Clarín

Aranguren y De Vido ni se miraron, pero apoyaron las represas de Santa Cruz

- Martín Bidegaray

Juan José Aranguren y Julio De Vido no se miraron ni se saludaron. El ministro de Energía y el ex titular de Planificac­ión fueron al Senado de la Nación a la audiencia pública sobre la construcci­ón de las represas de San

ta Cruz. Ambos apoyaron la iniciativa. El ministro actual y su par Sergio Bergman (de Ecología) se quedaron toda la jornada, a escuchar a casi una centena de expositore­s. De Vido, en cambio, se fue ni bien terminó de ha

blar. Saludó al senador Guillermo Pereyra y salió enfurecido a responder preguntas sobre sus fueros.

Las represas de Santa Cruz fueron licitadas por el kirchneris­mo y adjudicada­s a Electroing­eniería, acompañada por una compañía china. La actual administra­ción prefirió darle

continuida­d a ese contrato -al que había criticado en la campaña electoral- para preservar la relación bilateral con el gigante asiático. Pidió elaborar un proyecto ejecutivo, al que introdujo modificaci­ones en el presupuest­o.

Aranguren y su equipo tomaron casi una hora para explicar los beneficios de las represas. La provincia de Santa Cruz -a través de su vicegobern­ador, Pablo González- marcó algunas diferencia­s con respecto a la propuesta del oficialism­o, pero necesita la obra a toda costa y también acompañó. Entre los legislador­es, la única voz disonante fue la de Fernando “Pino” Solanas, presidente de la comisión de Ambiente y Desarrollo Sustentabl­e del Senado.

Las represas estaban destinadas a consumir US$ 6.000 millones, pero fueron reformulad­as para que su costo se ubique en torno a los US$ 4.700

millones. La Corte Suprema pidió estudios ambientale­s y la realizació­n de la audiencia que se hizo ayer y es probable que se extienda hoy.

Las represas patagónica­s “permitirán hacer frente a los momentos en los que hay mayor demanda energética en el día, que puede ser entre las 1 y las 3 de la tarde en el verano o entre las 7 y las 9 de la noche en el invierno”, marcó Aranguren. “Las represas tienen un bajo costo operativo durante su período de vida útil, alrededor de los 80 años, y alta confiabili­dad. Poseen mínima emisión de gases efecto invernader­o fundamenta­lmente en comparació­n con la energía de fuerte térmica”, agregó el ministro.

“No vamos a defender aquellas represas que ya no son éstas. Pero de- batamos las nuevas condicione­s de las nuevas represas, con nuevo estudio de impacto ambiental. El Gobierno asume lo que tenía que asumir como parte de una revisión integral”, manifestó Bergman.

Entre los expositore­s, hubo dos grupos de opiniones. Los ambientali­stas -que vivaron a Solanas- se oponen a las represas por el impacto que estiman en torno a las tierras cercanas al río Santa Cruz. Llaman al proyecto “atentado” contra el medio ambiente, que dañará el agua y las tierras de la zona, además de afectar a las aves y “riqueza icticola”. En cambio, los especialis­tas en el sector de energía (universita­rios, asociacion­es de generadore­s) argumentar­on su luz verde, resaltando que crecerá la disponibil­idad de electricid­ad en el país y se generará empleo.

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