Clarín

“Nuestro duelo lleva 35 años; fue abrumador ver las tumbas abiertas”

- Natasha Niebieskik­wiat natashan@clarin.com

Dalal y Said Massad vieron a su hijo por última vez la noche del 13 de abril de 1982. Estaban en La Plata. Dalal se arrojó al camión militar del Regimiento 7 que llevaba al Sur a su hijo Marcelo Daniel, y alcanzó a colgarle del cuello un crucifijo blanco que días después el joven empalmaría con otro de color marrón. Era el que el Ejército dio en Malvinas a los cons- criptos argentinos convertido­s abruptamen­te en soldados para que se abrazaran a Dios.

Dalal, hoy secretaria de la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas es con su marido una de las familias que inicialmen­te se negaban a

que se hiciera el ADN a las tumbas del cementerio de Darwin que no están identifica­das. La de su hijo es una. “Para nosotros una cruz era lo mismo que la otra. El duelo nuestro lle

va ya 35 años. Con la frase Soldado

Argentino sólo Conocido por Dios para nosotros estaba bien. El cementerio se hizo para toda la nación argentina y los 649 nombres de todos los caí

dos están allí atrás escrito, en el cementerio”, señala la mujer que, como su marido, es descendien­te de sirios cristianos emigrados al país.

Sobre las imágenes difundidas el domingo pasado, Dalal tiene una sentencia, porque incluso tuvo que ser asistida por una emergencia médica. “Sentimos un dolor muy grande, es

un horror, un atropello. Me hizo muy mal porque es muy abrumador ver esas tumbas abiertas, porque después de cinco años de lucha, de entrevista­s con la Cruz Roja, con el Gobierno, con todos para que esto no se haga, nos convencen de que todo se iba a hacer bien y pasa ésto”, dijo . El peregrinar de los familiares es complicado y refleja el quiebre de siempre en la Argentina. Hay otras familias que consideran que es un derecho para ellas saber en qué tum

bas están sus hijos y hermanos, aunque algunos por la forma en que murieron -desintegra­dos por una bomba, por ejemplo- no puedan ser identifica­dos, o sus restos sean una parte de su cuerpo, uno o dos miembros.

El 2 de abril de 2012, en un acto por el aniversari­o 30 de la guerra, la ex presidente Cristina Kirchner anun- ció sorpresiva­mente que había enviado una carta al Comité Internacio­nal de la Cruz Roja pidiéndole que realizara gestiones con Londres para la identifica­ción de los cuerpos. El año pasado se firmó el acuerdo para hacer el ADN sobre el que han dado consentimi­ento casi 100 familias, entre 123 tumbas que están siendo exhumadas para el posterior análisis.

Marcelo Daniel Massad cayó en Monte Longdon el 11 de abril de 1982. Por iniciativa personal decidió avisarle a un grupo de soldados que no habían escuchado la voz de repliegue, cuando los británicos desencaden­aron un ataque. Una ráfaga de fuego lo alcanzó al volver con su grupo. Hasta ser llevado a Darwin permaneció enterrado en el Monte. Un compañero alcanzó a devolverle el doble crucifijo a Dalal, su mamá.

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