Clarín

Vacaciones con extraños, el nuevo modo de ahorrar en viajes y alojamient­o

Consiste en compartir el auto con desconocid­os para dividir los gastos. Y también, en alquilar habitacion­es libres en casas de familia. Permite reducir los costos hasta un 60%.

- Martín Grosz mgrosz@clarin.com

Los interesado­s contactan a desconocid­os que ofrecen por Internet asientos libres de su auto o un cuarto de su casa para alquilar. Se usa cada vez más para ir y alojarse en Mar del Plata, Rosario o Córdoba. Puede salir hasta un 60% menos que un hotel o un micro.

Cuando Tamara Guerra fue con tres amigas a la Costa, a fines del año pasado, no hizo reservas en ningún hotel. Tampoco las hará la semana que viene, cuando parta de vacaciones a Miami. En ambos casos la solución fue contactar, a través de la Web, a un

vecino desconocid­o de cada ciudad de destino para alquilarle a bajo costo un espacio en su hogar. "No queríamos tanta comodidad ni gastar tanto dinero", explica esta joven de 27 años de Almagro, que tampoco compra pasajes de ómnibus para sus frecuentes viajes a Rosario. "Busco por Internet a gente con auto que vaya a recorrer el trayecto ese mismo día, vamos juntos y dividimos el costo. Gasto menos de la mitad, llego más rápido y el viaje es más ameno porque surgen buenas charlas", destaca.

Casos como este dejan de ser extraños en la Argentina, a medida que avanza una forma revolucion­aria de viajar, identifica­da con el movimiento de la "economía colaborati­va". Las modalidade­s son múltiples, pero tie-

nen en común que las personas usan Internet para contactars­e con extraños. Y que logran así reducir a la mitad -o hasta un 60%- los costos de sus vacaciones.

En transporte, la práctica que más avanza es el "carpooling". Tanto que hoy ya son al menos 2.300 los auto

movilistas que cada mes, en vez manejar a otras ciudades con asientos libres, llevan hasta tres pasajeros desconocid­os que necesitan hacer el mismo viaje. El encuentro se da en plataforma­s especializ­adas como JumpIn o Carpoolear donde los choferes publican los trayectos que pien

san recorrer y reclutan a viajeros interesado­s, que luego califican y comentan la experienci­a. "Se hacen viajes de 500 km en pro

medio que suelen anunciarse entre 4 y 7 días antes. Los choferes no pueden ganar plata con esto, sino cobrar sólo un proporcion­al de sus gastos de combustibl­e y peajes", explica Matías Maccio, cofundador de JumpIn.

Así se logra ir de Capital a Rosario por $ 200 (contra $ 400 del micro), a Mar del Plata por $ 300 (contra $ 630) o a Córdoba por $ 650 (contra $ 900). Según Gabriel Weitz, de Carpoolear, "los picos de uso se dan en vacaciones y fines de semana largos". Para esos destinos el "carpooling" se usa cada vez más, coinciden, y algunos viajes llegan hasta Chile y Uruguay.

Chris Conte, una mujer de 56 años, partirá por ejemplo este lunes de Buenos Aires a Malargüe y espera completar su camioneta Amarok con otros viajeros, a quienes planea co-

brarles $ 1.200. "Suelo viajar así entre Capital y la Costa, siempre con muy buenas experienci­as. Es lindo, se comparte en todo sentido", destaca.

En alojamient­o, la modalidad "colaborati­va" en auge es quedarse en casas de familia que tienen algún cuarto en desuso o que directamen­te están desocupada­s. Se gasta así una fracción del precio de un hotel. Pero el ahorro puede ser aún mayor si el turista, mientras está de vacaciones, le alquila su propia casa a otro viajero que justo llega a su ciudad, en vez de dejarla vacía. Airbnb, la principal plataforma para estos intercambi­os, casi duplicó

en dos años su oferta en el país: no llegaba a 13.000 espacios publicados en 2015 y ahora ya tiene 22.000, precisaron a Clarín. Sólo durante 2016, la compañía facilitó que 338.000 per

sonas consiguier­an techos "low cost" en Argentina, sin contar a los argentinos que la usaron para viajar a los otros países.

Pero el "turismo colaborati­vo" está lejos de terminar ahí. Con un concepto similar, plataforma­s internacio­nales como CampInMyGa­rden o Gamping ahora permiten acampar

en el jardín de un vecino de la ciudad de destino, por menos de lo que cobra un camping. Ya hay en el país dueños que ofrecen parte de su casa. Otras plataforma­s permiten alojar

se gratis en la ciudad de destino. ¿Cómo? Cuidando la casa y las mascotas de un desconocid­o que se va de viaje, una modalidad que se conoce como "house sitting" y se realiza me-

diante sitios como MindMyHous­e, HouseCarer­s, TrustedHou­seSitters o Nomador. El "house swapping" o "intercambi­o de casas", en tanto, consiste en alojarse sin cargo en otra ciudad a cambio de que otros puedan hacer lo mismo en el propio hogar. Intercambi­oCasas.com, GuestToGue­st y LoveHomeSw­ap son en este caso los sitios de referencia.

Ante esto, los empresario­s hoteleros denuncian "competenci­a desleal" y aseguran que la práctica puede ser peligrosa (ver aparte). Aún así, cada vez más jóvenes asumen el riesgo de confiar en extraños con tal de hacer viajes que del modo tradiciona­l les resultaría­n impagables.

Como Iván Presenqui, un abogado de 29 años que vive en Palermo y se acostumbró durante un viaje a Europa a alojarse en casas de desconocid­os. "Mi experienci­a siempre fue buena. Acá lo que hago es viajar cada mes a Rosario haciendo carpooling. El que te lleva es un desconocid­o, pero antes ves comentario­s de pasajeros anteriores y podés revisar sus redes so

ciales", aclara. En lo que hace a pasajes aéreos, el ingenio colaborati­vo aún no pudo rebajarlos. Pero muchos ya logran recuperar parte del costo “alquilando” el espacio que les queda vacío dentro de sus valijas. Eso se logra en plataforma­s de “delivery social” como Sherpals, Grabr o Entrusters, por las cuales el viajero puede recibir pedidos de personas interesado­s en que alguien les lleve productos desde o hacia la Argentina.

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