El embajador Scola jugó con los chicos antes de su aventura en China
El COI lo designó como la cara de los Juegos de la Juventud que el año próximo se realizarán en Buenos Aires.
Después de haber llevado la bandera argentina en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos del año pasado, Luis Scola sumó otra “medalla” de esas que valen tanto o más que las conseguidas dentro de la cancha. No por nada había puesto a aquella designación para Río 2016 entre los logros más importantes de su carrera, por ese significado que excede lo que hace sobre el parquet. Ahora, fue oficialmente declarado como embajador de los Juegos Olímpicos de la Juventud, que se realizarán en Buenos Aires en octubre de 2018, y dio una clínica para 300 chicos en el club Gimnasia y Esgrima de Villa del Parque. Es un rol que el Comité Olímpico Internacional (COI) les ha otorgado en los últimos años a destacados atletas como Usain Bolt, Michael Phelps, Yelena Isinbayeva, Michelle Wie, Yao Ming y Chad le Clos.
“Estoy honrado por ser el embajador de los Juegos Olímpicos de la Juventud, especialmente porque se efectuarán en mi ciudad. Estar acá y ver la excitación de todos los chicos es sólo una prueba de lo que está por venir. Buenos Aires 2018 está constantemente pensando en el futuro, para asegurarse de ser un evento que atraiga a los jóvenes, y no puedo esperar a formar parte. Realmente se vivirá un ambiente especial”, aseguró el ala pivote argentino, medallista de oro en Atenas 2004 y de bronce en Beijing 2008, antes de prestarse a jugar con los nenes en una clínica de habilidades en el formato 3x3, charlar y pintar con ellos.
Scola, después de algunos meses sin club tras ser cortado por los Brooklyn Nets de la NBA, firmó recientemente con el club chino Shanxi Brave Dragons. Y habló sobre esta aventura deportiva y cultural que emprenderá en la próxima temporada: “Es una chance que está muy relacionada a una decisión de vida. Tengo la oportunidad de ir a un lugar totalmente diferente, que me intriga muchísimo y creo que me va a dar mucho a nivel cultural y social, así como también la posibilidad de seguir jugando al básquet, que todavía tengo ganas de hacerlo”. Respecto al futuro de la selección de básquet, comentó: “Estar en el top 3 mundial no es normal y es muy difícil volver a eso. Podemos tener un buen proyecto y cierto éxito, que no necesariamente tienen que ser medallas olímpicas”.