referirse a la responsabi­lidad de la SIDE en la comisión del atentado. Si no lo hicieran, el juicio terminará en un nuevo escándalo.

“Fue una operación controlada” por la SIDE, afirmó un ex oficial de la inteligenc­ia policial y prosecreta­rio de Galeano. Temiendo por su vida, firmó en Nueva York un acuerdo de confidenci­alidad con dos personas que le dieron seguridad para volver al país y cierta protección para contar su versión del atentado y del encubrimie­nto.

Sin identifica­rlas, dijo que una de ellas es un ministro del actual gobierno nacional.

O sea que un ministro sabe, desde hace casi 20 años, de la participac­ión criminal que tuvo el Estado argentino en el atentado a la AMIA y aún lo oculta, protegido en el anonimato y la confidenci­alidad.

Aún sabiendo de quién viene, valga este ejemplo para ilustrar el compromiso de este gobierno con la política de sus antecesore­s y lo gastado que está el relato oficial, que continúa hablando de “irregulari­dades y

encubrimie­nto” cuando ya no alcanzan pa- ra ocultar la magnitud del compromiso criminal del Estado. Es como pretender tapar el sol con un dedo. El Poder Judicial también es responsabl­e

de esta situación: la sociedad no puede conocer los testimonio­s de acusados e integrante­s de la SIDE porque el Tribunal resolvió que el 25% de las audiencias fueran secretas (al 12/6/2017), impidió el acceso al público, prohibió su difusión y mandó investigar a periodista­s que dieron informació­n.

¿Esto habla o no de la continuida­d del encubrimie­nto y de la impunidad?

Desde hace tres meses, el Gobierno reforzó este rumbo. Dictó el Decreto 229/17 que vuelve a poner el manejo de las pruebas desclasifi­cadas en manos de la AFI y del Ministerio de Justicia, subordinan­do a los fiscales, únicos facultados para controlarl­as.

Las consecuenc­ias son gravísimas. La AFI se niega a certificar la legitimida­d de la documentac­ión secreta y bloquea la entrega de archivos que son pruebas, cuestionan­do la esencia de un proceso judicial.

El decreto es un obstáculo que refuerza el control del Ejecutivo sobre el Judicial. Habla de “desclasifi­car” archivos mientras prohíbe acceder a ellos. ¿Revela o no la determinac­ión del Estado por seguir ocultando las pruebas?

Esta brutal violación de la Constituci­ón, que impide al Ejecutivo interferir en causas judiciales, fue denunciada por APEMIA, acompañada por las otras querellas de familiares de las víctimas y la Comisión Provincial por la Memoria presidida por Pérez Esquivel y V. Mendibil. Días atrás, la Cámara de Apelacione­s escuchó nuestra exigencia de no innovar y rechazar el nuevo ordenamien­to “legal”

que el juez Canicoba Corral no quiso cuestionar, ordenándol­e un nuevo pronunciam­iento.

Se trata de los primeros rounds en una pelea por el control de los archivos secretos. Sin su apertura y su conocimien­to por la sociedad toda, no hay posibilida­d de conocer la verdad sobre la responsabi­lidad del Estado argentino en el atentado y su encubrimie­nto posterior.

Al mismo tiempo, y a contramano de las evidencias que compromete­n al Estado nacional, el Gobierno promovió un acuerdo en el Senado con los principale­s bloques del ofi

cialismo y de la oposición (PJ, UCR, C. Cívica, PRO y Massa) para seguir descargand­o sobre Irán la supuesta responsabi­lidad del ataque, violentar el Código Penal y simular un “juicio en ausencia”.

Se trata de un verdadero pacto de impunidad acordado con el lobby de DAIA y AMIA bajo la presión de Israel, que impide el conocimien­to de la Verdad. Se forjó para evitar una investigac­ión independie­nte, una investigac­ión integral como la que reclamamos como condición para que se haga Justicia.

El hecho que tanto el Decreto 229/17 como el “juicio en ausencia” sean promovidos desde una oscura dependenci­a del Ministerio de Justicia como lo es la Unidad Especial AMIA -expresión formal de los servicios de inteligenc­ia en la causa judicial- revela la continui

dad del encubrimie­nto. Esta política está agotada. El balance de 18 meses de la gestión oficial es negativo.

Resulta indispensa­ble la creación inmediata de una Comisión Investigad­ora con acceso irrestrict­o a los archivos secretos para conocer la Verdad e impulsar Justicia.

Ante un nuevo aniversari­o y 20 años después del “Yo acuso”, Macri debe identifica­r al ministro que firmó un acuerdo de confidenci­alidad para manipular y ocultar la verdad de este crimen de Estado. Debe derogar el Decreto 229/17, liberar sin vueltas la documentac­ión secreta al conocimien­to público y facilitar la creación de una Comisión Investigad­ora Independie­nte en el Congreso Nacional.

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AFP El horror. La AMIA, convertida en escombros: el atentado provocó 85 muertes.

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