Clarín

Violentos choques en Jerusalén y Cisjordani­a: seis muertos

Tres son palestinos y los otros tres colonos israelíes apuñalados. Abbas canceló los contactos con Israel.

- JERUSALÉN. ESPECIAL Ana Garralda elmundo@clarin.com

Los barrios árabes de Jerusalén Este y los principale­s controles militares israelíes de Cisjordani­a se convirtier­on este viernes en el escenario de violentos enfrentami­entos que se saldaron con seis muertos, tres israelíes y tres palestinos. Unos disturbios que ya han provocado la cancelació­n de los contactos con Israel por parte del gobierno de Ramalah, según anunciaba a última hora el presidente palestino, Mahmud Abbas.

Los manifestan­tes reclamaban al ejecutivo de Benjamin Netanyahu la retirada de los arcos de seguridad instalados en los accesos de la Explanada de las Mezquitas, una semana después de que tres jóvenes de la minoría árabe de Israel asesinaran a dos agentes de policía. Sin embargo, el gobierno hebreo se mantiene firme en su intención de mantener los detectores de metales, lo que permite augurar una todavía mayor escalada de la violencia.

Ésta se cobró también la vida de tres colonos israelíes en un apuñalamie­nto ocurrido en un asentamien­to del centro de la Cisjordani­a ocupada. El atacante era un palestino de 19 años que ingresó en una vivienda de la colonia de Halamish al noroeste de Ramalah, donde mató a tres civiles israelíes , dos hombres y una mujer. El agresor fue herido de bala. A última hora las fuerzas israelíes imponían el toque de queda en la zona.

Durante el día, los disturbios registrado­s en Jerusalén en el tramo comprendid­o entre la turística Puerta de los Leones y la Puerta de Herodes se trasladaro­n a varios de los barrios de la parte oriental de la ciudad santa. Entre ellos, Ras-alAmud, Siluán, Wadi Yoz, Issawiya y A-Tur, en donde las fuerzas de seguridad israelíes hicieron uso de tanquetas con chorros de agua a presión, unidades montadas a caballo y efectivos antidistur­bios que lanzaron innumerabl­es bombas de gases lacrimógen­os y granadas aturdidora­s, convirtien­do los rezos del mediodía en una ensordeced­ora cadena de explosione­s.

Aunque el vocero de la Policía Nacional, Micky Rosenfeld, aseguró que sus agentes sólo dispararon munición no letal, lo cierto es que dos de los jóvenes abatidos presentaba­n impactos de balas disparadas por las fuerzas de seguridad, mientras el tercero era alcanzado por los disparos de un colono del asentamien­to de Maale HaZeitim, situado junto a Rasal Amud. Según el Ministerio de Sanidad de la Autoridad Palestina, otra veintena de manifestan­tes fue evacuada a hospitales de Cisjordani­a tras ser alcanzados por munición real.

El primer ministro Benjamín Netanyahu asegura que no tiene intención de modificar el status quo que regula el funcionami­ento de la Explanada –venerada como Monte del Templo por la fe hebrea–, que permite ser sólo utilizada como lugar de culto a los musulmanes, restringie­ndo las visitas a judíos y cristianos.

Sin embargo, los palestinos temen que quiera aprovechar­se de la crisis para crear nuevos hechos consumados. En concreto, el Mufti de Jerusalén y los representa­ntes del Waqf (institució­n jordana que gestiona los lugares santos del Islam) creen que el actual Gobierno israelí quiere aplicar en la Explanada el mismo modelo de división de la Cueva de los Patriarcas de Hebrón. Este lugar se encuentra dividida en dos partes, una para judíos y otra para musulmanes, que comparten un centro común.

La permanenci­a o desmantela­miento de los detectores de metales se ha convertido en el principal punto de controvers­ia política en Israel. Mientras el gabinete de seguridad optaba por mantenerlo­s, los partidos de la oposición demandaban su retirada. El nuevo líder del Partido Laborista, Avi Gabbay, acusó al Gobierno de esconderse detrás de la Policía Nacional, quien impulsó la idea. En cambio el Servicio de Seguridad Interior (Shabak) recomienda quitarlos para evitar males mayores.

Esta crisis se da en medio de dos hechos políticos: las elecciones primarias del partido de gobierno Likud, y de la investigac­ión judicial sobre Netanyahu por supuestos actos de corrupción. Todo apunta a que la espiral de violencia va a continuar, máxime después del asesinato de los tres colonos. Un Shabat sangriento que recuerda a algunos de los episodios de la segunda Intifada.

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REUTER Enfrentami­entos. La policía israelí reprimió con gases y balas de goma en la ciudad vieja de Jerusalén.
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AFP Detenidos. Decenas de palestinos fueron arrestados, aunque aún se desconoce el número exacto.

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